Suteba, principal gremio docente bonaerense, va hoy a elecciones internas en medio del conflicto con la gobernación de María Eugenia Vidal por la paritaria. A dos meses largos del inicio de las clases, la provincia sigue apostando al desgaste de la organización de los maestros, mientras cierra con otros sindicatos de trabajadores públicos, como UPCN, acuerdos del 20 por ciento, con ítems por presentismo y productividad, las nuevas vedettes de la flexibilización laboral macrista. Roberto Baradel, al frente del Suteba desde el 2006, encabeza la lista Celeste Violeta, que pone en juego su conducción frente a la Multicolor, que lleva como candidata a Romina del Plá. El dirigente dice que no recuerda otra elección con tantos intereses contrapuestos, ni una negociación salarial frente a un gobierno con la tozudez del macrismo. “Ellos ostentan el poder económico y creen que son dueños de la Argentina. El problema que tienen es que ni el Estado es su empresa ni nosotros somos sus empleados. Somos trabajadores de la educación que estamos dispuestos a defender nuestros derechos y el objetivo de una escuela con una educación pública de calidad”.
–La gobernación sigue sin llamar a los gremios a retomar la paritaria, pero dio un nuevo adelanto a cuenta del acuerdo.
–Sí, que decidió unilateralmente. También es verdad que hay un fallo judicial que le ordenó a la provincia dar el adelanto y también le ordenó devolver los días descontados por los paros, lo que no han hecho. Por eso el lunes intimamos a la gobernadora a que cumpla con la devolución de los descuentos.
–¿Por qué Vidal no cierra la discusión salarial por decreto?
–Porque intentan demostrar que ellos pueden con un sector que ha mostrado convicción y unidad para defender los derechos de los trabajadores. Quieren que aceptemos... o más que aceptemos: que terminemos rindiéndonos ante la imposición de una pauta salarial a la baja. Lo que están buscando es doblegarnos.
–La provincia dio un premio a los docentes que no pararon y ahora se encamina a fijar un plus por presentismo. ¿Hasta dónde da la fuerza social y la de los gremios para frenar la flexibilización de los convenios?
–La sociedad mayoritariamente apoya al reclamo docentes y cree además, mayoritariamente, que el conflicto tiene que ser resuelto por el gobierno. Nosotros no vamos a aceptar cambiar salud por salario. Es responsabilidad del gobierno pagar un salario digno, y además hacer lo que no está haciendo: volver más eficiente la inversión en educación, por ejemplo en el control de las licencias. Están gastando millones de pesos en una empresa que maltrata a los docentes, que tiene horarios reducidos, que no manda al médico a domicilio y que termina no controlando absolutamente nada. Nosotros no nos oponemos a que haya un control adecuado. Lo que no vamos a hacer es aceptar que un trabajador tenga que ir a trabajar enfermo. No puede haber un premio por ir a trabajar enfermo.
–Los descuentos, el presentismo, la oferta de aumento que deja afuera a los jubilados, ¿son una receta exclusiva del macrismo o ven en la región ofensivas similares?
–Empieza a haber ofensivas del mismo tipo, no es exclusiva de la Argentina... Pero en nuestro país tiene una intensidad que no se daba desde la dictadura militar. Nunca nos había pasado en democracia que nos quisieran sacar la personería por llevar adelante una medida de fuerza, una medida de fuerza que ni siquiera fue declarada ilegal. Hay una vulneración del derecho colectivo, un avasallamiento de lo que son las normas internacionales, los convenios de la OIT, incluso de la Constitución nacional y provincial. Ellos ostentan el poder económico y creen que son dueños de la Argentina. El problema que tienen es que ni el Estado es su empresa ni nosotros somos sus empleados, somos trabajadores de la educación que estamos dispuestos a defender nuestros derechos y a seguir procurando el objetivo de una escuela con una educación pública de calidad.
–Este conflicto, por su duración y la inflexibilidad del gobierno, dispersó a los docentes en distintas posturas. Hubo sectores que reclamaban ir más a fondo con los paros, mientras al mismo tiempo los niveles de adhesión bajaban. ¿Como procesa un gremio esas diferencias?
–Con la consulta en asambleas, con debate y la construcción de unidad. Yo creo que ellos nos hubieran derrotado si hubieran roto la unidad del Frente de Unidad Gremial en la provincia, y eso no lo lograron. Hoy seguimos unidos, igual a nivel nacional.
–¿Preveían que podían a llegar a las internas con la paritaria abierta?
–No. No que el gobierno atacara así a los docentes.
–Se ve una campaña con fuertes intereses cruzados. Las amenazas que tuvo en marzo y abril, el pedido de quitarle al gremio la personería, ahora las denuncias de la lista de izquierda sobre irregularidades en los padrones... ¿Es parte de la puja que se da en todas las elecciones del Suteba?
–Es la primera vez que se dan cruces tan fuertes. Las amenazas, las mentiras, el hostigamiento mediático, la campaña sucia. Nunca se dio una discusión en estos términos con el gobierno en el marco de las elecciones del Suteba. A tal punto hay intereses contrapuestos que el gobierno que intentó quitarnos la personería gremial y amenazó con cobrarnos multa por el plan de lucha, y la lista opositora recurre a él para tratar de impugnar la elección. No pudieron, se los desestimaron porque no tenían ningún elemento, los padrones están exhibidos desde el 29 de febrero.
–Está por terminar mayo; ¿cómo se plantea con el año tan avanzado un plan de lucha?
–Nosotros tenemos una orden judicial de no hacer paros por 30 días. Si el gobierno no avanza con una propuesta salarial que podamos someter a la consulta de los docentes, los 6 gremios de la provincia vamos a convocar a asambleas y congresos para discutir medidas de acción directa. Yo creo que nos hubieran derrotado si hubieran roto la unidad de los gremios docentes en la provincia, pero no lo lograron. Hoy seguimos unidos, igual que a nivel nacional. Mantenemos la unidad para sostener el objetivo de un aumento salarial digno, para rechazar cualquier pauta a la baja o que quiera dejar afuera a los jubilados, porque si no salimos nosotros, los docentes en actividad, a defender a los jubilados, ¿quién va a defenderlos? Vamos también por todas las cuestiones que tienen que ver con una educación pública de calidad, porque sabemos que el gobierno se llena la boca tratando de justificar darnos un salario por debajo de la pobreza mientras habla de mejorar la escuela, pero cuando terminan las paritarias no hace nada. Si el año pasado hubiéramos tenido en cuenta lo que decía el gobierno, la paritaria hubiera sido del 20 o 25 por ciento; terminó siendo del 41. Lo único que hay es una negación, una tozudez de imponer una pauta a la baja.