A medida que avanza la lectura de Detente, instante, eres, tan bello, la poesía reunida de la poeta y narradora Cristina Peri Rossi, crecen la agudeza, el ingenio y el humor que acercan su registro al de la argentina Susana Thenon o al de la italiana Patricia Cavalli, (quien se definió a sí misma como una poeta nada espiritual, autopercepción que a Peri Rossi, arriesgo, podría caerle muy simpática). Esta montevideana exiliada desde 1972 en España, dónde publicó en primera edición 15 de sus 16 títulos editados desde 1971 hasta Las replicantes en 2016, cultivó la precisión en su lenguaje, la austeridad en sus construcciones y la insumisión en sus tópicos. Sobre todo el tópico de la visibilidad lésbica que ya en “Evohe”, su primer libro, definió un rumbo único entre todas sus contemporánexs.
En una entrevista de 2009 (actualmente su salud casi no le permite seguir en diálogo con el periodismo) rechazó, moderadamente, la influencia de la romántica Delmira Agustini: posiblemente no, dijo, y en cambio aceptó, también con moderación, la de la esencialista Idea Villariño, de la que dijo: posiblemente sí. No explicó nada sobre esa influencia, pero quizás no se deba solo al estilo intenso y esquelético de muchos de sus versos, sino al lugar que Idea le dio a la sexualidad (¡una señora de 1920 hablando de orgasmos!), sin recurrir a la pátina devocional ni a ninguna rimbombancia. Así que es lícito imaginar que también Idea podría haber participado de una ya imposible reunión de amigas dónde todas ellas se sentaran, whisky en mano, a ironizar sobre este mundo hecho percha (y que además la invitaran a Hebe Huart).
Sexualidad abierta y honestidad poética
Es de verdad lamentable no poder hablar con Cristina para esta nota, no tener la posibilidad de preguntarle, por ejemplo, como es que se animó, apenas puesto un pie en los setenta, a escribir un poema como este: Silencio. / Cuando ella abre sus piernas/ que todo el mundo se calle./ Que nadie murmuré/ ni me venga/ con cuentos ni poesías/ ni historias de catástrofes/ ni cataclismos/ que no hay enjambre mejor/ que sus cabellos/ ni abertura mayor que la de sus piernas/ ni bóveda que yo avizore con más respeto/ ni selva tan fragante como su pubis/ ni torres ni catedrales más seguras./ Silencio./ Orad: ella ha abierto sus piernas./ Todo el mundo arrodillado.
Su honestidad poética y la sexualidad nunca encerrada en un armario por si los privilegios se retoban, no parecen haberle interesado demasiado a un periodismo dispuesto a indagar sobre sus opiniones acerca de la poesía latinoamericana y poco sobre la mala palabra de la insurrección sáfica. De todas formas, basta leer Detente instante, eres tan bello para entrar plenamente en ese universo donde Peri Rossi le habla a sus lectorxs desde una cercanía lesbianizante (todes somos lesbianas gracias a la empatía que generan sus versos) y a través de una poética generosa, que no se guarda nada para sí. Será porque como ella misma reflexionó en una nota “el humor está presente en muchos de mis libros, también como una forma de crítica y de terapia: reírnos de nosotros mismos alivia la hipertrofia del ego”. El ego sería, precisamente, esa fuerza de acumulación que no suelta las amarras del discurso y que por momentos vuelve a cierta poesía criptica y/o solemne, defendida, a diferencia de la reunida en este libro que es el primero de Peri Rossi editado en la Argentina.
La poesía no sirve para ganar dinero
Llama la atención la omisión, dice el editor de Caballo Negro, Alejo Carbonell. Y es cierto. Razones de sobra hay para publicarla: se trata de una poeta de 79 años que empezó a circular a los 30, que fue premiada y traducida, y que además es exitosa a nivel ventas, tanto en las pampas bárbaras de Sudamérica como en el viejo continente. Recibió el Premio de Poesía Ciudad de Palma de 1975, Premio Internacional de Poesía Rafael Alberti, Premio Extraordinario de Poesía Iberoamericano Fundación Banco Exterior, Premio award book Princenton, Premio Don Quijote de Poesía, Premio de Ciudad de Torrevieja y el Premio Fundación Lowe. Por su parte, Cristina no desperdicia el capital que le otorgan los reconocimientos recibidos para obtener el rédito del humor. En el poema "I love Cristina Peri Rossi", del libro Playstation de 2009, escribió: En el portal de Amazon/ aparece mi nombre/ al lado de Michael Jackson/ Madonna y George Clooney/ venden camisetas en tres tallas/ (…) las camisetas blancas/ tienen una inscripción/ en letras rojas: I love Michael Jackson/ I love Madonna/ I love Cristina Peri Rossi/ mi nombre es más largo/ ocupa más espacio./ Me pregunto quién habrá tenido/ la alocada idea de quererme en camisetas/ de Amazon.
Y hablando de soportes tecnológicos, asombra que “Detente, instante, eres tan bello” (una cita extraída del Fausto) cierre con un poema inédito de 1996 que se llama "El mundo del futuro" dónde la autora describe una sociedad de encierro y virtualidad exactamente igual a la que se consumó durante la pandemia. Sin dudas, es una visionaria, una adelantada a su época, que no reprimió nunca su lucidez ni su visceralidad. Cristina Peri Rossi, la poeta lesbiana que no tuvo miedo de decir su nombre, a pesar de haberse ganado el mote de infiel de parte de sus novias, desde los primeros poemas hasta los últimos se mostró fiel a su profunda insumisión y sí misma y asumió las consecuencias.
Escribió en el poema "Para qué sirve la lectura": Me llaman de una ciudad/ y me piden que escriba/ cinco folios sobre la necesidad de la lectura/ No pagan bien/ ¿quién podría pagar bien un tema así?/ Pero de todos modos/ necesito el dinero (…) Llamé a los de la editorial/ y les dije creo que para lo único que sirve la lectura/ es para escribir poemas/ no puedo decirles más que eso/ entonces me dijeron que un poema no servía/ que necesitaban otra cosa.