El 17 de octubre la televisión argentina cumplió 70 años desde su primera transmisión. Si bien siete décadas, para la historia de un medio, no parecería ser un número muy alto, en estos años hemos transitado por diferentes etapas: el surgimiento de una televisión precaria (1951), la consolidación de una televisión privada (1960), la crisis política y de un sistema de medios (1973), la modernización tecnológica y la persecución y censura ideológica (1976), el esperado retorno a la democracia y el continuismo legal mediático (1983), el advenimiento en tiempos menemistas de la privatización y concentración multimediática (1990), la crisis política y mediática al comienzo del nuevo milenio (2001), la discusión y sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (2009), para llegar así al escenario actual de desplazamientos de los consumos vía streaming, la micro segmentación de los públicos y una televisión de aire cada día más preocupada por llegar a un rating de dos cifras.
La televisión de aire, que supo ocupar el centro de la escena familiar y mediática, hoy se caracteriza por dos tipos de contenidos: los programas de juegos y entretenimientos por un lado y, por el otro, el panelismo como mega-género que atraviesa horarios, canales, géneros televisivos y ocupa desde hace más de una década un alto porcentaje de tiempo de programación. De lunes a viernes, desde la mañana hasta la medianoche, diferentes grupos de panelistas se ubican de manera semicircular para hablar de todo aquello que la agenda del día amerite. Se debate con igual pasión e intensidad sobre temas vinculados a la covid, las próximas elecciones, L-Gante, o un certamen de baile del prime time.
Según datos recientes del proyecto de investigación** “El panelismo en la televisión contemporánea argentina”, actualmente se emiten 18 programas con un total de 90 panelistas. Es América TV el canal que más emite panelismo con un 41% del total de su programación. Resulta interesante reflexionar sobre el predominio de este tipo de programas en un momento en el cual la televisión viene en baja, por ello en el proyecto de investigaciónse ha indagado en torno a los públicos seguidores de estos programas: ¿cuáles son sus hábitos, gustos y formas de consumo? Quienes más desprejuiciadamente elogian estos programas son los grupos etarios jóvenes (entre 18 y 24 años), que realizan un consumo irónico; el programa predilecto es Los ángeles de la mañana (Canal 13), al que ven como pantalla de fondo mientras trabajan o estudian, pero con espíritu de telenovela, siguiendo el día a día de famosxs y mediáticxs. En las personas mayores, el panelismo funciona como radio, como compañía, ruido de fondo. Un dato no menor es que las entrevistas a lxs televidentes se realizaron durante mayo, junio y julio de 2021, aún predominaba el trabajo y el estudio desde el hogar mientras transitábamos la segunda ola de COVID; y funcionaba allí el panelismo de espectáculo como evasión de una televisión violenta y agrietada.
A 70 años de los inicios de la televisión en el país, con décadas de programas conversacionales desde Almorzando con Mirtha Legrand, pasando por los de Mauro Viale en los ´90, así como los programas de debate sobre fútbol y los magazines de espectáculos, la televisión continúa hablándose a sí misma, repitiendo viejas fórmulas y oscilando entre el juego y la polémica.
* Investigadora del CONICET, docente UBA.
** Equipo integrado por Paula Gago, Gastón Cingolani, Mariano Dagatti, Mariano Fernández, Violeta Gimpelewicz, Elisa Fornasari, Mariano Cicowiez, Paula Franco y Agustín Sarhan.