En marzo de este año la comediante salteña Graciela Quipildor, más conocida como La Quipi, comenzó un camino en la docencia aventurándose a enseñar técnicas de stand up. La iniciativa cosechó gran adhesión y se empezó a consolidar ese formato de comedia en el que se reúnen un humorista, un micrófono y un público que va entregado a reírse.
En la actualidad 21 comediantes siguen perfeccionando sus monólogos. Primero hicieron el taller de formación, y después se animaron a pararse delante del micrófono. Así ya llevan varios meses con el ciclo Salta Stand Up: Factoría de Comedia, en el que se dividen en grupos y ofrecen distintos shows. Para hoy, la cita es a las 21, en El Teatrino, ubicado en las calles Aniceto Latorre y Alvear.
En diálogo con Salta/12 La Quipi contó que el año pasado, en medio de las medidas más restrictivas de la pandemia, sintió que "había que resignificar la forma de hacer comedia". El stand up es terreno conocido para la comediante pues lleva varias presentaciones en su haber y con esa experiencia sabe que ese formato se aprende sobre la base de una técnica específica para llegar a los remates.
Se trata, dijo, de un "proceso de indagación" sobre uno mismo para saber con mayor claridad sobre qué es lo que pasa internamente. "¿Qué siento? ¿cómo soy en estas circunstancias?", son preguntas que emergen en ese proceso. Ese cuestionamiento permite saber que casi todo es material para comedia, y más cuando el stand up tiene como premisa partir de las experiencias personales.
"Todos tenemos estas cuestiones adentro, y convertirlas en comedia es poder tranformar incluso la manera como se vive y transita esta vida", señaló. De esta manera, desde hace tres meses está incursionando junto a sus "pollitos", como los llama, su rol de docente y de mentora para instalar un formato masivo pero que aún es nuevo para la provincia. Los shows se hacen en grupos de cinco o seis comediantes que presentan sus monólogos en distintos teatros o bares.
Pero, ¿por qué incursionar este camino de la enseñanza? Para La Quipi, hoy estaban las condiciones para hacerlo, sobre todo sabiendo que es un tipo de comedia más personal y singular en su composición. Desde que arrancó, dos grupos de humoristas ya pisan la escena salteña, y ahora se está gestando un tercer grupo, pues las inscripciones aún están abiertas para sumarse al taller.
Con las 21 personas que ya están delante del micrófono, la humorista se encontró con un grupo muy heterogéneo, en edades, formaciones profesionales y trayectorias de vida. "Hay gente que ya es graciosa y que nos supimos encontrar por ahí, y otras, que nunca se imaginaron siéndolo, y es muy apasionante esa parte", expresó.
Pues subrayó que vio un proceso en el que las personas van trascendiendo sus propias limitaciones y se animan a reírse de sí mismas, lo que también permitió que se forme un grupo humano que "se colabora en todo". La Quipi insistió en que para hacer comedia se necesita "aprendizaje" y "alegría", por lo que destacó ese trabajo colaborativo que se va dando entre sus estudiantes. "Es muy enriquecedor porque además de colegas, hacen de público".
"Los ví divirtiéndose y esa es la clave para hacerlo bien", a pesar de los sufrimientos que de vez en cuando emergen cuando un chiste no funcionó, resaltó. "Pero eso es la comedia, es la vida, y lo importante es no perder el objetivo, que nos estamos diviertiendo", destacó. Las entradas para la función de hoy se pueden encontrar en el Plaza Hotel (Zuviria 135) en horario comercial, a un precio de $500, mientras que en puerta, tendrá un costo de $600.
Una experiencia superadora
Salta/12 entrevistó a tres "pollitos" de La Quipi que además forman parte del grupo que se presentará hoy en El Teatrino: Nagu López, Ivo Rozic y Clara Costa.
El cafayateño Nagu López se hizo conocido a través de videos que creaba para las redes sociales. Su interés por aprender otro tipo de comedia empezó cuando se convirtió en un espectador del stand up. "Era algo gracioso, y hasta ese momento pensaba que era fácil y que sale de la nada", dijo riéndose. Es que cuando se interiorizó en el tema, se encontró con "mucho trabajo atrás, muchas técnicas para pensar cómo ser gracioso".
Incluso supo que todo lo que venía realizando "era nada que ver" con el stand up. Y al momento de la prueba de fuego, frente a un micrófono y un público, no se animó a ser uno de los primeros; pero a medida que las funciones se sucudieron, fue encontrándose cada vez más cómodo.
El proceso de enseñanza de La Quipi le pareció muy interesante, dado que él venía trabajando solo. "Es lindo porque se formó un grupo que es bastante unido", expresó. Con el correr de los meses, fue viendo también que en Salta no hay lugares específicos donde se pueda ver stand up, pero aquellos donde están los ayudan a dar una apertura al género.
Rozic viene del palo del teatro y fue allí donde conoció a La Quipi. "Yo trabajé con ella y se notaba su experiencia en comedia, así que me anoté primero y fue una experiencia maravillosa", manifestó.
Para uno de los más jóvenes del grupo, hacer reír a la gente le resulta algo "super gratificante". Y descubrió que pensar la vida propia en clave humorística la hace más llevadera, dado que para Rozic se trabaja fuertemente con la autoestima. "Te da alegría poder compartir tu visión del mundo, para que el mundo elija apreciarlo de otra manera", precisó.
La construcción colectiva para el joven tiene dos aspectos; la experiencia e intercambio entre el standupero y el público. Aseguró que es distinta al teatro porque estás solo con una luz y un micrófono. "Tenés que brillar con tu material y es casi como estar desnudo", se ríe, subrayando el desafío que eso implica. En ese sentido, destacó que es el mismo público el que también marca futuras correcciones y en definitiva, "te ayuda a construir tu propio monólogo".
El segundo aspecto tiene que ver con el trabajo que viene realizando con sus compañeros de taller. Destacó que muchas veces tienen diferentes perspectivas de sus materiales cuando están en la escritura, lo que "hace que se genere un ambiente cálido, muy comunitario y solidario". Ocurre que "la comedia es sentarse a escribir, y a veces, puede ser frustrante, por eso es tan cálido que sientas un apoyo en todo momento".
Por su parte, Clara Costa es contadora y se sumó al taller de La Quipi apenas llegada a la provincia. "Me cambió la vida y descubrí que La Quipi es un excelente profesional y persona, y sobre todo, buena comediante", dijo conmovida. Incluso dijo que la "hizo acordar lo divertida que es la vida".
Si bien Costa hizo teatro hace unos años, en otra ciudad, no había tenido la experiencia con el stand up. "Fue un antes y un después", aseguró. Una de las nuevas características que encontró fue justamente la diversidad de personas que había en el taller. Y reconoció que cuando se sube a escena, la Clara contadora es "poseída por una comediante y deja afuera los tapujos". Por eso, agradeció al público que asiste a cada función porque en esos intercambios, siempre hay algo que mejorar.
Los tres invitaron a sumarse al taller de La Quipi, que tiene sus inscripciones abiertas aún. Quien desee contactarse lo puede hacer en las redes sociales de la artista. Para Nagu, el taller es "algo que ayuda mucho y se llega a ver de otra manera la vida. Es lindo y sano".
Mientras que para Rozic, se trata de una experiencia superadora que "también cambia la perspectiva de uno mismo porque te ayuda a trabajar otras cuestiones". Y para Costa, hacer el taller es un "espacio de divertimento total", sea en las clases, en los shows, en los after y en cada instancia que comparten como grupo de comedia.