Los encuestadores diagnosticaron bien esta vez. Tal como lo reflejó PáginaI12 en su edición del domingo, la elección bonaerense estaba en situación de empate técnico, un dato que acercaron en la noche del sábado los consultores Roberto Bacman y Federico Aurelio. Según los sondeos casi diarios que ambos iban realizando, las distancias se fueron achicando jornada a jornada y se llegaba a ese empate que diagnosticaron. Del otro lado, los consultores que trabajan para Juntos por el Cambio anunciaron hasta nueve puntos de diferencia en el distrito bonaerense e incluso el mismo domingo, como producto de dos bocas de urna, insistían en que la ventaja para el macrismo sería de más de cuatro puntos: 41 a 36,5 por ciento, anticipaban. Tal vez eso trajo el desencanto de la noche. En el Frente de Todos (FdT) la decisión fue no hacer boca de urna porque --según dijo uno de sus líderes-- “los errores en las PASO fueron muy grandes y no vamos a repetir la experiencia”.
La cuestión del presentismo electoral volvió a ser clave. Para todos los consultores, cuantos más ciudadanos fueran a votar, más chances tenía el FdT, un tema sobre el que enfatizaron Raúl Timerman y Facundo Nejamkis durante toda la campaña. El día arrancó con datos que parecían optimistas. La Cámara Nacional Electoral hasta estableció un crecimiento de la votación del 11 por ciento poco después del mediodía, lo que llevaba el presentismo a una cifra altísima: 78 por ciento. Pero, en el atardecer, el dato se fue pinchando y se concluyó con el 72 por ciento a nivel nacional, casi 73 en la Provincia de Buenos Aires. Es el presentismo más bajo desde 1983. Los consultores afirman que el FdT recuperó 400.000 votantes, pero que se podía haber recuperado el doble. Eso hubiera significado el triunfo del FdT.
Para el oficialismo, la elección era muy difícil, con puntos de agenda claramente perjudiciales: la inflación, la especulación con el dólar blue y la utilización política del homicidio del quiosquero en Ramos Mejía. El intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, tenía el sábado encuestas que exhibían, por ese asesinato, la pérdida de dos puntos en las encuestas de su distrito. Aún así, tenía el pronóstico de que el FdT ganaba por 20, lo que efectivamente se cumplió. A favor del FdT --siempre según los consultores-- jugó la batalla por el congelamiento de precios, aún con resultados muy incipientes.
Los factores claves en la mejora de la perfomance del oficialismo fueron dos:
- El clima de mejora que produce la reducción de las restricciones, con mayor actividad y vida social a todos los niveles. Es cierto que la reactivación aún no llega a los sectores más postergados, pero se respiran aires distintos.
- Una labor mucho más intensa de los intendentes, que estuvieron bastante ausentes en las PASO y esta vez se volcaron al territorio con otra fuerza.
En CABA casi no hubo pifiadas de los encuestadores. La encuesta de Ricardo Rouvier adelantó todas las tendencias. Anticipó que María Eugenia Vidal estaría cerca del 48 por ciento, que Leandro Santoro rondaría el 25 por ciento y conservaría el segundo puesto (algo sobre lo que agitaban los grandes medios) y diagnosticó el crecimiento de Javier Milei, sin salir del tercer lugar. En duda estaba el ingreso a la Cámara de Diputados de Miryam Bregman, porque dependía de una distribución milimétrica, pero finalmente la líder del Frente de Izquierda consiguió la banca. Rouvier también pronosticó que, a nivel nacional, JxC le sacaría ocho puntos al FdT.
Hugo Haime, que trabajó en La Pampa, fue señalando que la victoria del FdT era más que improbable, lo que seguramente se precipitó por las duras peleas internas dentro del peronismo. Lo mismo se puede decir de Chubut: las encuestas de Shila Vilker también pronosticaron la pérdida de bancas en esa provincia y Analía Del Franco igualmente reflejó con anticipación los datos que se dieron en Misiones.
A lo largo de las últimas semanas, no faltaron los que hablaban de un lunes negro, o el 15, como una fecha fatídica para el oficialismo. No ocurrió. Y para los encuestadores también hubo alivio, después de unas PASO en que hasta los consultores de JxC pifiaron diciendo que iba a ganar el peronismo. Ahora, los profesionales de las encuestas cierran la etapa de las legislativas más tranquilos, aunque saben que los sondeos se están haciendo muy difíciles: cada vez hay menos teléfonos fijos, la gente no quiere contestar encuestas en el celular, los jóvenes no responden, está lleno de ciudadanos que no quieren decir a quién van a votar y, por razones de seguridad, está muy limitada la posibilidad de que alguien reciba a un encuestador en su casa, algo que era habitual cuando regresó la democracia.