Con el escrutinio de las elecciones legislativas con tendencias definidas, el presidente Alberto Fernández anunció el comienzo de un nueva etapa de su gobierno que, todo parece indicar, seguirá siendo lo dura y difícil como la primera. Pero no en la magnitud que presagiaban desde la oposición que, de manera conveniente, continúa olvidando la crisis económica que generaron hundiendo al país. El resultado de esta elección legislativa es más bien agridulce donde le otorga, por un lado, la posibilidad al gobierno nacional de mantener la condición de primera minoría en ambas Cámaras del Congreso de la Nación, aunque perdió el quórum propio en el Senado. A nivel de la provincia de Buenos Aires, el Frente de Todos remontó de manera vertiginosa la derrota en las PASO y, al cierre de esta edición, Victoria Tolosa Paz estaba a solo 1,3 por ciento de alcanzar a Juntos por el Cambio. Más allá de lo que resulte al final del conteo, lo cierto es que Axel Kicillof ahora tiene mayoría en el Senado provincia facilitándole la gestión de gobierno. La otra alegría para el oficialismo llegó desde el Chacho donde el gobernador Jorge Capitanich impuso a sus candidatos y dejó atrás la derrota de septiembre. En Tucumán, tierra del jefe de Gabinete Juan Manzur, el peronismo ganó aunque por menor diferencia a las obtenidas en las primarias. El dato que ensombrece la jornada electoral es el desembarco de la ultraderecha en el Congreso. El partido de Javier Milei obtuvo el 17 por ciento de los votos porteños y junto a José Luis Espert, tendrán un bloque de 5 diputados.
"Si queremos resolver estos desafíos a los que nos enfrentamos, necesitamos que las grandes mayorías generen consensos", avisó el Presidente en un discurso grabado poco después de que el ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro anunciara los primeros datos del escrutinio provisorio. Fue la primera pista que dio Fernández de cómo planea caminar la segunda parte de su mandato donde aspira a conciliar una agenda legislativa con la oposición y que el Presidente espera que sea "responsable y abierta al diálogo", es decir "una oposición patriótica".
Mauricio Macri, el principal opositor, comenzó la jornada electoral alejado de ese perfil de oposición patriótica al declarar que se estaba ya viviendo el "comienzo de un período de transición" como dando por finalizado el gobierno del Frente de Todos. Con el escrutinio encaminado, Horacio Rodríguez Larreta dijo a sus seguidores que "con la grieta no vamos a solucionar los problemas del país" y afirmó que "no es una noche de festejo, pero si una noche de esperanza". Poco después, María Eugenia Vidal dijo que "millones de argentinos en todo el país dijeron basta y derrotaron a la tristeza, la frustración, al enojo". Atrás, Macri solo miraba y escuchaba. Poco después, dirá que el llamado al diálogo de Alberto Fernández le sonó "algo oportunista".
Debe haber más de una razón por la que Larreta dijo que no era una noche de festejos. Es posible que una de ella son los legisladores porteños que perdió a manos de Milei y lo alejó de los dos tercios de la Legislatura con que soñaba contar. El ultraderechista incluso le quitó dos posibles bancas que podría haber sumado para el bloque de diputados nacionales.
En Juntos por el Cambio aspiraban a desplazar de la conducción de la Cámara de Diputados a Sergio Massa. Para eso debían convertirse en la primera minoría. Hicieron el esfuerzo pero no les alcanzó. Y es que el oficialismo también hizo su tarea, con los gobernadores e intendentes más comprometidos, más metidos en el territorio se logró dar vuelta malas experiencias en septiembre como la de Chaco. Un resultado que justificó la alegría de Massa durante su discurso en el búnker del FdT: "Quiero contarte Presidente (Alberto Fernández) que gracias al voto de millones de argentinos desde el 10 de diciembre el Frente de Todos sigue siendo la primera minoría en la Cámara de Diputados, con 119 diputados, 3 más".
