Si la guía para comprender y, a la vez, convencerse de cuál será el recorrido próximo de la economía está basada en los análisis dominantes de la derecha, la conclusión no puede ser otra que el caos es un evento inminente.
No es una sorpresa que los economistas de la city se dediquen a construir escenarios caóticos porque es la esencia de su negocio: así generan la demanda para sus informes y charlas muy bien pagas. Además lo hacen con un obsceno sesgo conservador que no tienen pudor en disimular.
Después, cuando no se verifican los pronósticos de catástrofe, pocos de quienes les creyeron tienen la capacidad de admitir que han sido engañados por esa chantocracia. Es entendible que en la mayoría de ellos actúe un mecanismo de negación porque si no lo tuvieran los expondría a la torpeza –una forma de calificar en términos prudentes periodísticamente- de haber confiado en análisis vulgares.
Más complejo es tratar de entender cuál es el motivo de economistas heterodoxos y miembros de la fuerza política oficialista para que repliquen, con pocos matices, fantasmas de estallidos como si la economía estuviera al borde del abismo, cuando no es así y, en cambio, sí está siendo hostigada en forma permanente por la conducción política del poder económico (los grupos Techint y Clarín).
No deja de ser extraño ese comportamiento, que algunos exhiben con una convicción asombrosa, cuando la mayoría de los indicadores de actividad está mostrando una robusta recuperación. Y esos resultados se consiguieron sin seguir los consejos que entrega el discurso económico dominante.
Existe además un acontecimiento mundial que pareciera que tiene escasa influencia en la reflexión acerca de la evolución que ha tenido la economía local, como así también de sus perspectivas: la pandemia, cuyos efectos en la sociedad se asemejan a los que provocan una guerra.
La notable recuperación macroeconómica en el inicio de la pospandemia
Puede servir como balance de gestión porque está bajo fuego cruzado al interior de las fuerzas que conforman el Frente de Todos, o puede ser la voluntad de difundir datos que permiten contextualizar el presente eludiendo análisis tóxicos de economistas del establishment. Sea una u otra la motivación, resulta ilustrativa la información detallada por el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, en su cuenta de Twitter:
* "Nos tocó gobernar en la peor crisis global de las últimas siete décadas. Algunos decían que recién íbamos a recuperarnos hacia 2026. Los datos del Indec muestran que en agosto ya habíamos recuperado todo lo perdido por la pandemia en materia económica".
* "La industria, uno de los sectores estratégicos del desarrollo argentino, está produciendo muy por encima de lo que dejó Macri. En 2021 estamos produciendo un 9 por ciento más que a finales de 2019. No fue magia eso, sino resultado de políticas activas de promoción industrial".
* "Gracias a ello, el empleo formal se está recuperando. En el conjunto de la economía llevamos diez meses seguidos creando empleo privado y se recuperaron 125 mil puestos de trabajo formales en el último año. En la industria estamos 36 mil puestos arriba de fines de 2019".
* "En la economía del conocimiento estamos en niveles record. Se crearon 15 mil puestos de trabajo formales en software en los últimos dos años, y estamos en el máximo histórico. El sector se supera mes a mes".
* "La inversión, clave para nuestro futuro productivo, está en su mejor momento en tres años: en lo que va de 2021 está 13 por ciento por encima de 2019. Un ejemplo se refleja en la maquinaria agrícola, que está teniendo el mejor año en lo que va del siglo".
* "Pero más allá de esto, estamos sembrando futuro. Pusimos en marcha más de 150 iniciativas de desarrollo productivo, con especial foco en pymes, que incluyen múltiples líneas de financiamiento, asistencia y capacitación".
* "Enviamos al Congreso proyectos de ley para impulsar la producción nacional en la economía del conocimiento, la agroindustria, los hidrocarburos, y también para generar nuevos como el cannabis medicinal o vehículos eléctricos".
* "Pusimos en marcha el Plan de Desarrollo Productivo Verde, para que nuestra producción mejore su huella ambiental y para crear nuevos sectores verdes. Uno de ellos es el hidrógeno verde, que tendrá un futuro impresionante en nuestro país".
* "La semana pasada la empresa Fortescue anunció la mayor inversión del siglo XXI para Argentina, por 8400 millones de dólares, para producir hidrógeno verde en nuestro país, con un potencial impacto en múltiples cadenas de valor".
* "Capitalizamos la empresa mendocina IMPSA, una de nuestras joyas tecnológicas, que estaba en vías de quebrar. IMPSA produce múltiples cosas, entre ellas, molinos eólicos, que serán fundamentales para nuestra transición ecológica".
* "Pusimos en marcha Argentina Programa, la mayor iniciativa de la historia para que miles de personas puedan aprender a programar. Entre 2020 y 2021 se inscribieron 760.000 personas, equivalente a más del 3 por ciento de la población económicamente activa".
* "Recibimos, entre 2020 y 2021, 1146 anuncios de inversión (3 anuncios cada dos días), por 47.342 millones de dólares, tanto de empresas multinacionales como locales, y en sectores productivos de todo tipo: agro, industria, energía, software, minería".
