La “Rimbaudcita” –así la llamaba el escritor Ángel Rama por los ecos del poeta Arthur Rimbaud en sus versos eróticos- escribió uno de los poemas más irreverentes sobre los atentados terroristas que cambiaron el mundo. “El once de septiembre del dos mil uno / mientras las Torres Gemelas caían, / yo estaba haciendo el amor. / El once de septiembre del año dos mil uno / a las tres de la tarde, hora de España, / un avión se estrellaba en Nueva York, / y yo gozaba haciendo el amor./ Los agoreros hablaban del fin de una civilización, / pero yo hacía el amor. / Los apocalípticos pronosticaban la guerra santa, / pero yo fornicaba hasta morir / -si hay que morir, que sea de exaltación-”. No hay mejor regalo para la escritora uruguaya Cristina Peri Rossi, exiliada en Barcelona desde los años 70, que ganar el Premio Cervantes, el más importante en lengua castellana, dotado de 125 mil euros, dos días antes de cumplir 80 años.
Peri Rossi (Montevideo, 12 de noviembre de 1941) es la sexta mujer que recibe el Premio Cervantes, que antes premió la obra de la uruguaya Ida Vitale (2018), la mexicana Elena Poniatowska (2013), la española Ana María Matute (2010), la cubana Dulce María Loynaz (1992) y la española María Zambrano (1988). El jurado de esta edición ponderó “la trayectoria de una de las grandes vocaciones literarias de nuestro tiempo y la envergadura de una escritora capaz de plasmar su talento en una pluralidad de géneros”. En el fallo del premio se destacó que la literatura de Peri Rossi “es un ejercicio constante de exploración y crítica, sin rehuir el valor de la palabra como expresión de un compromiso con temas claves de la conversación contemporánea como la condición de la mujer y la sexualidad”.
Hija de una familia de inmigrantes italianos, publicó su primer libro, los cuentos de Viviendo, en 1963. Después llegarían las novelas Los museos abandonados (1968), donde explora los principales conflictos políticos de la guerrilla, con la que obtuvo el Premio de los Jóvenes de Arca; y El libro de mis primos (1969). En 1972 tuvo que escapar de la dictadura militar de Uruguay porque sus libros estaban prohibidos, no podía ejercer el periodismo y la destituyeron de la cátedra de Literatura en la que había ejercido durante once años. Los militares golpistas no solo prohibieron la mención del nombre de la escritora sino que le retiraron la nacionalidad uruguaya. Aunque se exilió primero en Barcelona, como España todavía vivía bajo los últimos estertores de la dictadura franquista, con la ayuda de Julio Cortázar se escapó a París, para regresar definitivamente a Barcelona, la ciudad donde vive, en 1975. “Tuve una relación intensa, íntima, inolvidable e irrepetible con Cortázar”, reconoció la escritora uruguaya a la que el autor de Rayuela le dedicó “Cinco poemas para Cris”.
La casa de Peri Rossi es la escritura en un sentido amplio, sin la cárcel del género. Ha publicado los libros de cuentos El museo de los esfuerzos inútiles (1983), Cosmoagonías (1988), Desastres íntimos (1997), Por fin solos (2004) y Los amores equivocados (2015), entre otros; los ensayos Fantasías eróticas (1991), donde postula que los hombres usan el sexo como poder y humillación mientras que debajo de la mirada sexual de las mujeres late siempre la humanidad; y Julio Cortázar y Cris (2014); los poemas Evohé (1971), Descripción de un naufragio (1974), Europa después de la lluvia (1987), Otra vez Eros (1994), Estado de exilio (2003), Estrategias del deseo (2004), donde está incluido el poema “Once de septiembre”; y Playstation (2009); y las novelas Solitario de amor (1988), La última noche de Dostoievski (1992), El amor es una droga dura (1999), Todo lo que no te pude decir (2017) y La insumisa (2019), novela autobiográfica en la que recorre sus años de infancia y juventud con perplejidad y extrañeza ante un mundo que no comprende.
En Argentina, la editorial cordobesa Caballo Negro publicó este 2021 Detente, instante, eres tan bello, la poesía reunida de la flamante premio Cervantes. “Enganchada a una lengua/ como a una madre, es tremenda Peri Rossi, feroz como una loba a la que han dejado sola (aunque podríamos encontrarle una hermana en Thénon)”, advierte María Teresa Andruetto. “Sarcástica, impiadosa, descarnada, trató a la poesía como la hembra de otra hembra y escribió con desparpajo el desgarro del exilio y el deseo lésbico. Lo suyo no es la ternura ni el lamento, lo suyo es el aullido”, precisa Andruetto. Los tópicos que suelen aparecer como constantes en los libros de la escritora uruguaya son la rigidez del género binario, el cuestionamiento de la masculinidad como poder social, político y sexual. “La literatura para mí, en esta época tan dura del siglo XXI, es el último reducto quizás contra la frivolidad y la banalidad”, subrayó Peri Rossi.
“Somos primates que en algún momento evolucionamos”, planteó Peri Rossi, la primera mujer que ganó el premio Loewe de Poesía con su libro Playstation (2009) y el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso 2019, entre otros. “En el Congo existen comunidades de chimpancés y de bonobos, separadas, naturalmente. Los chimpancés viven en grupos patriarcales, machistas, dominantes. Hay frecuentes actos de violencia; en realidad, no hay nada más parecido a un ser humano que un chimpancé. Conspiran, se traicionan, roban y si pueden, se matan. Las hembras están sometidas y su principal función es la reproducción y la búsqueda de alimentos. Los bonobos, en cambio, viven en grupos matriarcales. No se conoce un solo acto de violencia. Son cooperativos, alegres y solucionan todos los conflictos haciendo el amor, acariciándose. Sus dos actividades principales son comer y hacer el amor. Cuando tienen miedo o surge algún problema, el grupo acude a solucionarlo con caricias, lametazos y cariño”.
En 2017, cuando el diario El País, de España, le preguntó a quién le daría el premio Cervantes, refiriéndose a sí misma en tercera persona, respondió: “A Cristina Peri Rossi, para que siga escribiendo”.