Veredita al sol
Una vez más, Germán Sitz y Pedro Peña, la creativa dupla detrás de todos lugares exitosos como Niño Gordo, La Carnicería y Chori, abrió un espacio que da que hablar. La vereda de Paquito invita a instalarse a picotear unas tapas como si se estuviera en un barcito madrileño mientras, caña en mano, se ve el movimiento de Palermo. La propuesta es sencilla y concreta: platos conocidos de estirpe española, bien hechos, con una excelente materia prima. Así en la carta aparecen clásicos atemporales como las gambas al ajillo, los boquerones ahumados (directos desde Mar del Plata, frescos, suaves y deliciosos), las patatas bravas que vienen con mayonesa de ajo y pimentón, la chistorra a la sidra acompañada de coliflor y, obviamente, un pulpo a la gallega que viene con papas, crema de limón, pimentón de la vera y aceitunas negras, todo distribuido en platitos como para no tener que elegir una sola cosa y probar un poco de todo (los hay desde $440 hasta $1640). Hay una mención especial para la tortilla, bien jugosa, que dejaría orgulloso al mismísimo Cervantes. La sección de embutidos y quesos tiene muy buena variedad de chorizos, salames y jamones para comer con un queso tipo manchego delicioso (desde $480) y panes para combinar.
Paquito es todo lo que uno espera de un lugar como este: una propuesta con un diseño y menú coherente. En el interior el piso vidriado de la entrada deja entrever una cava circular donde conviven etiquetas nacionales y españolas. “Con Pedro nos conocimos haciendo cocina española”, recuerda Germán, “y queríamos armar un lugar que tuviera una fuerte presencia de vinos, así que acá unimos ambas cosas”. En breve, incorporarán una opción vespertina de vermut y tapa para darse un gusto antes de la cena.
De cierre, hay ricos postes como un arroz con leche súper cremoso o una tarta de queso (con toque de queso azul) e higos en conserva. La soda viene en sifón, hay sidra tirada, cubata, orujo y vermut con hielo. Para empezar a viajar, aunque más no sea a través de la comida.
Paquito queda en Thames 1999. Horario de atención: martes a viernes de 20 a 24; sábados y domingos de 13 a 17 y de 20 a 24. Instagram: @xpaquitobarx.
Terraza de barrio
En Buenos Aires subsisten barrios de casas bajas, que al menos por un rato permiten olvidar la prepotencia de los rascacielos. Un buen ejemplo es Chacarita, donde acaba de abrir sus puertas 1600. Ubicado en una amplia casona en la esquina de Aguirre y Carranza, el lugar abre todo el día: para el almuerzo se puede elegir de la carta u optar por el menú del día que viene con limonada y café y que tendrá como principales distintos wraps y bowls en versiones con proteína animal o veganas (muchos platos de la carta tienen esta opción doble). “Nuestra idea es hacer una cocina estacional, original y con mucha personalidad, pero además accesible”, cuenta José Eskenazi, uno de los socios. La carta es breve y concisa: entre las entradas no hay que dejar de probar las trufas de almendra con champiñones ahumados, salsa de ostras, cubierta de coco y centro de mozzarella; o el ceviche de gírgolas perladas maceradas en vinagreta de coliflor que viene con chips de plátano (desde $600). Entre los principales, se puede ir por el lado del atún rojo, que ahúman durante 8 horas y sale con culichi de maracuyá, palta, polvo de plátano verde; o el chicken curry que sale con coliflor, arroz yamaní, ralladura de naranja y chutney de mango (desde $1600).
Más allá de la rica comida, sin dudas la terraza de 1600 es uno de sus puntos fuertes: pisos alisados, muebles de madera lustrosa y la copa de los árboles al nivel de la vista la convierten en el lugar ideal para disfrutar de la llegada del verano.
A pocos metros está la chocolatería Kakawa y de allí son algunas de las delicias que se ofrecen de postre, como la mousse de avellanas o la ganache de pistacho. También hay una original Pumpkin Spice Blondie (una torta a base de calabaza) y el brownie de porotos negros y cacao 90% (desde $500). Sábados y domingos conviene reservar porque el brunch convoca fuerte. Viene para dos (aunque se adapta para uno solo), con arepitas, cachapas con queso, huevos revueltos, frutas con crema, jalea de mango, brownie, budín, café y jugo de naranja. Una propuesta diferente, sabrosa, variada y luminosa.
1600 queda en Aguirre 1600. WhatsApp: 11-3042-3248. Horario de atención: martes a jueves, de 11 a 24; viernes y sábados hasta las 3; domingos de 12 a 20. Instagram: @1600resto.
Jardín interior
Los sándwiches son uno de los mejores inventos del mundo. Perfectos en su sencillez, versátiles, se pueden preparar de mil maneras, texturas y rellenos, ideales en cualquier momento del día. En este casi inabarcable abanico de posibilidades, está el shokupan, que es el pan de molde más popular de Japón. Una suerte de pan lactal, de mucha miga blanca y esponjosa, con poca corteza. Y es el shokupan el pan elegido por el cocinero Tomás DiLello para preparar los deliciosos “shokus” que salen en media porción de un solo sabor o en una porción completa que puede pedirse combinada ($400/$800). Hay seis variedades para todos los gustos: de jamón cocido, huevo y pickles de nabo; de mortadela con fior di latte y pesto de almendras; de atún con palta, mayonesa y ciboulette; de espárragos con queso brie y almendras. Y se suman dos opciones veganas: de aceitunas con alcaparras y tofu; y de tempeh de pasta de arvejas, con kimchi y pickles. Para acompañar, nada de gaseosas: la propuesta pasa por sodas caseras (kombu, limón o pomelo), cervezas y agua filtrada que no tiene costo.
Shokupan está en la entrada de la bella y moderna carpintería Sicotti, una sencilla y pequeña barra con algunas mesitas donde Tomás prepara y despacha la producción del día que muchos eligen disfrutar al fondo del local, en un jardín interior, debajo de unos frondosos árboles. Los shokus también se pueden acompañar con algún café de especialidad preparado en la Moccamaster o en la V60 por las manos de Olivia Najt y que llegan servidos en una exquisita vajilla. Para el que no toma café, hay té (vale la pena probar el té de arroz) y algunas interesantes infusiones.
El lugar abre solo de mediodías y, al menos los fines de semana, conviene llegar bien temprano porque la producción vuela rápido: desde su apertura Shokupan fue acumulando un fiel grupo de fans que arrasa con todo lo que sale.
Sho.ku.pan queda en Godoy Cruz 1740. Horario de atención: martes a sábados de 11 hasta sold out (siempre antes de las 18). Instagram: @sho.ku.pan.