Sabido es que Osvaldo Bayer fue un prolífico escritor, periodista, docente y sobre todo militante social. Libros, artículos, relatos e inolvidables contratapas en Pagina/12, se pueden contar por miles.
Lo cierto también es que Osvaldo fue sobre todo un hombre de acción. Donde fuera que se lo llamara por una causa relativa a la defensa de los derechos humanos, se sumaba de cuerpo y palabra sin dudar.
En una entrevista de 2008 dirá: “el intelectual debe tener todas las libertades para escribir o decir su pensamiento, pero, eso sí, tiene que ser solidario con los que sufren y salir a la calle por ellos. Si no, ¿para qué sirve la intelectualidad, si se aísla en la torre de marfil y no escucha los ruidos de la calle?”. Una declaración que lo describía tal cual sus actos.
Bayer comenzará a gozar de un reconocimiento social a partir de su libro “La Patagonia Rebelde”, una saga de cuatro capítulos editados entre 1972 y 1978 (el último en 1978 durante su exilio) luego de intensos años de investigación por la Patagonia profunda.
Gracias a este trabajo pudieron ser de conocimiento público los fusilamientos cometidos en diciembre de 1921 en tierras santacruceñas, hecho que no fue aislado sino que representaba los padecimientos de la clase trabajadora en aquellas épocas.
Pronto a cumplirse 100 años del trágico suceso, la figura de don Osvaldo se hace presente una vez más. Y es con esta excusa que diferentes allegados relatan visitas y vínculos que lo unen al “viejo ácrata” con la provincia de Salta.
Un reconocimiento Honoris Causa
Juan Barbosa se desempeñó durante dos gestiones en la Universidad Nacional de Salta como secretario del Consejo Superior. En 2005 su firma quedará estampada en una resolución, propuesta por la Asociación de Docentes e Investigadores de la Universidad Nacional de Salta, que trascenderá el tiempo otorgando un reconocimiento Honoris Causa a Osvaldo Bayer.
“La idea de ese periodo de gestión era reivindicar los principios de la Universidad Nacional de Salta. Principios populares y latinoamericanos. Buscábamos darle una identidad mas progresista a través de estos reconocimientos. Como lo dice el escudo de la Universidad 'Mi sabiduria viene de esta tierra'", comenta Barbosa y agrega en este sentido "durante esas gestiones realizamos varios Honoris Causa, a Nora Cortiñas, Stella de Carlotto y a Osvaldo Bayer, a quien consideramos fundamental reconocer”.
Aquella resolución del 5 de diciembre de 2005 fundamenta, en un emotivo texto, de esta manera: “Que Osvaldo Bayer representa un ejemplo de intelectual surgido del seno de nuestro pueblo, que en su vida ha demostrado un compromiso con las causas más nobles del mismo / Que su pluma ha denunciado con rigor histórico a las dictaduras, a los genocidas, a los gobiernos genuflexos / Que Osvaldo Bayer representa un ejemplo de intelectual, de docente y de ciudadano argentino y un modelo para los jóvenes de nuestra Universidad / Otorgar al escritor OSVALDO BAYER el titulo de DOCTOR HONORIS CAUSA de la Universidad Nacional de Salta, en reconocimiento a su tarea en defensa de los olvidados, de los valores democráticos y de los Derechos Humanos.” Son algunas de las citas que contiene el texto.
Recuerda Barbosa que “en aquella oportunidad fueron dos las charlas que Osvaldo llevó adelante, una en el Centro Argentino y otra en la Universidad”.
También rememora anécdotas surgidas en las charlas que pudo tener con Bayer aquellos días: “Cuando llegó Osvaldo tuvimos varios intercambios, y en una de esas charlas le dije que tenía que escribir sobre lo sucedido en Salta Forestal (...). Rápidamente me miró y retrucó ‘¿y porque no lo hacen ustedes?’ nos reímos… ¡tenía razón! como si fuera poco lo que hizo en su vida, uno le seguía pidiendo”.
