"Es el Día de la Militancia y vinimos a celebrar. No estamos perdidos", la misma frase era repetida, con algunas variaciones, por muchos de los cientos de miles de militantes que cubrieron la Plaza de Mayo en homenaje al regreso de Juan Perón a la Argentina tras 18 años de exilio en 1972. Bajo la consigna "Todos unidos triunfaremos", movimientos sociales, sindicatos, agrupaciones políticas y barriales convocaron a marchar al centro porteño con el objetivo de darle un espaldarazo al gobierno nacional luego de las elecciones.
"Es un llamado de la sangre", "Por la lucha y por trabajo", "Hay que estar unidos contra la derecha", "Porque somos peronistas", "Para apoyar a Alberto y Cristina": las razones para marchar se contaban por decenas en la marea que festejaba al sol, junto a amigos, familias y compañeros, el reencuentro después de días febriles de militancia en los que se puso el cuerpo para dar vuelta el resultado electoral. En algunos distritos se logró y en otros no, pero el clima general de la Plaza era de fiesta, desahogo y reivindicación.
Desde las 14, decenas de organizaciones políticas, sociales y gremiales comenzaron a discurrir por Avenida de Mayo y Diagonal Norte hacia Casa Rosada para celebrar el Día del Militante. Estaban las banderas azules del Movimiento Evita y de UPCN, las celestes de Barrios de Pie y La Bancaria, las blancas de la CCC y de la UTEP, las verdes de ATE y de Camioneros, las rojas del PCR y, un poco más tarde, las de La Cámpora también.
Las que la dieron vuelta en San Martín
"Estuvimos dos años encerradas por la pandemia y necesitábamos esto. Es un desahogo, pero también es para contarles a los demás que no estamos perdidos y que vamos a seguir luchando. Así que ahora sí, a apoyar al presidente y a Cristina porque el amor está", reflexiona Graciela, vecina de San Martín y militante del Frente de Todos, aunque tanto ella como su compañera Natalia prefieran autodenominarse como "katopodistas".
San Martín fue, en efecto, uno los municipios en los que el oficialismo pudo dar vuelta la derrota de las PASO, resultado que ambas adjudican al trabajo militante: "Fue un trabajo de todos los días, de no bajar los brazos, de salir a escuchar a cada vecino y de volver a tener esa cercanía que se había perdido por la pandemia", explica Natalia, orgullosa.
El enemigo es la derecha
El ruido de los bombos, la música que sale de los parlantes (mucho L-Gante y Gilda), los puestos de choris, la venta de pines y pilusos con la cara de Cristina o Maradona, los vendedores ambulantes que ofrecen cerveza y fernet: el clásico cuadro de las movilizaciones populares se repite en cada esquina. "Nosotros somos trabajadores de la vía pública y hoy es un día importante porque tenemos que estar unidos para sacar a la maldita derecha de todo el país", explica Daniel, referente de la organización, y agrega: "En el espacio público nuestro peor enemigo es la derecha porque para ellos nosotros no somos trabajadores, somos delincuentes que roban mercadería".
A unos pasos está una de las banderas de la CCC, en la que dos militantes sostienen algo similar: "Vinimos por la lucha y por trabajo porque no es como lo que tantos quieren disfrazar de que venimos acá por la platita, nosotros queremos trabajar. Vidal dijo que los pobres no servimos para estudiar, pero debería fijarse bien antes de hablar porque yo soy pobre pero honrada. Solo queremos trabajo", asegura Amalí, vecina del barrio La Esperanza que trabaja en limpieza.
Presente en 1972 y en 2021
En el centro de la Plaza, un hombre de 86 años con un piluso que dice "CFK" camina con dificultad entre la marea de personas. Su nombre es Roberto, fue trabajador ferroviario hasta que en los años 70 cerraron el ramal en el que trabajaba en Córdoba y cuenta que él estuvo presente aquel 17 de noviembre de 1972 en el que Perón volvió del exilio: "Yo estaba en mi casa y escucho en la televisión que decían que había vuelto y que lo iban a trasladar a Vicente López. Un poco conocía esa zona así que le dije a mi esposa de ir y fuimos de los primeros en llegar. Así que para mi es un aniversario muy especial, tenía que venir. Yo vi nacer el peronismo, se lo que significa el peronismo como idea política pero también como verdad. Hoy no podía faltar", se emociona, mientras a unos metros su hijo menor lo espera para seguir avanzando.
"Al amigo todo"
"Es un llamado de la sangre, estamos acá porque somos trabajadores. Estamos en una situación límite y cada uno sabe lo que tiene que hacer", sostiene con firmeza Ricardo, un militante de Quilmes disfrazado con un mameluco naranja, un casco blanco, la bandera argentina que ondea como una capa y un cartel que dice "Que la deuda la pague Macri". Todo el mundo se quiere sacar una foto con él. Unos minutos después lo interrumpe la batucada de la columna de Camioneros, que entra a la plaza entre cantos y silbidos: "Venimos a acompañar al gremio en el Día de la Militancia. Estuvimos también acompañando en las elecciones, en donde hicimos una remontada muy grande y por eso hoy vinimos a apoyar", celebra Gabriel, recolector del turno noche de Cliba que lleva una remera con la cara de Maradona que dice "Al amigo todo, al enemigo ni Justicia".
Son pasadas las 17 y Alberto Fernández está terminando su discurso. En las calles secundarias muchos militantes están charlando o bailando, pero una mujer llamada Evangelina se pega a los parlantes de la calle Rivadavia para escuchar bien lo que dice el Presidente. Y asiente cuando habla de solidaridad, unidad y de salir a luchar. "Sinceramente era lo que quería escuchar. Ahora hay que seguir avanzando con lo que hace falta que es mucho", sintetiza, antes de desconcentrar.