El entusiasmo de Massa se entiende y tal vez contagió a Alberto Fernández que, a diferencia de su discurso con tono institucional había emitido una hora antes, ahora en el bunker oficialista agradeció la remontada: "Quiero darle las gracias a todas y todos los militantes que hicieron un esfuerzo inconmensurable para llegar a la casa de cada vecino y vecina. Por eso les pido que el próximo miércoles que recordamos el día de las militancias llenemos la Plaza de Mayo y celebremos este triunfo como corresponde".
A partir del 10 de diciembre la Cámara baja mostrará un bloque del Frente de Todos con 119 votos y a Juntos por el Cambio con 116. El quórum requiere de 129 almas sentadas y eso obligará al oficialismo a negociar aún más los proyectos de ley. Si bien ya lo venía haciendo, ahora será un tanto más complicado porque la ultraderecha jugará a radicalizar a Juntos por el Cambio algo que, de alguna manera, ya lo vino logrando. Entre Milei y José Luis Espert suman cinco diputados que le harán valer su peso en oro al macrismo al momento que precise de sus votos en una sesión.
En el Senado la situación no será muy diferente pero se siente un poco más. El Frente de Todos caerá de 41 a 35 senadores. Así el gobierno perderá la tranquilidad de contar con el control de esta Cámara y ahora le faltarán dos votos para el quórum, una condición que gozaban desde hace 38 años. El macrismo contará desde diciembre con 31 senadores, los suficientes para obligar a José Mayans, el jefe del bloque del FdT, a sentarse con más paciencia a negociar las sesiones.
Provincia de Buenos Aires
Cuatro de cada diez votos del país provienen de la provincia que gobierna Axel Kicillof. En septiembre, el Frente de Todos había sufrido una derrota inesperada donde JxC le sacó una diferencia de casi cinco puntos. Ahora esa diferencia se reduce a la mínima expresión, 1,3 por ciento. Ese puede ser otro de los motivos por lo que Larreta consideró que no era una noche de festejos. Por el contrario, fue la razón de la alegría de Kicillof y también la de intendentes como Mayra Mendoza de Quilmes que recuperaron sus distritos de las derrotas de las PASO. El otro municipio "recuperado" es el de San Martín, tierra del ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis. Es más, la mejora en el resultado legislativo le permitirá a Kicillof tomar el control del Senado provincial y, de esta manera, avanzar en reformas que necesitaba para poder gobernar con más tranquilidad.
La izquierda
El Frente de Izquierda de los Trabajadores-Unidad se convirtió en tercera fuerza nacional. No es un dato menor. Entre los cuatro diputados nacionales conseguidos se encuentra Alejandro Vilca, un trabajador que logró colarse entre Cambia Jujuy, la versión macrista de esa provincia que representa Gerardo Morales y el Frente de Todos. Al final del recuento provisorio, en esa provincia norteña cada partido se quedaba con una de las tres bancas en juego. En tanto, por la Ciudad de Buenos Aires regresa al Congreso Myriam Bregman que, junto a Vilca, Nicolás del Caño y Romina del Plá formarán el bloque de izquierda.
La ultraderecha
Milei y Espert se reivindican libertarios o liberales. Sin embargo, sus discursos son la representación más clara y precisa de la ultraderecha. Jugando por los márgenes de la democracia y valiéndose del malhumor social, avanzaron sobre el universo de electores de Juntos por el Cambio. Está claro que sus votos llegan, en su gran mayoría, desde el macrismo al que cuestionan por "tibio". Milei y Espert juntan entre sí unos cinco diputados. No está claro si funcionarán como un solo bloque o interbloque. Es más probable que sea esta última opción porque les da más beneficios en cuanto a participación en comisiones y, sobre todo, en la cantidad de empleados que puedan tener en sus respectivos bloques. Triquiñuelas de la "casta" que suelen despreciar.
El arribo de la ultraderecha al Congreso no garantiza que tenga una conducta "patriótica" como reclama el Presidente y tal vez como lo necesita el país en estos momentos en que se comienza a salir de la pandemia, la del covid-19, y se pretende superar la del macrismo.