La Cámara Federal de Casación Penal les dio un durísimo golpe a los grupos antivacunas al rechazar la denuncia contra el conocido médico Adrián Cormillot, quien insistía una y otra vez para que la gente se vacune y les reclamó a los antivacunas que se identificaran con el hashtag #yonomevacuno. Los grupos antivacunas consideraron que eso era una incitación a la violencia, pero primero el juez Sebastián Casanello, luego la Cámara Federal y ahora la Casación desestimaron la denuncia por considerar que no existe ningún delito en los alegatos de Cormillot. El médico sostuvo, por ejemplo, que “no vacunarse puede significar joder a países vecinos, a gente que queremos, que haya nuevas cepas. La solución es la vacuna”. Es más que improbable que la cuestión llegue a la Corte Suprema que, de todas maneras, rechazaría también cualquier recurso.
El fallo del máximo tribunal penal fue firmado por Alejandro Slokar y Carlos Mahiques, mientras que Guillermo Yacobucci no votó por estar de licencia. El concepto que encerraba la denuncia contra el doctor Cormillot era que alegar a favor de las vacunas, proponer que los antivacunas se identifiquen, era ejercer violencia contra quienes se oponen a la vacunación. Esa acusación se cae casi definitivamente.
En su columna en Radio con Vos, Cormillot relató la firmeza con la que se plantó ante su hija a la que le explicó que si no se vacunaba no iba a poder entrar en casa porque ponía en riesgo la salud de toda la familia. En ese marco, el médico propuso que los que no querían vacunarse usen una pulsera para identificarse, porque eso alertaría a quienes sí se vacunaron para preservarse ante un posible contagio. Su postura produjo una furiosa reacción en las redes, al punto que lo tildaron hasta de nazi. Cormillot entonces redobló la apuesta y propuso que también en las redes los antivacunas se identificaran con el hashtag #yonomevacuno. El médico lo explicó así: “Propuse utilizar una insignia para que las personas que no se quieran vacunar puedan visibilizar su pensamiento. De ese modo hay doble ganancia. Evito tratar con ellos y que se metan en mi casa o compartir lugares con ellos”.
Por esos dichos, los antivacunas presentaron una denuncia penal contra Cormillot aduciendo que sus propuestas implicaban ejercer violencia contra ellos. Lo imputaron por los delitos de intimidación pública e incitación a la violencia. Quien primero resolvió la cuestión fue el juez federal Sebastián Casanello. El magistrado rechazó la denuncia por inexistencia de delito y su fallo fue confirmado primero por la Cámara Federal y este miércoles por Slokar y Mahiques, de la Casación.
Como se recuerda, los grupos antivacunas se alinearon rápidamente con Juntos por el Cambio con argumentos de todo tipo. En primer lugar, que vacunar con Sputnik V era envenenar a los argentinos. La escalada llegó al punto de que Elisa Carrió presentó una denuncia penal contra el presidente Alberto Fernández y el entonces ministro de Salud, Ginés González García, por envenenamiento. También hubo marchas en que se quemaron barbijos y concentraciones desafiantes contra la cuarentena, una medida adoptada por casi todos los países del mundo. Por supuesto que la insólita ofensiva estuvo rodeada de un acompañamiento mediático que criticó cada medida adoptada por el Poder Ejecutivo nacional, pese a que casi siempre las decisiones se tomaron en acuerdo con los gobiernos provinciales y, sobre todo, con los epidemiólogos. Y a esto se agregaron los pronósticos agoreros sin ningún fundamento: “la Argentina no tendrá vacunas para aplicar a los mayores de 18 años que no tengan enfermedades previas”. La realidad es que hoy ya se están aplicando terceras dosis a una parte de la población y se avanza a buen ritmo en la vacunación de los niños, desde los tres años.