La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, calificó de intolerable la crisis migratoria en la frontera entre Polonia y Bielorrusia y exigió un acceso humanitario inmediato. Bachelet también reprochó las respuestas centradas en seguridad y los discursos incendiarios que vulneran a los migrantes que acampan con la intención de ingresar a territorio polaco y trasladarse a los países del occidente europeo.

Alambrados y despliegue de tropas


La llegada de más de 2.000 migrantes, en su mayoría de Siria e Irak, a la frontera de Bielorrusia y Polonia en los últimos días fue recibida con un fuerte rechazo por parte de las autoridades de Varsovia.  En un comunicado, la oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, hizo un llamado urgente para que los Estados involucrados tomen medidas inmediatas “para desactivar y resolver esta situación intolerable conforme a las obligaciones que tienen en virtud del derecho internacional, de los derechos humanos y de los derechos de los refugiados”

"Las respuestas fuertemente centradas en la seguridad y la política de los dos lados -incluyendo el mayor despliegue de tropas- y la retórica incendiaria que las acompaña, no hacen más que exacerbar la vulnerabilidad y los riesgos a los cuales se ven enfrentados los migrantes", denunció la Alta Comisionada de la ONU.

"Cientos de hombres, mujeres y niños no deben ser obligados a pasar una noche más en un clima glacial sin refugio, alimento, agua y cuidado médicos adecuados", añadió en el texto. Aunque en el comunicado no hace referencia explícita al rechazo de Varsovia a los refugiados en su frontera, Bachelet remarcó que no se puede impedir a nadie de buscar asilo y otras formas de protección internacional. "Pido a las autoridades involucradas que garanticen que los derechos humanos de estos individuos es la preocupación central", señaló la alta comisionada, que a su vez pidió que se permita el tránsito de ayuda humanitaria hasta ellos, así como de observadores de la sociedad civil y periodistas.

En cambio, el foco del gobierno de ultraderecha polaco está en el despliegue de tropas para impedir que los migrantes entren al territorio de la Unión Europea. El presidente de Polonia, Andrzej Duda, confirmó que su país mantiene a 15.000 efectivos en la frontera, entre ellos militares, policías, y guardia fronteriza. El ministro de Defensa, Mariusz Blaszczak, aseguró que de ser necesario ese número aumentará, a su vez afirmó que esta semana movilizaron a 8.000 efectivos de las Fuerzas de Defensa Territorial.

Acusaciones entre Varsovia y Minsk

A todo esto, la Unión Europea acusa al presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, de orquestar la llegada de migrantes a su país y luego enviarlos al punto fronterizo. Según los líderes de la UE, se trata de una represalia por las sanciones que el bloque impuso contra Minsk por la represión a la posición en las últimas elecciones presidenciales en 2020.

En tanto Bielorrusia sostiene que no tiene ni los medios ni el dinero para contener el flujo de migrantes y a su vez acusa a Polonia por su “indiferencia” a recibir a migrantes y refugiados. En este sentido, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, viajó a Varsovia para reunirse con Duda. Michel calificó la crisis migratoria de “ataque híbrido, brutal, violento e indigno” por parte de Minsk.

Por su parte, la canciller saliente de Alemania, Angela Merkel, habló por teléfono con el presidente ruso Vladimir Putin, para que intervenga y dialogue con su aliado Lukashenko. La jefa de estado alemana le pidió actuar contra "la instrumentalización de los migrantes por parte del régimen en Bielorrusia", según informó su portavoz Steffen Seibert. La mayoría de los migrantes busca pasar a Polonia con el objetivo de llegar a Alemania u otros países de Europa occidental.

Desde Moscú se oponen a culpabilizar a Bielorrusia por la crisis migratoria. "La crisis actual tiene su origen en la injerencia de Occidente en los asuntos de países de Oriente Medio y África del Norte, así como en el fracaso de la operación estadounidense en Afganistán", declaró la vocera de la diplomacia rusa, María Zajárova.

Polonia y la política antimigratoria

Mientras que en el medio, miles de migrantes se enfrentan a condiciones extremas con temperaturas que bajan hasta 0 grados durante la noche y ante el despliegue masivo de las fuerzas de seguridad polacas. La prensa de Polonia confirmó la muerte de al menos 10 personas entre los migrantes que están en la frontera. La Guardia Fronteriza de Bielorrusia dijo que cuatro migrantes kurdos que están en el campamento estaban heridos y acusó a las fuerzas de seguridad polacas de haberlos violentado. “Según los refugiados, fueron detenidos en territorio de Polonia, donde trataron de pedir protección y el estatus de refugiado", señalaron en un comunicado.

Distintos organismos de derechos humanos han expresado su preocupación por la política antimigratoria de Varsovia, que en los últimos meses levantó un alambrado en la zona fronteriza. En septiembre cuatro migrantes atrapados en la frontera entre Bielorrusia y Polonia murieron de hipotermia y agotamiento, según informó el diario británico The Guardian. Desde Amnistía Internacional y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados señalan que Polonia se posiciona contra la ley internacional al hacer devoluciones en caliente en lugar de ofrecer asilo.

En este sentido, el alto comisionado de Acnur, Filippo Grandi, afirmó que los desafíos del bloque europeo respecto a los flujos migratorios a la UE “no justifican la reacción visceral que vemos en algunas partes, los discursos xenófobos, los muros, las alambradas, los empujones violentos, las palizas a refugiados". Por otra parte, calificó de "inaceptable" que los estados fomenten el desplazamiento de personas vulnerables.