Mujeres que no fueron tapa (Mqnft), una comunidad online que busca romper con estereotipos estéticos femeninos, lanzó en octubre del año pasado la campaña "Hermana, soltá la panza", que propone llenar las redes sociales de fotos de mujeres reales para "hackear el operativo bikini" y desarmar el mandato de llegar flacas y esculturales al verano.
En respuesta a esta convocatoria, ya hay más de 4.000 mujeres de todas las edades que mandaron fotos y videos -algunas de cuerpo entero, otras recortadas- junto con los relatos de experiencias personales que dan cuenta de lo opresivo que se torna por momentos la exigencia de "meter la panza" que vienen escuchando desde la infancia.
"Es la primera vez que me doy cuenta, a mis 38 años, que mi panza es normal, que es parecida a la mayoría de las panzas. Increíble cómo nos venden imágenes de cuerpos súper minoritarios como si eso fuese lo normal o lo más común. ¡Qué loco hacer ese clic y qué necesarios estos espacios para hacerlo!", dice uno de las tantas respuestas que disparó esta campaña y que pueden leerse en la cuenta de Instagram de Mujeres que no fueron tapa.
Además de querer mostrar panzas naturales y no en pose para lucir lo más delgada posible, muchas de las fotos compartidas muestran cicatrices, estrías, tatuajes, manchas, y otras características propias de la piel, que muchas veces se tratan de anular por verse "poco estéticas".
"El hashtag lo venimos usando desde hace cinco años cuando llega esta época, pero este año lanzamos la campaña porque me pareció que todo estaba mucho más opresivo en relación a los cuerpos", señaló la artista visual y referente de Mqnft, Lala Pasquinelli.
La activista explicó que "cuando hablamos del modelado de los cuerpos no es que estamos hablando exclusivamente de la panza, hablamos de todo lo que implica exigirnos esto de no tener panza" que en el fondo lo que plantea es "que si el cuerpo tiene la forma que tiene, es un cuerpo inadmisible".
"Las mujeres cuentan cómo desde muy pequeñas, les decían que había que meter la panza con todo lo que implica esta restricción. Todas hemos sido educadas en esto de no decir, no soltar, no expandirte, no ocupar el lugar", agregó.
Asimismo, Pasquinelli advirtió que "por supuesto que esto no es una crítica" a esas mujeres que encarnan el modelo hegemónico de corporalidad, sino al modelo mismo que "nos exige a todos los cuerpos no tener tejido y enseñar los huesos a pesar de que eso implica exponernos al hambre, a la desvitalización, a la extenuación física, a las cirugías".
"Es un discurso que nos vuelve a cosificar, a ponernos en el lugar de objetos y a decir que nuestro lugar en el mundo es ser agradable a la vista y que ser agradable es eso que nos muestra ahí", sumó.
En ese sentido, sostuvo que la consigna "soltar la panza" implica todo lo contrario y apela a "soltar la incomodidad de estar apretada, soltar los discursos de odios sobre nuestros cuerpos y, reconocernos como somos ocupando el espacio material que ocupamos".