El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se sumó al coro de dirigentes que, aprovechando el contexto de conmoción tras el crimen del kiosquero de Ramos Mejía, salió a pedir mano durísima. Pero, por error o desconocimiento, pidió algo que ya existe: “Un régimen penal juvenil especial” porque, en su opinión, “un chico puede votar a los 16 pero no es punible”.
El pedido del referente de Juntos por el Cambio tuvo un tono fiel a su estilo. No lo hizo con la estridencia vengadora de José Luis Espert, que dijo que a los delincuentes había que convertirlos en un “queso gruyere”, o el de Patricia Bullrich, que habló del “empoderamiento de los delincuentes”. La del dirigente porteño tuvo más mesura y formalidad.
El régimen penal juvenil, algo que existe hace más de 30 años
“Con menores, para mí, no es bajar la edad sino que haya un régimen penal juvenil especial”, dijo. Sin embargo, en la Argentina sigue vigente el Régimen de Penal de Minoridad que, por ley 22.278, dictó el último gobierno de facto.
Esa legislación declara la no punibilidad de menores de 18 años pero establece un sistema tutelar que, so pretexto de medidas proteccionales, permite que los adolescentes que cometen delitos sean privados de su libertad.
No se les puede aplicar el Código Penal con condenas como a mayores de 18 años o adultos, ni ir presos en cárceles comunes, pero sí ingresar, por un período de tiempo, en un régimen de encierro en institutos de menores también llamados centros de recepción.
La imputabilidad de los menores
En su hilo argumental, el jefe de gobierno porteño recurrió a sus tópicos más conocidos, como la legalidad internacional, lo que ocurre en otros países supuestamente más civilizados, la institucionalidad y los demás lugares comunes con los que se puede justificar todo.
Máxime después de las movilizaciones en reclamo de justicia por el asesinato de Roberto Sabo, de 48 años, y por el que están detenidos Leonardo Daniel Suárez, de 29, y una adolescente de 15 años.
Es más, intentó matizar su exigencia de meter presos a los chicos y chicas. “Capaz no lo es de la misma manera que un adulto pero eso no quiere decir que no tenga que ser punible”, dijo durante un reportaje por radio Metro.
La falacia ad hoc que refieren los sectores de derecha es la de siempre: si un adolescente puede hacer cosas de adultos, también puede ir preso como un adulto. Esta vez, la utilizada por el jefe de gobierno porteño en campaña fue: “Un chico puede votar a los 16 pero no es punible, ahí hay una contradicción”.
No obstante, el adolescente de 16 o 17 que vota también puede ser penalizado por la legislación que, con todas sus falencias y cuestionamiento, sigue vigente y brinda la posibilidad de lo que el jefe de gobierno en campaña electoral salió a exigir.
En su aparente equidistancia, Rodríguez Larreta evitó hablar de una formal baja de la edad de imputabilidad, que es lo que Juntos por el Cambio había intentado durante el gobierno de Mauricio Macri y fracasó cuando presentó en el Congreso y proyectos de Responsabilidad Penal Juvenil. El grueso de las instituciones lo rechazaron.
Para Rodríguez Larreta, la cuestión “tiene que ver con la educación pero con que haya instituciones, con los temas sociales, con que hay menores que matan gente. Hoy un chico puede votar a los 16 pero no es punible, ahí hay una contradicción. No puede ser que no sea punible”.
“El tema de la inseguridad es muy complejo”, prosiguió en su razonamiento y lo ató a la coyuntura electoral de cara a los comicios del próximo domingo: “La gente está harta de la inseguridad, la inflación, no se consigue laburo, los chicos estuvieron casi todo el año sin clase. No veo razones para que cambie el voto”, dijo durante ese reportaje en el que, como quien no quiere la cosa, admitió de soslayo sus intenciones a presentarse como candidato presidencial en 2023.