Una jueza de Estados Unidos ordenó este lunes la liberación del ultraderechista Steve Bannon, aliado del expresidente estadounidense Donald Trump, horas después de que se hubiera entregado al FBI, aunque le retiró el pasaporte para evitar que se fugue del país. Bannon, de 67 años, se había presentado ante la agencia de investigación criminal porque el viernes fue imputado de dos cargos de desacato al Congreso por no haber respondido a unas peticiones para testificar y por no entregar unos documentos al comité legislativo que investiga el asalto al Capitolio del seis de enero.
A la salida de la corte en Washington, Bannon se mostró desafiante y con el dedo en alto a modo de advertencia exclamó: "¡Esta vez se han metido con el tipo equivocado". Acusó al presidente estadounidense, Joe Biden, al fiscal general Merrick Garland, y a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, de estar violando su libertad de expresión y, en varias ocasiones, repitió: "Ahora vamos a ir a la ofensiva, ya verán".
Preguntado por los periodistas por el significado de sus amenazas, el abogado de Bannon explicó que van a ir a la "ofensiva" porque defenderán "afirmativamente" sus derechos en las cortes. Bannon, quien fue el arquitecto de la campaña electoral de Trump en 2016, también se mostró combativo con la prensa cuando se acercó a entregarse a primera hora del día a las oficinas del FBI en Washington. En ese momento, antes de entrar, declaró que su objetivo es "derribar el régimen de Biden".
Después de entregarse al FBI, Bannon pasó unas horas en custodia federal y compareció ante la jueza Robin Meriweather de la Corte del Distrito de Columbia. En la vista, la Fiscalía no pidió prisión preventiva para Bannon y la magistrada decidió ponerle en libertad a la espera de juicio con las condiciones comunes en estos casos: retiro de pasaporte para evitar la fuga de Estados Unidos y la condición de que notifique con anterioridad a las autoridades judiciales de cualquier viaje dentro del país.
La próxima comparecencia judicial de Bannon será el próximo jueves por la mañana, pero será de manera virtual por pedido de sus abogados. Esa comparecencia será ante el juez del Distrito de Columbia, Carl J. Nichols, quien fue nombrado por Trump. Cada uno de los cargos que se le imputan a Bannon acarrean una pena de entre 30 días y un año de prisión, así como una multa de entre mil y cien mil dólares.
Un caso penal contra Bannon podría tardar años en resolverse ante la justicia y, aunque hay antecedentes de funcionarios de administraciones demócratas y republicanas cuestionados por desacato por el Congreso, las acusaciones penales por esa figura son extremadamente raras.
La imputación formal se produjo el viernes pasado después de que el 21 de octubre la Cámara de Representantes de Estados Unidos declarara en desacato a Bannon por rehusarse a comparecer ante el comité investigador del asalto al Capitolio del seis de enero de este año por parte de una turba de seguidores del expresidente Trump. Dicha declaración pasó al Departamento de Justicia, que debía decidir si seguir adelante con el proceso.
Bannon no se presentó ante los legisladores de la comisión invocando el derecho de los presidentes estadounidenses a mantener la confidencialidad de ciertos documentos y discusiones. Otro aliado de Trump, su antiguo jefe de gabinete Mark Meadows, se saltó igualmente el viernes una citación para comparecer. Pero, según la comisión investigadora, estas protecciones no se aplican porque Trump ya no es presidente y nunca ha hecho valer oficialmente ese privilegio del Ejecutivo.
Bannon no ocupaba ninguna función oficial el seis de enero en que se escenificó la dramática invasión al Congreso, pero la comisión de la Cámara de Representantes cree que habló sobre la protesta con el presidente en los días previos. Además toman en cuenta sus declaraciones en un podcast 24 horas antes del asalto al Capitolio. "¿Va a desatarse el caos mañana? Mucha gente me ha dicho: 'Hombre, si hubiera una revolución, sería en Washington'. Bueno, ese será nuestro momento en la historia", llegó a decirle Bannon a sus oyentes.
El pasado seis de enero, cinco personas murieron y cerca de 140 agentes fueron agredidos por manifestantes partidarios de Trump que irrumpieron en el Capitolio armados con hachas, bates y palos de hockey, entre otros objetos, según datos de las autoridades. El asalto se produjo después de un acto en el que el expresidente se negó a aceptar su derrota en las elecciones de noviembre de 2020 e instó a sus seguidores a marchar hacia la sede del Congreso, donde los legisladores estaban reunidos para certificar la victoria electoral de Biden, quien llegó a la Casa Blanca el 20 de enero de 2021.
Consejero verborrágico y muy influyente, Bannon jugó un papel clave en la elección de Trump al dar un giro populista y supremacista a la triunfal campaña del multimillonario republicano en 2016. Pero además es considerado un gurú de la ultraderecha global, ya que su prédica reaccionaria lo ha llevado a recorrer países como Francia, Hungría, España, Italia o Brasil, donde hizo buenas migas con uno de los hijos del presidente Jair Bolsonaro, el diputado Eduardo Bolsonaro.