El Gobierno ratificó su hipótesis de que hay un objetivo de intimidación pública y desgaste político por parte del crimen organizado detrás de las balaceras de los últimos días, y de los ataques vandálicos contra objetivos de Newell's Old Boys y Rosario Central. "Creo que no es un asunto de barrabravas. Son violentos que usan a Central y a Newells para amedrentarnos, para la intimidación pública, y parte de su plan es difundir lo que hacen, viralizarlo. Quieren torcerle la mano al gobierno y no lo van a lograr", diagnosticó ayer el ministro de Seguridad, Jorge Lagna, al reunirse en sede de Gobernación con los titulares de ambos clubes, Ignacio Astore y Rodolfo Di Pollina. Lo dijo sobre el video del ataque incendiario a la sede canalla de Mitre a 800, que desde ayer circula en redes sociales, y antes por la divulgación de la foto de dos hombres con ropa de Central en pose provocadora con la cabeza del busto del fundador de Newell's, destruido el domingo de madrugada. "Es por reglas que rompimos con nuestras acciones contra el delito", atribuyó, en línea con lo que Omar Perotti había dicho en la víspera. Desde entonces, asignó custodia policial permanente a distintas instalaciones y domicilios relacionados con ambos clubes, en acuerdo con sus dos presidentes.

Lagna abonó la teoría de que los atentados son planificados y ordenados por intereses en generar zozobra social y hacerle pagar costo político a la Casa Gris. "Se está generando un clima que no es común y tiene intereses detrás. En las (balaceras a) estaciones de servicio no hay ninguna ligazón de asaltos o extorsiones. Es otra cosa. En los celulares del detenido hay puntas del ovillo para ver quién está detrás de esto", dijo. 

Se refirió a Nicolás Martínez, el hombre detenido anteayer en un departamento de Sánchez de Thompson 39 (barrio Las Heras), que antes de ser aprehendido rompió un teléfono móvil, y luego la policía le encontró otro oculto en el tanque de agua del baño. Martínez tenía pedido de captura por tres fiscales en investigaciones de sendos homicidios. Los pesquisas lo relacionan con el entorno de René Ungaro, uno de los condenados por el crimen de Roberto Pimpi Caminos en 2010 y con base en los mismos fonavis de Parque del Mercado. 

La policía y el propio ministro presentaron esta detención como la del probable pistolero que el martes 9 a la noche baleó la estación de servicios de San Martín y Saavedra. Luego, hubo 4 balaceras más, y en el medio, otras dos contra escuelas el mismo domingo de elecciones. 

De la reunión con los presidentes de NOB y RC se acordó aplicar custodia policial a algunos edificios y domicilios vinculados a cada club. En la mesa también hubo representación municipal para decidir profundizar los controles callejeros a motociclistas. "Son los vehículos más utilizados para cometer los delitos más violentos", justificó Lagna.

"La avanzada de violencia es de extrema gravedad, el contexto es de intimidación pública, con violentos que utilizan a Central y a Newells. Los clubes no tienen nada que ver en esta locura. Lo enmarco en ese clima, creo que no es un asunto de barrabravas. Empezamos por quién fue responsable de lo del busto" de Isaac Newell, en el parque Independencia. Luego siguieron bombas molotov contra objetivos de Central: la sede Cruce Alberdi y la oficina de Mitre al 800.

El ministro declaró su "confianza ciega" en la investigación a cargo del fiscal Matías Edery, y exhortó a los clubes a "no perder el norte de paz que debe reinar en el fútbol por culpa de unos vándalos que deben estar presos". Para explicarse el origen de estos atentados consideró la teoría de "un tarado que se le ocurrió esa broma de mal gusto y que terminó en una escalada de violencia". Pero también ratificó la otra, más compleja: "La investigación macro sobre la ola de intimidaciones con estaciones de servicio y otros objetivos para la intimidación pública. Que además, agrega la difusión de lo que se hace, viralizarlo –remarcó Lagna–. Esto va en la línea de intranquilidad pública, de reglas que rompimos con nuestras acciones contra el delito desde el Servicio Penitenciario, desde la calle, desde Gendarmería, desde los fiscales comprometidos. Los malos no nos pueden derrotar aunque han generado una situación de intranquilidad en la ciudad", asumió el ministro. 

Por lo pronto, se dispuso reforzar el operativo de seguridad para el partido que Central disputará el sábado en el Gigante de Arroyito. De paso, lamentó Lagna que mientras tanto la policía ya tiene 40 patrulleros asignados a custodiar objetivos y domicilios del Poder Judicial y de personas involucradas en causas graves. 

A su lado, Astore y Di Pollina asintieron el diagnóstico ministerial. "La reunión fue positiva. Este vandalismo a veces viene de los clubes y otras veces no. Hacemos el pedido concreto para minimizar riesgos y dar tranquilidad a los socios y socias. Esto perjudica a los clubes de la ciudad, cuando ocurre esto la gente tiene miedo", asumió el presidente de Newell's. Su par de Central, calificó el atentado incendiario contra la sede del microcentro –en la que el sereno resultó herido– como "un golpe muy duro". "Hay daños materiales importantes, pero lo más es lo simbólico, porque se daña el tejido social. Está bien reunirnos y armar agenda común para brindar confianza y un mensaje de paz. Hay que está más allá de la rivalidad deportiva", concluyó.