Donald Trump usó la tribuna de la Academia de Guardacostas, en Connecticut, para responder al escándalo desatado tras el despido de James Comey del FBI y las revelaciones en torno del caso Flynn: “Vean cómo me han tratado los medios. Ningún político ha sido peor tratado en la historia. Pero la adversidad te hace fuerte”.
Así, el presidente intenta pasar a la ofensiva, luego de que se revelara que en febrero pasado había presionado a Comey, entonces director del FBI, para cerrar la investigación sobre los presuntos vínculos del general Michael Flynn con Rusia, affaire que le costó el puesto al titular del Consejo de Seguridad Nacional y reavivó la sospecha sobre la injerencia del Kremlin en las últimas elecciones norteamericanas.
“Las cosas no son siempre justas. Cuanto más noble sea tu lucha, a más oposición te enfrentarás. No hay que retroceder, sino luchar, luchar y luchar”, agregó un Trump que hace dos semanas echó a Comey y ahora juega abiertamente a victimizarse.
La noticia de que un día después de la renuncia de Flynn, el 14 de febrero, Trump hubiera pedido quedarse a solas con Comey en el Salón Oval y le pidiera el cierre de la investigación, se convirtió en un boomerang. “Espero que puedas ver la forma de dejar esto pasar, de dejar pasar lo de Flynn. Es buen tipo. Espero que le puedas dejar ir”, fue la frase del presidente, luego de que Flynn admitiera sus reuniones con el embajador de Moscú, Sergei Kislyak.
Comey guardó las notas de aquel encuentro, que hoy desmiente la Casa Blanca, y conservó un memorándum privado de cada conversación con Trump, durante las cuales parece innegable que Trump quiso influir en la investigación del FBI.
La existencia de los papeles de Comey pueden quitarle algo más que el sueño a Trump. Esa documentación puede servir como prueba en la Justicia. El presidente del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, el republicano Jason Chaffetz, pidió al FBI que le entregara "todos los memoriales, notas, grabaciones o cualquier comunicación entre Comey y el presidente", papeles que ahora también quiere revisar el Senado, ya que pueden llevar al mandatario al impeachment, cuyo antecedente histórico no ayuda al magnate: Richard Nixon fue forzado a renunciar luego de admitir que había presionado al FBI para ocultar el Watergate.