Identidad testimonial y Al bárbaro le doy paz son los espectáculos que el director Pablo Gorlero tiene en cartelera. Periodista, investigador y crítico de teatro, Gorlero se inició en la dirección de espectáculos musicales impulsado por Ricky Pashkus, con quien dirigió diez años atrás Primeras damas del musical. A partir de ese debut, Gorlero ya lleva estrenados una veintena de títulos, entre los cuales se cuenta la emblemática Hair, además de otros de su propia autoría.

Desde su adolescencia, el director sintió fascinación por “el lenguaje hablado como continuación del canto y la danza”, según precisa en la entrevista con Página/12. El confinamiento, como a tantos, lo llevó a probarse en el streaming y ése fue el origen de Identidad testimonial, obra que también tuvo su versión al aire libre y ahora se puede ver en la sala El ópalo. La obra reúne una serie de temas extraídos de diversos espectáculos musicales, relacionados con todo tipo de segregación. Aborda, entre otras cuestiones, el fenómeno de la inmigración, a partir de "Los sin papeles", tema de Notre Dame de París, el respeto al diferente, en palabras de "La mujer barbuda", de El gran Showman, y "Soy lo que soy", de La jaula de las locas. Los intérpretes son Agustín Iannone, David Okada Caldas, Daniela Rubiatti, Mariano Taccagni y Belén Ucar.

Por su parte, Al bárbaro le doy paz toma su título de "Para los demás", canción de María Elena Walsh que inicia su álbum de 1968 Juguemos en el mundo. “Tenía todos los discos de María Elena”, cuenta Gorlero, “pero fue durante la pandemia que descubrí que tenía tantos dedicados a un público adulto”. Los intérpretes de esta obra que puede verse los martes en el Teatro Picadero son Mariano Magnífico, Julián Pucheta, Flavia Pereda y Déborah Turza.

María Elena era, según describe el director, “tan filosa como erudita, confesional e intimista, pero también crítica de la realidad”. Gorlero también subraya que “su lealtad a sí misma y a sus ideas, a su feminismo, así como su lucha por las causas honestas enfrentó al orden reinante, al que siempre invitaba a cuestionarse. Con juegos de palabras, introduciendo el disparate, sabía cantar la realidad argentina con una espontaneidad inusitada”, concluye.

-¿Cómo se produjo ese descubrimiento?

-Volví a escuchar sus discos después de mucho tiempo. Y encontré a una María Elena mordaz, irónica, que toma temas sociales y habla de ellos en forma satírica, como en la canción que le dedica a la policía, llamada "The Kana". Descubrí que había tanto material teatral que, pensando en los diez años de su muerte, me propuse hacer un espectáculo conceptual.

-¿Es porque no cuenta un argumento?

-Sí, es un espectáculo que no tiene trama sino conceptos que van estableciendo una continuidad entre palabra, música y una coreografía que no está puesta para decorar.

-¿Cómo son sus personajes?

-Pensé en tres personajes que reflejan a la autora, que encarnaran su dialéctica y que reúnen sus diferentes facetas. Uno es “La que protesta”, la María Elena que da cuenta de su enojo sobre alguna cuestión cuando canta, otro, “La enamorada”, la que tiene a su cargo algunas de las bellísimas canciones de amor que compuso, y “El hombre niño” que, con su gran capacidad de metáfora refleja la infancia que hay en cada adulto.

-El espectáculo también reúne algunas de las canciones pensadas para el público infantil.

-Sí, como "La pájara pinta", que habla sobre la responsabilidad sobre la vida y la muerte. Cuántos niños en la época en que era común jugar con gomeras habrán dejado de usarlas, después de escuchar esa canción.

-¿Y Magoya, el cuarto personaje?

-Es el que reconoce su origen teatral y representa al ciudadano que se cree todo lo que le dicen los medios y lo que se dice en la calle. Los otros personajes intentarán “avivarlo”. El espectáculo también incluye textos escritos para diferentes medios, como el que le dedica a Evita. Aun cuando María Elena no era peronista, es enorme la admiración que sentía por la figura de Eva.

* Identidad testimonial, El ópalo (Junín 380), sábados a las 21. Al bárbaro le doy paz, Teatro Picadero (Pasaje Enrique Santos Discépolo 1857), martes a las 20.