Hoy, a las 19, en el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino (Bv. Oroño y Av. Pellegrini, Rosario) se inaugura la exposición fotográfica Birri, Roma y El Fantasma, del reconocido fotógrafo argentino Roberto Graziano. Con selección de obras por su autor, y textos por él mismo y por Jorge Alemán, la muestra es organizada por el Consulado Italiano de la Provincia de Santa Fe, con la colaboración del Museo Castagnino. Se puede ver hasta el 1 de marzo de 2022 en el hall central del Museo y tiene dos partes: una realista y documental, otra más artística y abstracta. El protagonista es el cineasta santafesino Fernando Birri y su entorno es el barrio romano del Trastevere, donde ambos vivieron en el exilio, a partir de la dictadura. "Birri, Roma y El Fantasma es un encuentro entre el exilio, la utopía y la esperanza", escribió Roberto Graziano en uno de los textos de sala.
"La primera muestra que hice en Buenos Aires fue en una galería de un rosarino, Eduardo Miretti", contó a Rosario/12. "Me lo presentó Raúl Santana. Tenía la galería en sociedad con (el marchand Álvaro) Castagnino, debajo del restaurante Filo (San Martín y Alvear). Fue en los '90. Víctor Magariños (1924-1993) hacía poco que había muerto. La muestra se llamó Fotos de artista. La volví a hacer hace unos años (en 2013) en el Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires como Los rostros del arte", evocó.
La "fotografía en movimiento" de Graziano no debe confundirse con una "foto movida", diferencia que el artista explica hasta donde le es posible hablar sin revelar secretos. Sus influencias vienen de la pintura, en especial "del arte abstracto y geométrico, lo que hacía Víctor Magariños. Con él rara vez nos poníamos a hablar sobre arte. Sin darme cuenta, me hizo incorporar un montón de cosas viendo la obra. Con víctor fue siempre un misterio eso. No es que hablábamos tanto. Yo hablo más con Magariños ahora. En esa época era otra comunicación. Por ejemplo, yo llegaba a su taller y me ponía a mirar todo lo que había hecho. Después fui conociendo otros artistas multiespaciales, como Jorge Pereira. Pienso que también en el arte abstracto hay emociones, y que también hay poesía en el arte abstracto. La gente no habla de eso. Rogelio Polesello era muy amigo. Fuimos a ver una muestra de Polesello y una de las obras me hizo llorar, ¡me emocionó tanto! Era un acrílico. Rogelio trabajaba mucho con la transparencia", recordó Graziano.
-¿Por qué "el fantasma"?
-El término "fantasma" aparece por el psicoanálisis, porque tengo muchos amigos lacanianos. Y por las imágenes. En las imágenes que hago, hay un movimiento y es como que aparece otro en la misma imagen; vos podés ver una persona y algo más, como un aura que lo acompaña.
-¿Cómo y cuándo aparece "el fantasma"?
-Yo estaba trabajando de fotógrafo de escena en un teatro en Roma, y estaban probando una obra sobre tango de un italiano. En el escenario había una tela. Y los que bailaban en la obra se equivocaron y en vez de estar bailando por delante de la tela fueron por detrás. Yo los fotografié y eran como una sombra. Ese fue el inicio. Y empecé a hacer esos trabajos con el movimiento, la cámara a baja velocidad, no una fotografía movida ni fuera de foco. Víctor no llegó a ver eso, murió antes. Cuando empecé a laburar así, a Fernando (Birri) le gustaba mucho y me decía: "Investigá, investigá".
-¿Con Fernando se conocían antes del exilio?
-No. Yo tenía amigos que hacían cine, y se hablaba de Birri, pero yo no lo conocía. Y en Roma lo conocí. Nos hicimos amigos. Vivía a la vuelta de donde yo tenía el estudio, en el Trastevere.
-¿Cómo se conocieron?