Las putas de San Julián
Rubén Mosquera es director y autor de diversas obras teatrales. Sus composiciones lo llevaron a descubrir infinitos caminos y a conocer grandes personas.
El director cuenta que “Un día, al finalizar la función de una obra que estaba realizando en el Teatro Cervantes, llega un acomodador y me dice ‘el señor Osvaldo Bayer lo está esperando, quiere hablar con usted’. Él había venido junto a un amigo en común. Nos saludamos y me dijo que le gustaba la estética que utilizaba y la forma en que trataba la figura de la mujer... y ahí nomás me propuso hacer la historia del prostíbulo. Me agarró un poco de sorpresa y le dije que me lo dejara pensar”.
La historia del prostíbulo refiere a lo hechos ocurridos en la localidad de San Julián el 17 de febrero de 1922, luego de los fusilamientos relatados por Bayer en el libro “La Patagonia Rebelde”.
En aquel lugar las prostitutas, al recibir las visitas de los soldados implicados en las matanzas de obreros, dijeron firmemente “con asesinos no nos acostamos”. Este acto de rebeldía manifiesta contra la autoridad también será rescatada del olvido en la investigación que llevó adelante Osvaldo.
Mosquera relata como fue madurando la idea de la obra: “Varias veces nos encontramos a charlar con él a su casa, y ahí fue surgiendo la primera idea, que era hacer una obra muy grande, épica, con 50 o 60 actores en escena. Pero era imposible ese despliegue, así que me aboqué a pensar el relato simplemente a partir de lo que pasaba en el prostíbulo y que todo lo demás fuera un contexto. Cuando avanzaba en el guión me daba cuenta, en mis conversaciones con Osvaldo, que las investigaciones de la Patagonia a él y a su familia les modificaron la vida totalmente. Entonces le dije ‘yo creo que tenés que ser un personaje de la obra’, y aceptó ser actor sin problema. Fue el tipo mas dócil del mundo, estudiaba mucho la obra, fue muy responsable, no faltaba a ningún ensayo, tampoco faltó nunca a ninguna función salvo cuando su esposa tuvo un problema de salud en Alemania. Hicimos casi 100 funciones por varias provincias”
Una de las tantas provincias que la obra visitó fue Salta. De aquella oportunidad Mosquera relata: “Recuerdo muy bien la experiencia de Salta. Estuvimos en el auditorio Rafael Villagrán. Íbamos a hacer una sola función porque veníamos de Tucumán e íbamos hacia Jujuy. ¡Pero se junto muchísima gente! En un momento vino una señora responsable del lugar y me dijo ‘por favor hagan una segunda función, les traigo comida o lo que necesiten. Descansen pero hagan otra función porque me van a prender fuego la sala’, era impresionante la gente que había. Tuvimos entonces que hacer la segunda función que empezó a las 11 de la noche... y todavía quedó gente afuera que nos pedía que nos quedemos un día mas para otra función. Fue la única vez que hicimos 2 funciones ¡además Osvaldo teníia casi 90 años!”.
Rubén rememora esos días con enorme gratitud. “El recuerdo de aquello es hermoso. De la sala nos fuimos pasadas las 2 de la mañana porque estuvimos más de una hora con Osvaldo saludando gente. Él era un persona muy generosa, a veces yo me tenía que poner en agrio con la gente para que lo dejaran, porque si no era imposible... entre fotos, firma de libros, anécdotas, ¡no nos íbamos más!”.
“Una vez que Osvaldo falleció, al tiempo retomamos la obra ya sin él. Fue muy pedida en diferentes lugares y sigue con mucho éxito. Ahora está en cartel en Buenos Aires y en diciembre vamos a estar de gira por Santa Cruz en la conmemoración de los 100 años”, comenta el director de la obra.
