El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, designó nuevos jefes de las Fuerzas Armadas tras el enfrentamiento entre bandas que dejó 68 presos muertos y 28 heridos el pasado fin de semana en la Penitenciaría Guayas 1, la segunda gran masacre en esa prisión en menos de dos meses. Lasso aceptó la renuncia tanto del jefe del comando conjunto, vicealmirante Jorge Cabrera, como del director del organismo a cargo de las cárceles del país (SNAI), Bolívar Garzón, indicó la secretaría de Comunicación de la presidencia en un comunicado.
El mandatario ecuatoriano tomó esas decisiones en una reunión con los ministros de Gobierno y de Defensa, así como con los jefes militares y policiales para "determinar las principales acciones a continuar ejecutando ante la situación carcelaria", agregó el texto. Lasso designó así como nuevo jefe del comando conjunto al general Orlando Fuel, quien ocupaba el cargo de comandante del Ejército, y encargó la dirección del SNAI a Marlo Brito, hasta ahora titular del estatal Centro de Inteligencia Estratégica. El general Luis Burbano pasó a ser comandante del Ejército.
En tanto, la Secretaría de Comunicación ecuatoriana informó que 34 de las 68 víctimas de la masacre carcelaria ya fueron identificadas y que el gobierno despliega una serie de acciones articuladas "para atender y brindar el acompañamiento necesario a los familiares". Luego de la salvaje revuelta del fin de semana, el vocero presidencial Carlos Jijón indicó que "la situación está controlada en toda la Penitenciaría".
Estados de excepción
Entre el viernes y el sábado se produjo una matanza de 68 presos en la principal penitenciaría de Guayaquil, también escenario de otro choque armado entre bandas con vínculos con el narcotráfico que dejara un saldo de 119 fallecidos en septiembre, constituyéndose en la mayor masacre carcelaria de Ecuador y una de las peores de Latinoamérica.
Lasso decretó dos estados de excepción debido a la situación en las prisiones y calles de Ecuador a causa del narco: uno el 30 de septiembre por 60 días para las cárceles, y otro el 18 de octubre también por 60 días, movilizando a los militares a las calles para que apoyen a la policía en patrullajes y requisas. Pero la Corte Constitucional limitó su alcance, prohibiendo el ingreso de efectivos militares a las penitenciarias, acotando su presencia en los exteriores hasta fines de este mes y exigiendo que patrullen las calles por no más de 30 días.
"Situación de salvajismo"
Las masacres carcelarias en el país son cruentas, con cuerpos quemados, decapitados y desmembrados. A menudo los reclusos se enfrentan con armas de fuego y explosivos, y muchos se preguntan cómo esos elementos ingresan a cárceles de máxima seguridad. El gobernador de la provincia de Guayas (cuya capital es Guayaquil), Pablo Arosemena, describió que en la reciente revuelta ocurrieron "cruces de bala muy intensos" y una "situación de salvajismo".
En paralelo al motín, un radar militar que Ecuador instaló en octubre para luchar contra el narcotráfico dejó de funcionar hace una semana debido a una explosión. Las autoridades no descartan que haya sido blanco de un ataque "terrorista".
Con capacidad para 30 mil personas, las 65 prisiones ecuatorianas están ocupadas por 39 mil reclusos, una superpoblación del 30 por ciento. Del total de reos, 15 mil carecen de sentencia.
La tasa de homicidios subió de 7,8 por cada 100 mil habitantes en 2020 a 10,6 entre enero y octubre de 2021, según el gobierno de Ecuador, país ubicado entre Colombia y Perú (los principales productores mundiales de cocaína) y que ha decomisado más de 155 toneladas de drogas este año, un nuevo récord.