ilvia Cabrera, periodista venezolana, doctora en ciencias políticas, sentó a su mesa semanal de información internacional, en el canal alemán DW, la noche del 14 de octubre, al argentino experto en política latinoamericana Ezequiel Bistoleti, para desmenuzar “la platita” de “Pandora Papers”. En la mesa brotaron como hongos las compañías offshore que devoran plataza para diluirla en una cerrazón oscura; verdaderos “paraísos” de goce para los evasores que tragan biyuya, platita que corresponde a los impuestos.
Bistoleti encabezó su lista argentina producto de su relevamiento de Pandora, con Mercado libre y Techint, primeros ejemplos de una lista larga de argentinos que ocupa el tercer puesto en el ranking mundial de evasores. Una lista que resalta lo que no se debe hacer si se quiere, como se supone, el respeto y el aprecio de los compatriotas. Y si se respeta y aprecia, como también se supone, a los que ayudan a hacer monumentales montones de platita. Pero…esas suposiciones que conllevan un feliz y noble comportamiento se borran cuando el que se sienta en soledad a tomar decisiones, decide -cambio de ciudadanía mediante- cantar otro himno en otras fiestas patrias, en una especie de feliz autodestierro, decretado por voluntad propia .
No fue así en tiempos pasadísimos, por aquel entonces el destierro era otro cantar; en el del Cid, el destierro de Rodrigo Díaz que se dio en 1081, época de caballeros, hubo sufrimiento. Había sufrimiento y un dolor mayúsculo en el caballero que perdía el rumbo, el terruño, la tierra que lo vio nacer, sobre todo por el dolor de perder la confianza del rey.
“Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, pero puede haber otra versión de la frase de Jesús (San Mateo 22, 15-21): Dad al Estado lo que es del Estado para que el Estado dé al pueblo la platita que es del Pueblo.
A los caballeros y sus consignas de honor se los devoró el polvo, el de los siglos que se depositó en los caminos fue cayendo inadvertido hasta que llegó el último, el bien intencionado caballero de la larga figura que montado en Rocinante gastaba su platita para resolver entuertos; se trataba de un caballero de ficción.
Poquitos días antes de la mesa alemana en DW, en la mesaza de la TV porteña, Martín Tetaz, candidato a diputado de Juntos por el Cambio, delante de la conductora nieta de la conductora original siempre iluminada de destellos Ricciardi, gritó ¡Platita! --Clarín había informado: “En su campaña Tetaz va a hablar de economía”-- y disparó billetes, bajo los aromas flotando sobre los comensales que comen rico, ricos platos llegaban puntuales a la mesa de grandes proporciones. Y en medio de gente divertida, Tetaz disparó al aire mucha platita, salía como un tiro del artefacto que empuñaba como un caballero su espada, la platita temblaba un segundo y se desparramaba sobre las cabezas.
El presidente Fernández días antes había metido platita, billé, en los bolsillos demasiado flacos o vacíos del todo de muchísimos argentinos sin platita para mejorar su mesa.
Nicki canta:
“Regalito a la mama, par de bille´ (par de billé)
Pá que se lo goce y de mí no se olvide
(no se olvide)…
La mala vida que me persigue…
(de Mala Vida, de Nicki Nicol).
La mesa con la silla que ahora nadie ocupa por culpa del Covid, mesa que se repite a lo largo y a lo ancho, en miles y miles de casas argentinas, la mesa que cruza los límites del país y se desparrama por el mundo y enluta a cada habitante del planeta. Mientras, en la mesa de las grandes decisiones se retacean vacunas a los países que dicen "no tenemos platita, no podemos pagar esa montaña de platita por las vacunas".
La mesa con la silla vacía en la casa 79, de la manzana 35 en la villa 31, de Ramona Medina de 42 años, dos hijas, Maia y Guada, trabajaba en casas de familia. Murió el 17 de mayo del 2020. Vocera de La Garganta Poderosa, había viralizado un video en el que abría inútilmente la canilla del baño de su casa: “Ocho días llevamos sin agua, y no podemos lavarnos las manos, le pregunto al señor Diego Santilli que dice en televisión que el servicio está funcionando, si vino a nuestra casa a ver nuestra situación, lo invito a que se quede en mi casa un día y vea el terror, la desesperación de no tener agua. El miedo que tenemos de contagiarnos este virus, ¿Qué hacemos si no tenemos agua?”.
No se puso la platita para que el suministro de agua llegara como debía llegar a todas las manzanas de la villa 31, la ciudad de Buenos Aires se tragó esas manzanas, los que abrían la canilla no encontraban agua, en el momento en que el agua era la barrera contra el Covid.
Los santafesinos que no consiguen poner en su mesa lo necesario, mientras que billetera Santa Fe mejora la de los que bajaron su aplicación de internet, piden una recomposición de la tarjeta alimentar para su mesa, tarjeta de la que dependen cientos de miles de rosarinos.
¿Qué se hace si no hay platita para tener qué poner en la mesa?