Como en una especie de vuelo emocional hacia sus orígenes, el “Negro” Falótico volvió sobre su primer amor musical: el bolero. Es él mismo quien recuerda el flyer de su presentación debut: "Negro Falótico y Matías Álvarez - Tangos y Boleros", y es él también quien conecta aquella génesis -que fue concierto, claro- con el hoy. No hacen falta muchas palabras. El disco que acaba de publicar se llama justamente Boleros y quien le arregló todas las piezas, como en un taller de orfebrería fina, fue aquel socio de los principios.
“Matías tiene muy en claro lo que es acompañar a un cantante. Es el que va apuntalando la interpretación y sugiriendo recursos musicales, climas. Y, además, algo importante es que le presta atención a las letras”, subraya el cantor, con foco en el pianista que será de la partida en la presentación del disco el martes 7 de diciembre en el Centro Cultural Torquato Tasso (Defensa 1575), junto a Agustín Marquesano en bajo, Augusto Argañaraz en batería y un cuarteto de cuerdas dirigido por el violinista Javier Weintraub. “Y si las agendas se alinean, también estarán los maravillosos músicos invitados que participaron del disco”, se entusiasma el cantante de Rodolfo Mederos y Amores Tangos, deseando las potenciales presencias de Franco Luciani o el “Mono” Izarrualde.
El disco a estrenar es un homenaje a los grandes del género. Combina versiones de Chico Novarro y María Grever con piezas de Armando Manzanero y Consuelo Vázquez. “La verdad es que es la primera vez que escucho tantas veces un disco mío ¡como si no fuera mío!”, ríe y se florea el experimentado cantor sobre el sucesor de Hace tiempo (2012) y Primero, después y al fin (2017). “Entre los temas que grabé, primero me enganché con 'Amnesia', luego con 'Un poco más', después gasté 'Yo lo comprendo' y ahora estoy copado con 'Regálame esta noche'... Espero seguir gustándome en otros y no cansarme”, vuelve a reír.
-Chico Novarro, Dino Ramos y Roberto Cantoral son los “interpretados” que más se repiten en la lista de temas. ¿Por qué?
-Bueno, Chico se repite porque conozco la mayoría de su obra, no solo de bolero sino también de tango. Le tengo una tremenda admiración. De hecho, más de una vez en los conciertos he tenido que sacar algún tema porque cuando mirábamos la lista, la mitad eran suyos (risas). En el caso de Cantoral y Dino, la verdad es que no conozco en profundidad sus trabajos, por eso fue un poco azaroso que aparezcan porque son obras que surgieron del camino recorrido.
-Vos que trabajás indiferentemente con el tango y el bolero, ¿qué aspectos te suenan más disímiles entre ambos géneros, desde la interpretación?
-Mi visión es que el tango es más dramático, tanto musical
como literariamente. Los tópicos que se abordan tienen más que ver con casi
todas las aristas de la condición humana y a veces con ciertos aspectos
sociales, mientras que el bolero se encarga de retratar casi exclusivamente las
diferentes sensaciones y situaciones que se suceden alrededor de un amor. Y en
lo musical, el bolero tiene una frescura propia del ritmo y la instrumentación.
El tango es más espeso, quizás más solemne.