Mosquera se emociona y agrega un último recuerdo: “Algo que me gustaría recalcar es que todas las funciones que estamos haciendo esta temporada las dedicamos al salteño Raúl Fernández. Porque Raúl era su amigo inseparable, era su escudero. Me tocó de alguna forma heredarlo como amigo luego de la muerte de Osvaldo... No conocí persona más buena, servicial y sensible que Raúl. Además, él fue una de las personas que más insistió con que la obra se siga haciendo, siga estando en cartel. A Osvaldo una vez se lo dije, que le admiré muchas cosas y nunca le envidié nada, aunque sí le envidié poder tener un amigo como Raúl”.
Un amor a primera vista
Daniela tiene 33 años, vive en Salta y es hija de Raúl Fernández, amigo entrañable de Osvaldo Bayer. A Raúl le decían “el Indio”, apodo que le puso Osvaldo a poco de conocerlo. Se acompañaron mutuamente en un amor incondicional por los últimos 20 años de sus vidas.
Nacido un 27 de septiembre de 1948 en una Salta plena de guitarra y bohemia, Daniela lo trae al presente. “Mi viejo nació en la calle Balcarce, donde hoy están todas las peñas. Cantaba muy bien y escribía cantidad de poesías. También escribió una obra junto con Ariel Petroccelli que se llamaba ‘Vida, pasión y muerte de Pedro el campesino’, que era la historia del Che. La obra fue censurada en la dictadura y, entre otras cosas, por esto se tuvo que ir de Salta, lo estaban buscando. Inclusive estuvo desaparecido en Buenos Aires, torturado... pasó un montón de cosas que prefería no contar”.
“El Negro”, como también lo conocían sus amigos y familiares, dejó a un lado su veta artística para volcar la vida entera en la pelea por los derechos humanos, específicamente trabajando con y para las comunidades originarias.
En estas idas y venidas, luego del estallido de 2001, es que cruzan caminos con Bayer. Cuenta Daniela que “Cuando se conocieron fue amor a primera vista. Para mi viejo, Osvaldo fue un amigo, un maestro, un padre, un amor incondicional. Ellos se conocen en el monumento a Roca, donde organizaban movidas para sacar la estatua. Se la pasaban juntando pedazos de bronce, llaves y demás para hacer allí una diferente. También fueron los años en que participaban en la asamblea de Floresta donde organizaron diferentes actividades” cuenta Daniela (https://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-29145-2003-12-11.html).
La hija de Fernández recuerda sus largos y sonrientes encuentros mientras urdían nuevos planes: “Ellos compartían mucho el humor. Se daban el lujo de ironizar todo, se entendían en esa ironía, un humor lindo. Se la pasaban cargándose entre ellos (...). Los recuerdo tomando algo y pensando en la próxima travesura que iban a hacer. Los dos juntos no paraban, hacían las cosas con una pasión increíble”.
“Osvaldo falleció para el día de mi cumpleaños, un 24 de diciembre. Yo hacía 15 años que vivía en Salta y justo ese año viajé a Buenos Aires para pasar el cumpleaños con mi viejo. Por suerte, después de tanto tiempo fui a estar con él en ese momento tan difícil. No podía creer la tristeza y el dolor que tenía mi viejo. Nunca lo había visto tan mal, tan destruido. Fue un desgarro muy grande. Para él la vida fue muy dura desde que nació, entonces con gente como Osvaldo o Norita se sentía bien, de alguna forma eligió su tribu”, rememora la hija de “El Negro”.
El 2 de enero de 2021 Raúl Fernández dejó físicamente este plano. Hay quienes aseguran que a los pocos minutos, ya estaban pensando junto a Osvaldo la próxima travesura.
Reconocimientos, difusión, amigos, anécdotas, solidaridad, brazos abiertos y cuerpo presente junto a la palabra. Todo esto sucedió en la vida de Osvaldo Bayer y todo eso también sucedió en los vínculos que unieron, a través de los años, a don Osvaldo con la provincia.
Su figura, siempre filosa, con mirada aguda y a contrapelo de la literalidad de la vida, muchas veces fue una piedra en el zapato inclusive para aquellos que lo invitaron a compartir una mesa.
El viejo ácrata se fue como vivió, coherente y apasionado. Y esa huella también quedó marcada en la provincia de Salta.