No esperaron un minuto. La oposición -y en particular Juntos por el Cambio- se lanzó sobre el asesinato de un kiosquero en Ramos Mejía para convertirlo en el eje central de la última semana de campaña. Mientras la familia de Roberto Sabo reclamaba justicia, los candidatos sin ningún disimulo lo usaron como parte de su estrategia electoral. Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, Diego Santilli fueron solo algunos de los que culparon al Gobierno y ofrecieron distintas soluciones de mano dura (Santilli ya tenía, de hecho, ese eje como uno de sus principales caballitos de batalla). También se sumaron Cynthia Hotton y Florencio Randazzo. Solo los superó José Luis Espert, que propuso que la policía haga ejecuciones sumarias de delincuentes hasta dejarlos hechos "un queso gruyère".
El kiosquero Roberto Sabo fue asesinado a balazos en un intento de robo en La Matanza. Dos personas fueron detenidas por el delito. Al instante el dispositivo mediático y opositor se cirnió sobre el caso sin dar tiempo ni al duelo y con la idea de convertirlo en un nuevo caso Blumberg. De hecho, el falso ingeniero Juan Carlos Blumberg, estuvo en una de las marchas en las que se pedía justicia por el hombre asesinado (una de ellas fue reprimida con gases lacrimógenos y balas de goma cuando se hizo presente el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni). Blumberg, quien tuvo una fallida carrera política, supo condicionar con marchas masivas al gobierno de Néstor Kirchner y obtuvo de él la votación del endurecimiento de distintas penas. En la marcha por Sabo, sostuvo que el problema es que hay un "gobierno de chorros y delincuentes". "Así que este domingo hay que saber votar bien", completó el uso electoral del caso.
No fue el primero: se le adelantaron un pelotón de candidatos de Juntos por el Cambio y otros partidos de derecha que, sin pudor, se subieron al dolor de la familia para responsabilizar al Gobierno por lo ocurrido y pedir el endurecimiento del código penal, la baja de edad de imputabilidad y otras recetas de la demagogia punitiva.
No disimularon que varias de las características del asesinato les servían para reforzar la campaña que venían haciendo: por ejemplo, el hecho de que una de las personas acusadas fueran reincidente y hubieran salido en libertad tras cumplir su pena y había tenido una nueva detención por un hecho menor, mientras que la otra de las acusadas es una menor de edad.
En respuesta, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, aseguró que "hace muchísimo tiempo que la situación de la inseguridad en la provincia es crítica. "Dentro de la ley, todo; fuera de la ley, nada", manifestó Kicillof al plantear que busca hacer una transformación en materia de seguridad. El ministro de Seguridad nacional, Aníbal Fernández, dijo que quería reunirse con la familia del asesinado.
Demagogia punitiva
Nada detuvo las críticas que, en masa, llegaron desde Juntos, que suspendió algunas de sus actividades en la provincia de Buenos Aires como un acto de cierre de campaña en el conurbano, que iba a contar con la presencia de Rodríguez Larreta y Santilli. De esta forma, concentró toda su energía en el crimen de Ramos Mejía. A la cabeza, estuvo la presidenta del PRO y ex ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien sostuvo que "los delincuentes están nuevamente empoderados" y aseguró que "han vuelto con la idea de que la calle es de ellos". Amplia defensora de los disparos por la espalda por parte de la policía, Bullrich se mostró a favor de volver a la doctrina Chocobar.
Se le sumó la candidata porteña María Eugenia Vidal, quien dijo: "Lo que pasó en Ramos Mejía no sorprende. Tenemos un gobierno que desde hace mucho tiempo está del lado de los delincuentes".
Por su parte, Diego Santilli se sintió llamado a su juego: desde el lanzamiento de su candidatura hizo de las propuestas de mano dura uno de los ejes centrales de su campaña. Así que no dejó pasar la oportunidad, y remarcó en una recorrida con Mauricio Macri el lunes: “Este es un gobierno que está más del lado de los delincuentes que de los trabajadores. Lo que sucedió en Ramos Mejía no es un hecho casual, hace meses que vemos como aumentan los hechos de inseguridad en la provincia de Buenos Aires. Es un gobierno que no respalda el accionar de la policía, que avala la toma de tierras y la liberación de presos, que deja que los narcos avancen en los barrios. La gente vive con miedo y el gobierno mira para otro lado”.
Queso gruyère
Por fuera de Juntos, José Luis Espert buscó ganarles por derecha y llegó a defender las ejecuciones sumarias: “Derechos humanos, las pelotas. Esto hay que darlo vuelta con la mano dura que corresponde. -remarcó- Transformemos en un queso gruyère a un par de estos delincuentes. Apoyemos a la Policía a que haga eso y esto va a empezar a mejorar un poco". Desde el "meter bala a los delincuentes" de Carlos Ruckauf que un candidato no salía con una consigna de este tipo.
Siempre en la lógica de la indignación impostada, la candidata Cynthia Hotton le apuntó directo a Kicillof: "Hacete cargo de algo Peter Pan. Madurá. Hace 2 años que gobernás Axel Kicillof. El preso que mató al kiosquero de La Matanza estaba libre por Alberto y Cristina".
El candidato Florencio Randazzo también aportó una serie de recetas, todas vinculadas al endurecimiento de penas y limite a las excarcelaciones: “Duplicar las penas a los que delinquen con menores, una nueva ley de excarcelación que limite a los jueces a excarcelar a quien haya cometido un delito violento y modificar el concepto de reincidencia”, enumeró.
También Larreta se sumó a los que criticaban al Gobierno y reclamó “un régimen penal juvenil especial” porque -se quejó- “un chico puede votar a los 16 pero no es punible”. Curiosamente, ese régimen existe hace 30 años: se trata del Régimen de Penal de Minoridad que, por ley 22.278, dictó el último gobierno de facto. Los menores, según esa ley, no son punibles, pero si están en conflicto con la ley penal pasan a estar en un sistema tutelar que los termina dejando encerrados en institutos de menores (de hecho, a un instituto de este tipo fue trasladada la adolescente que habría participado del crimen de Sabo). Ha habido diversos intentos de reformar este sistema que dejó la dictadura (desde posiciones progresistas, incluso, se argumenta que el régimen actual no prevé el derecho a la defensa de las personas menores de edad), que fracasaron.
“Con menores, para mí, no es bajar la edad sino que haya un régimen
penal juvenil especial”, insistió Larreta, que se diferenció de otros sectores de Juntos por el Cambio que plantean lisa y llanamente la baja de la edad de imputabilidad. “Capaz no lo es de la misma manera que un adulto pero eso no quiere decir que no tenga que ser punible”, planteó el jefe de Gobierno, que cerró el batallón subido al crimen para usarlo como cierre de campaña.