Desde Santiago

Después de la aprobación en el Congreso chileno de la apertura de un juicio político contra el presidente Sebastián Piñera por un negocio offshore incompatible con la función pública, el gobierno y sus aliados de la derecha manifestaron su nerviosismo en declaraciones a los medios.

Es la primera vez desde que rige la Constitución de 1980 —la misma que se está reescribiendo— que avanza una acusación en contra de un presidente chileno. Otro hito que se suma al prontuario de Piñera. Y a diferencia de la Argentina, donde denuncias sobre maniobras offshore del ex presidente Mauricio Macri duermen en la justicia, en Chile Piñera quedó a un puñado de votos de la destitución. 

La acusación de Diputados será tratada en el Senado los proximos días, donde se requiere una mayoría de dos tercios para alcanzar la destitución. Algunos analistas señalan que a la oposición podría alcanzarle si logra sumar tan solo cinco votos del oficialismo.

“Se abre una puerta diciendo que los Presidentes pueden no durar cuatro años porque hay algunos que por pequeñeces, por miedo a las redes sociales, por miedo a compañeros de bancada, por miedo a que los amenacen o los “funen” (escrachen) no votan por su convicción sino que votan por su supuesta conveniencia”, dijo Jaime Bellolio,vocero del Palacio de la Moneda.

Por su parte el diputado Diego Shalper del oficialista Renovación Nacional, un político famoso por sus inoportunas intervenciones, al punto que se volvió viral el momento donde es hecho callar por la diputada del PC, Carmen Hertz el año pasado, caraterizó la votación en el Congreso de  “show” y “montaje”. A su sector le molestó profundamente la llegada a último momento de dos diputados opositores para votar contra Piñera.

El presidente, aseguran, ha estado “monitoreando” todo este proceso y se siente “cansado”. Aunque pudo con el “Estallido Social” de octubre de 2018, el tiunfo del Proceso Constituyente y una pandemia global, es el descubrimiento de los ilícitos lo que finalmente nunca se había esperado o al menos, esperaba enfrentar de esta manera. 

 

Quince horas

Quince horas. Ese fue el tiempo que se tomó ayer el diputado Jaime Naranjo del Partido Socialista para intervenir durante la sesión por la acusación constitucional contra el presidente Sebastián Piñera debido a operaciones ilegales que favorecieron a la minera Dominga durante su primer mandato entre 2010-2014 y del cual era propietario antes de asumir. Una trama revelada por los Pandora Papers y que el oficialismo insiste en desmentir.

La performance de Naranjo —que motivó aplausos, memes en redes sociales y cansancio en sus colegas— era evidentemente estratégica: había que hacer tiempo a la espera de la llegada al Congreso a los diputados Giorgio Jackson (Revolución Democrática) y Jorge Sabaj (Democracia Cristiana) para asegurase los votos y así prosperar en la acusación que busca destituir a Piñera.

 

¿Las razones de la ausencia? Jackson terminaba la medianoche su periodo de aislamiento por contacto de estrecho del candidato presidencial Gabriel Boric, afectado por el COVID-19 en su varianye Delta y Sabaj viajó desde Chillán hasta Valparaíso, sede del congreso, a unas ocho horas en automóvil. La presencialidad era obligatoria para votar. Ambos llegaron pasada la medianoche en una jornada insólita. 

Piñera es acusado básicamente porque durante su primer mandato, en 2010 vendió su parte del proyecto Domingo a su amigo Carlos Délano con una cláusula que establecía que esa zona minera no sería declarada como reserva natural, decisión que le correspondía al propio Piñera.

Luego de las deliberaciones, tomó la palabra la defensa del presidente a las 3:25 am, el abogado Jorge Gálvez que expuso hasta las 5 am para que, finalmente, a las 8 de la mañana se obtuvieron los 78 votos a favor, 63 en contra y 3 abstenciones para pasar al senado donde está establecido un plazo de 4 a 6 días máximo para iniciar la discusión.  Piñera aún tiene posibilidades se “salvarse”, pero si pierde sería destituido y no debería ejercer cargos públicos por 5 años.

El discurso de Naranjo fue una versión levemente resumida de la acusación constitucional contra Piñera y contenía 1.300 páginas aproximadamente a la que agregó otros textos y dejó pasar algunos pasajes. En el fondo tenía bastante de donde seleccionar. Comenzó cerca de las 10:00 am leyendo completo el centenar de páginas con la acusación y fallos judiciales relacionados, incluyendo las direcciones de abogados y enfureciendo a los diputados oficialistas al reclamar por los fallos del sistema informático.

Así, la estrategia de Naranjo por ganar tiempo recién empezaba y ya a las 17:00 se evidenciaba su cansancio: confusiones de palabras, textos que se volvían a leer debido a que un diputado había prendido una radio y se desconcentraba, pausas para beber agua o comer algún fruto seco.

El trasnoche

Entre reflexiones sobre las malas prácticas del presidente chileno, célebre por jugar al límite con los negocios y la vida pública, Naranjo citó entre los “hitos” de Piñera la quiebra del Banco de Talca debido al mal uso de sus fondos cuando era director hasta negociar zonas de pesca con Perú mientras Chile estaba en pleno litigio fronterizo.

También habló sobre la importancia del medio ambiente, la necesidad de un uso legítimo de la autoridad presidencial y que la vida está por sobre los negocios. Ideas que, para muchos, serían un camino de unión para la izquierda fragmentada en las futuras elecciones del 21 de noviembre entre lo que queda de la Concertación que gobernó por más de 20 años tras el retorno de la democracia encarnada en la DC, Yasna Provoste y la izquierda más joven (o menos centrista) de Boric representante del Frente Amplio y con el apoyo del PC. Especialmente en un periodo donde las encuestas dan un leve triunfo al ultraderechista José Antonio Kast, abiertamente pinochetista y cuyo populismo recuerda al de Donald Trump y Jair Bolsonaro.

“Quiero que quede claro de testimonio que este Parlamento es capaz de poner fin a los abusos y la impunidad de este gobierno”, señaló Naranjo al cierre de su extensa alocución entre aplausos y gritos de los parlamentarios opositores. “Chile y su pueblo juzgarán a aquellos que permitían la impunidad de este Presidente”.