* "Recibimos un anuncio de inversión importantísimo, de los más grandes de la década. Lundin invertirá 4200 millones de dólares para producir cobre en Josemaría, en el norte de San Juan. Se crearán 2500 puestos de trabajo y 3000 más durante la construcción de la mina".
* "El camino al desarrollo con inclusión es largo, pero soy muy optimista: estamos construyendo presente y sembrando futuro para que podamos vivir cada año un poco mejor. Avancemos sin dejar a nadie atrás".
El ranking de los vende humo
Otro es el cuadro de situación económica y sus perspectivas que ofrece gran parte de los economistas que circulan en el espacio público. Cuando el análisis de la gestión, en especial en la coalición oficialista, queda atrapada en la lógica de esos razonamientos conservadores, el saldo no será otro que el fiasco económico.
Resulta comprensible que una sociedad amenazada por el miedo al caos sea vulnerable a la acción de los vende humo presentados como economistas, pero no lo debería ser para quienes tienen responsabilidad política.
El detalle no menor es que casi todos los economistas que circulan por los medios de comunicación son conservadores, promotores del ajuste y dedicados a transmitir el pensamiento económico convencional.
La comprensión de los fenómenos económicos queda limitada entonces a voces de la ortodoxia. Se abona de ese modo a la construcción del sentido colectivo acerca de lo que sucede en la economía. Por un lado, se ocultan las razones estructurales que actúan como limitantes en la economía local. Por otro, se fortalecen postulados reaccionarios que son asumidos por grupos sociales vulnerables que se abrazan a sus verdugos.
No se trata de un dispositivo político, ideológico y mediático novedoso. El aspecto revelador de un reciente informe de Ejes de Comunicación es que se puede cuantificar. El trabajo relevó 1444 participaciones de 230 economistas (207 hombres y 23 mujeres) en la televisión y en radio, del 1° de enero al 25 de octubre de 2021.
Además de la manifiesta discriminación de género, es impactante el predominio de voceros de la derecha económica. El reporte indica que el liderazgo por cantidad de apariciones corresponde a Juan Carlos de Pablo con 91, empatan en segundo lugar Fausto Spotorno y Roberto Cachanosky 85 apariciones y en el tercer puesto se ubica Carlos Melconian con 58.
Las economistas mujeres que figuran en el top 20 son Diana Mondino con 32 apariciones y Marina Dal Poggetto con 20.
Los medios con mayoría de salidas fueron América 24 (329), CNN Radio (197), América TV (24) y Radio Con Vos (36).
El anterior informe de Ejes de Comunicación en 2018 tuvo como líder de ese ranking a Javier Milei, quien en esta oportunidad no se tuvo en cuenta en el listado por ser candidato a diputado por la Ciudad de Buenos Aires. Pero igual con mucha presencia mediática para difundir un discurso económico regresivo.
Entre los economistas que continuaron apareciendo como los principales consultados fueron Fausto Spotorno, quien mantuvo el 2° puesto en ambos relevamientos, también figuran Claudio Zuchovicki, Federico Furiase, Daniel Artana y Juan Carlos de Pablo.
Además de Milei, también hubo otros economistas que en este año de elecciones fueron candidatos y, por lo tanto, no figuran en la muestra pero igual tuvieron una intensa presencia mediática: José Luis Espert, Matías Tombolini y Martín Tetaz. Dos de estos tres tienen mensajes económicos ortodoxos.
El objetivo central para los próximos dos años
No hay dudas de que la principal asignatura de la pospandemia es la recuperación de los ingresos de trabajadores y jubilados, que en estos dos años sólo han podido defenderse desde su frágil situación luego de la tierra arrasada dejada por la alianza macrista-radical.
El saldo en este período, en promedio, será que no habrá pérdida del poder adquisitivo en términos reales, teniendo en cuenta que fue en tiempos de pandemia, crisis global del empleo y aumento de la desigualdad.
Lo que sucede es que el aspecto diferenciador del caso argentino es que el cuadro sociolaboral estaba muy dañado por el tercer ciclo neoliberal 2015-2019, lo que potenció los impactos de la pandemia aunque no haya habido retroceso en términos reales.
Las medidas compensadoras instrumentadas por el gobierno de Alberto Fernández sirvieron para evitar una caída mayor desde un piso muy bajo e intolerable socialmente, pero no fueron suficientes para iniciar un sendero de recomposición de ingresos de los sectores populares.
Esto último es el gran desafío para la segunda mitad del mandato, que se desarrollará en una fase ascendente del ciclo económico, salvo que se la aborte con alquimias en la política cambiaria (fuerte devaluación o desdoblamiento de tipos de cambio), por disputas políticas endogámicas o por debates sobre el sexo de los ángeles en un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
En lugar de estar lanzados a un disputa estéril sobre los frentes económicos tradicionales, que es el territorio conocido de las fuerzas conservadoras, un proyecto político que pretenda el bienestar general y que el crecimiento se distribuya sin que quede en pocas manos debería concentrarse en un objetivo urgente: conseguir dólares como sea por la vía comercial o por la financiera para evitar, precisamente, la crisis deseada por los vende humo de la city.