El presidente electo de Nicaragua, Daniel Ortega, tendrá en su nuevo gobierno enormes retos, con una crisis política irresuelta desde 2018 y la amenaza de un aislamiento internacional. A continuación destacamos cuatro grandes desafíos de su cuarto mandato consecutivo:
Aislamiento internacional
Estados Unidos, que el domingo consideró como "una farsa" los comicios, y la Unión Europea que dijo los resultados "carecen de legitimidad", impusieron sanciones a funcionarios y familiares de Ortega tras las protestas antigubernamentales de 2018 y tienen planeado aumentar la presión diplomática y económica al país centroamericano.
Para el analista y exdiplomático Edgard Parrales, Ortega va a tener que lidiar con la falta de reconocimiento a su gobierno, lo que tendrá "consecuencias" diplomáticas, económicas y sociales. Sin embargo, el politólogo costarricense Kevin Casas advierte que la maniobra de la llamada comunidad internacional es ahora "más limitada" y que, además, Ortega puede recurrir más a Rusia y China. "El hecho de no reconocer la legitimidad de unos comicios no funciona como una varita mágica que va a transformar la situación de colapso democrático en Nicaragua", afirmó.
División interna
Nicaragua está sumida en un crisis política desde 2018. El encarcelamiento de más de 150 opositores, entre políticos, líderes sociales, estudiantes, periodistas, empresarios a los que el mandatario tilda de "criminales" y "terroristas" que se organizaron para un golpe de Estado con ayuda de Estados Unidos, aumentó la polarización.
A inicios del proceso electoral, el presidente anticipó que convocará a un diálogo nacional, pero se desconoce quiénes serán los interlocutores. Es posible que en esas negociaciones Ortega ofrezca liberar a opositores presos, y otorgue pequeñas cuotas de poder en el campo económico a los empresarios, en opinión del sociólogo Oscar René Vargas.
Deterioro económico
La economía nicaragüense es débil. La más pequeña de Centroamérica con un modelo agroexportador. Pese a rezagos por la crisis política y la pandemia, las autoridades esperan en 2021 una recuperación superior al seis por ciento.
En el último año la recuperación descansó en las remesas familiares por casi 1.400 millones de dólares (de enero a agosto) y aportes del Banco Mundial, el FMI, el BID y el BCIE de más de mil millones este año, según el analista Eliseo Núñez. Debido al aislamiento internacional en que ha caído el gobierno, Núñez advirtió que ese financiamiento "va a detenerse" en 2022.
Pero el ministro de Hacienda y Crédito Público, Ivan Acosta, con optimismo asegura que "la paz, seguridad y estabilidad económica" es posible cuando se deponen "diferencias" en favor del "interés nacional".
Exclusión y migración
Las calles son un mercado ambulante y en las casas florecen ventas de ropa usada, pollo asado o mascarillas contra la covid-19. "La gente vive con lo mínimo, el costo de vida es demasiado alto, se hacen negocios de sobrevivencia", dijo el economista Luis Núñez. Ortega tendrá que reñir con ese malestar creciente por el aumento continuo de las tarifas de servicios básicos.
La pobreza alcanza a 1,6 de 6,5 millones de nicaragüenses, según datos oficiales de 2014. La migración es una válvula de escape, ya sea por razones económicas o políticas. Unas cien mil personas han salido de Nicaragua desde 2018, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).