Como su nombre lo sugiere, Lhä watsancheyäj (Nuestra naturaleza verde sostenida), abunda en palabras amorosas para el ambiente, este lugar en el que las personas no somos más que tierra. "Parte de la tierra", en palabras de Candela Mendoza, en su poema "La sabiduría oculta del monte".
Lhä watsancheyäj, una colección de poemas de autores que participaron de talleres realizados en el Centro Cultural Tewok, de la comunidad Santa Victoria 2, ubicada en jurisdicción del municipio de Santa Victoria Este, en el extremo noreste de la provincia de Salta, es el segundo libro editado por la editorial cartonera de este Centro Cultural. Aunque en agosto pasado se hizo una presentación virtual, ahora, en el marco de la Feria del Libro provincial y ya con reuniones permitidas, se hizo una presentación presencial, en la ciudad de Salta.
La actividad concentró la atención de buena cantidad de lectores, para emoción de las poetas. Y fue también el ámbito para reflexionar sobre la necesidad de entablar, de una buena vez, un verdadero diálogo entre la diversidad de culturas que habitan este territorio que hoy es el estado provincial de Salta.
"Este libro nos interpela como universitarios", comenzó la presentación Lucrecia Cossio, docente de la Universidad Nacional de Salta. "Creo que va a abrir muchas puertas", "Tenemos que empezar a ver la cosa desde otro lugar", sostuvo.
Y tras comentar algunos aspectos que dan cuenta de la distancia entre la universidad pública y los pueblos originarios de la provincia, citó el poema "Cartita", de Roque Dalton: "Queridos filósofos,/ queridos sociólogos progresistas,/ queridos sicólogos sociales:/ no jodan tanto con la enajenación/ aquí donde lo más jodido/ es la nación ajena", como un ejemplo de esa lejanía.
También recordó al antropólogo y filósofo Rodolfo Kusch, que investigó el pensamiento indígena y popular, fue docente de esta Universidad y cuya expresión "Mi sabiduría viene de esta tierra" es el lema de esta casa de estudios. E hizo un repaso por las riquezas materiales del Chaco salteño, el hidrocarburo, su monte, y el daño que soporta, como los desmontes y la presión del agronegocio, y sus consecuencias: los desalojos violentos, los desbordes de los ríos. Y más antes, el genocidio que impulsó el estado argentino en la Campaña al Chaco.
Abel Mendoza o, por su nombre wichí, Lutsej, docente, cacique de Santa Victoria 2 y presidente de la Unión Autónoma de Comunidades Originarias del Pilcomayo (UACOP), retomó lo de los desmontes. Comenzó pidiendo un minuto de silencio para "nuestros muertos" en la pandemia, y por los desmontes, porque ya viene la temporada de lluvia "y vamos a sufrir muchísimo por lo que se está haciendo".
Mendoza contó el surgimiento de Ediciones del Centro Cultural Tewok y como decidieron que el libro se haga con cartón reciclado, para lo que contaron con la ayuda del poeta Ricardo Piña.
"Yo pienso que el trabajo este es de suma importancia porque aquí es donde nos expresamos como seres humanos que somos de la naturaleza", sostuvo antes de destacar que en Salta hay "una gran riqueza cultural". E invitó al diálogo: "vine a compartir con ustedes", dijo al auditorio de mayoría "blanca".
Añadió que continúan trabajando "para seguir transmitiendo la cultura originaria", contar "quiénes somos nosotros, de dónde venimos".
A propósito del diálogo y de las resistencias, ese mismo día, el jueves último, se presentó el libro Sam Samtes - Nuestras Palabras, de Fidelina Díaz, integrante del Pueblo Chorote, de Santa Victoria Este, que rescata palabras de su pueblo, "un aporte para la intercultural bilingüe", en sus palabras.
Y ayer, el médico Guillermo Plaza, de la Nación Diaguita, presentó Poemas de la resistencia, un poemario que aborda la resistencia de su Pueblo entre 1560 y 1667 en la zona de los Valles Calchaquíes.
La devastación de los colonizadores
La presentación tuvo quizás el momento de mayor emoción cuando algunas autoras leyeron poemas y otros textos. Evita Mendoza leyó un texto sobre el origen del color de la chuña, que contaba su padre. El texto tiene un remate/dedicatoria: "A la memoria de nuestros hermanos originarios que sufrieron la triste devastación por los colonizadores".
La poeta y maestra intercultural bilingüe Karina Mendoza también habló del monte: "Hay mucha tala de árboles, nuestros amigos los pájaros se están yendo. Se extrañan sus cantos".
También explicó que al ser el wichí una lengua que siempre fue oral, escribir el libro implicó una labor adicional para escribir este idioma, y también para traducir, porque es una obra bilingüe. Sostuvo que esto es algo que "queremos sostener" porque muchas lenguas se están perdiendo y quieren evitar que eso ocurra con el wichí.
Como las otras autoras, terminó leyendo un texto del libro. "Naturaleza, no creas que no te quiero", dice uno de sus versos. "La naturaleza es muy importante, no solo para mí, sino para todos los animales, los pájaros. Es hermosa, porque protege de la calor, del sol", volvió a recordar. En Chaco salteño, con temperaturas que superan los 40 grados y un sol que calcina, la sombra no es un bien menor. "La calor, que ahora es inmensa", por los desmontes, puede llegar a matar, señaló.
Paloma Mendoza, Hokinaj, en wichí, leyó uno de sus poemas: "Ves, veo, vemos/ está en nuestas manos, está en nuestra visión. / Ves, tu alma ve./ Ves, eres verde./ Soy verde, son verdes./ Mira a tu alrededor y las verás./ Y lo veré y lo verán".
Ana Julia Mendoza, Kates, explicó la pintura de la tapa, que simboliza "el camino que llevamos todos, que sigue", y leyó su poema sobre el espíritu de fuego, que "cuida mi espíritu".
Poetas de la selva y poetas urbanos
"Este proyecto nació de poetas de la selva y poetas urbanos", contó sobre el final la poeta Verónica Ardanaz, Chokok, en wichí. Recordó que la iniciativa fue premiada por el Fondo Provincial de las Artes. Y insistió en que "Está ausente todavía el diálogo intercultural" que es el que de manera incipiente hicieron en los talleres del Centro Cultural Tewok.
También adelantó que las piezas de arte ancestral que se expusieron en la presentación son "un avance" de una muestra que se hará en breve, con la característica de que la curaduría será de ellos mismos. "Esto es inédito", destacó.
En el final actuó un grupo de copleras y copleros kollas encabezados por Balvina Ramos, y Luisa Caminos. "No tenemos palabras para expresar nuestra emoción" por la presentación de esta obra, dijo Ramos. Y destacó que en el grupo del Pueblo Kolla había personas de Iruya, Santa Victoria, Vizcarra, Nazareno, "de todos estos pueblitos que están perdidos en la montaña", gente que por una razón u otra tuvieron que ir de sus comunidades "y vivimos desarraigados".