-Hubo una reunión de exiliados en el Campidoglio de Roma. El intendente de Roma había convocado a exiliados argentinos, uruguayos y chilenos. A mí me invitaron a ir. Fui, Fernando estaba ahí y me lo presentaron. No me acuerdo qué dijo, que yo no estaba de acuerdo. Empezó a discutir... Cuando pasaba caminando por el estudio nos mirábamos de mala cara... viste, cosa de porteños... Pero un día nos miramos. "¿Qué tenemos que hacer nosotros?" "¿Y a vos qué te parece?" Y terminamos dándonos la mano y nos hicimos amigos. En la calle, eh. Fue bárbaro eso. Nos veíamos, íbamos a tomar café todos los días, y después sí, con el tiempo hubo otra amistad, más grande. Aparte era amigo de unos amigos que tenía yo ahí en Roma, italianos. En los últimos años nos frecuentábamos mucho. Con él y con la compañera de él, con Carla. Me gusta cocinar, al "viejo" le gustaba el pavo. Y yo hacía un pavo con frutas... Y le encantaba el laburo que hago yo, eso del movimiento, del fantasma. Con él empecé a hacer esas fotos de movimiento. Estas fotos son de los años '90, 2000, 2001, 2002... Y cuando Fernando (Birri) vino a que le dieran el premio a la carrera en el Festival de Mar del Plata (el premio Astor, que también recibió Pino Solanas, en la 19ª edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, en marzo de 2004) me dijo: "¿Por qué no las juntás, te venís para Mar del Plata y hacés una muestra?" Y ahí hablamos con el Castagnino de Mar del Plata (llamado así en honor al pintor Juan Carlos Castagnino. La recurrencia de nombres de museos sorprende a Roberto: "Los dos son Juan", comenta).
-Volviendo a Birri...
-Es toda una historia, que un día dijimos por qué no me hacés a mí una foto... y bueno, te voy a hacer una foto. Y nos encontramos en un bar de ahí, frente a la plaza de Santa María en Trastevere, y empezó a llover. Y se unieron cantidad de elementos. Porque para fotografiar como fotografío yo, es una imagen y el referente. Y aparece algo que no se sabe exactamente qué es. Si es el fantasma, si el aura... Entonces empecé a trabajar sobre eso y me di cuenta de que no era una fotografía movida, era una fotografía en movimiento. Y que podía provocar eso. El movimiento yo también lo provoco, con el movimiento de la cámara... No solamente con elementos técnicos de la fotografía, como bajar la velocidad, porque ahí lo que te aparece normalmente es una foto movida. Para que fuera movimiento, yo empecé a aprovechar que había que provocarlo. Pero que había que osar. Porque si después te pasás de eso, ya es una cosa que no tiene ningún sentido. Porque desaparece la imagen. Y empecé a estudiar, a ver esto con Fernando, cuestión que a todo esto se levantó una pequeña tormenta y empezó a llover. Y empezó a jugar también, más allá del movimiento, algo que era inesperado, que era la lluvia. Y la lluvia interviene también en la imagen. Que no era una cosa pensada eso. Y que hace una parte de la imagen. Hay momentos que aparece el fantasma claro y todo lo demás está en movimiento y una parte está en foco, no está en movimiento. Pero el resto acompaña a todo. Y después fui avanzando. Lo de Fernando creo que fue un punto de... no de inicio, pero como que se acoplaron cosas porque Fernando puso de lo suyo, conociendo la fotografía por ser cineasta, y por ser actor, también. Entonces el rol de él como actor ayudó a que se dieran una serie de cosas. Por lo que después hablamos, yo me di cuenta de que él actuó de una determinada forma, y en la muestra se ve eso. Y la técnica. Pero yo no me siento un fotógrafo técnico. Me siento más como un artista que utiliza elementos técnicos, una vez de una forma, otra de otra... no sabés nunca hasta dónde se llega. Yo digo que eso es osar. Porque si te pasás de rosca ya no ves más nada.