El juez Martín Bava llegó temprano este viernes a la sede de la Cámara Federal de Mar del Plata. Tenía planeado asistir a la audiencia en la que se iba a analizar el pedido de Mauricio Macri para correrlo de la investigación por el espionaje a los familiares de los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan. Sin embargo, en la Cámara le dijeron elegantemente que su presencia no era necesaria y esperaron hasta pasado el mediodía para escuchar al defensor de Macri, Pablo Lanusse, detallar por qué quiere que Bava deje de intervenir en el expediente que se investiga la actividad ilegal desde la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Recién la semana próxima, el tribunal marplatense dirá si Bava sigue con la causa o no.
Macri presentó dos recusaciones contra Bava. La primera fue desestimada por la Cámara Federal de Mar del Plata antes de la audiencia del 28 de octubre. Lo que pasó ese día, cuando el expresidente dijo que no podía declarar porque no lo habían relevado del deber de guardar secreto, es sobre lo que versa la segunda recusación que deben ahora analizar los jueces Alejandro Tazza, Eduardo Jiménez y Santiago Martín.
Lanusse estaba sentado de frente al tribunal. A sus espaldas, se ubicaron los dos abogados de las querellas, Valeria Carreras y Luis Tagliapietra. El abogado de Macri arrancó su exposición diciendo que se había enterado que Bava había estado en el tribunal más temprano y que le había sorprendido que el día anterior anunciara que iba a participar de la audiencia, algo atípico. Entonces, Lanusse preguntó si por secretaría podían informarle si “tuvo pretensión de asistir”. El presidente de la Cámara, Tazza, cerró rápidamente la cuestión al decirle que había estado por unos trámites y que consultó si debía asistir, pero que le dijeron que no era necesario.
El defensor de Macri expuso cerca de 40 minutos. Gran parte de la exposición estuvo centrada en desarmar lo que pasó en la audiencia del 28 de octubre en Dolores. Lanusse sostiene que Bava sabía que no le habían levantado el secreto a Macri y quiso que declarara de todos modos, lo que podría haber sido una violación de la ley de inteligencia. Sin dar el nombre, Lanusse afirmó que si Macri mencionaba al segundo director operacional de Contrainteligencia podría incurrir en una falta y que podrían investigarlo como sucede con la interventora de la AFI, Cristina Caamaño, después de que se filtraran copias de un libro de actas. El abogado remarcó que a Caamaño --quien denunció a Macri y pidió su indagatoria-- la investiga la justicia federal de la Ciudad de Buenos Aires.
--Comodoro Py-- aportó Carreras desde atrás, que protestó en otra oportunidad más y recibió el reto del tribunal.
El otro gran eje de la presentación de Lanusse fue que Bava estaba apurado en indagar a Macri antes de las elecciones. “Hay que remarcar la celeridad que el juez le imprime a esta causa dentro del calendario electoral”, resaltó Lanusse. Uno de los argumentos de Macri es que Bava quería procesarlo antes de las elecciones del domingo. Ese argumento ya se cayó porque el juez no dictó su procesamiento y está a la espera de lo que resuelva la Cámara.
El tribunal marplatense tiene 48 horas para resolver si Bava continúa al frente de la causa o si se lo aparta, como pretende el expresidente. Fuentes del tribunal confirmaron a Página/12 que resolverán la semana próxima. En general, la Cámara marplatense tiene acuerdo los martes, pero ese día es feriado para los trabajadores judiciales. La decisión podría conocerse el lunes o el miércoles. Mientras tanto, corre el plazo para que Bava defina si procesa a Macri y a los dos directores operacionales de Contrainteligencia de la AFI macrista, Diego Dalmau Pereyra y Martín Coste.
Macri tiene dos objetivos. Por un lado, quiere que la Cámara Federal de Mar del Plata aparte a Bava y, de esta forma, pedir la nulidad de la indagatoria. Por otro lado, pretende llevar la causa a los tribunales de Comodoro Py, un territorio más conocido y amigable para el macrismo. Como reveló este diario, Lanusse hizo un planteo ante el juez federal Ariel Lijo el 19 de octubre pasado. Tanto Lijo como el fiscal Franco Picardi dijeron que había que esperar a que la Cámara marplatense se pronunciara acerca de la competencia. Los jueces tienen un incidente para resolver. Una posibilidad, hasta ahora no confirmada, es que se pronuncien tanto sobre la continuidad del expediente en Dolores como sobre la permanencia de Bava al frente de la investigación del espionaje a los familiares del ARA San Juan.
Bava se hizo cargo de la causa desde que Alejo Ramos Padilla dejó Dolores para jurar al frente del Juzgado Federal 1 de La Plata. Desde entonces, Bava procesó a los jerarcas de la AFI macrista, Gustavo Arribas y Silvia Majdalani, al exdirector de Reunión Interior Eduardo Winkler y a Nicolás Iuspa Benítez, el jefe de la base Mar del Plata --desde donde se hizo el espionaje a los familiares--. Además, procesó a cinco agentes que actuaban bajo sus órdenes. Según Bava, los seguimientos a los parientes de los submarinistas tenían un objetivo: advertirle a Macri cuáles serían sus reclamos.