Desde Mar del Plata
Dos años después de la última proyección, otra vez las salas de cine. El sonido de los pasos en los pasillos, el reclinar de las butacas, las luces que se apagan lentamente y el spot de presentación del 36° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, que regresa a la ansiada presencialidad. Aunque acompañada de funciones online de casi todas las películas que integran la programación, confirmando el deseo de federalización del único encuentro cinematográfico clase A de Latinoamérica. La Competencia Internacional es la principal vidriera para participantes y espectadores, una de las canchas donde se ven los pingos del equipo de curadores, que este año propone doce títulos –más un treceavo fuera de concurso– que, en su mayor parte, han tenido participación en otros festivales del mundo. Una alineación de títulos diversos que, a priori, parece sostener equilibradas dosis de calidad cinematográfica, tal vez el mayor piropo que puede dedicársele a los programadores. Con proyecciones que comienzan hoy y continuan hasta el próximo viernes, antes de la deliberación del jurado, los tres primeros largometrajes llegan de países como Francia, España e Italia, este último con una fuerte pata argentina.
Si se la compara con la anterior Retrato de una mujer en llamas, notable film “de época” al mismo tiempo intimista y épico, Petite Maman podría describirse como un film de cámara. Pero las ambiciones de la realizadora Céline Sciamma están ahí, bien a la vista. Todo comienza en un hogar de ancianos. La pequeña Nelly se despide de algunos de los residentes, pero no puede decirle adiós a su abuela, que acaba de morir. Nada se explicita, pero todo queda claro en la serie de diálogos que ocurren a continuación: Nelly, de ocho años, irá con su madre Marion a la casa de la anciana, aunque quien permanecerá finalmente en el lugar no será ella sino su padre. El plan es ordenar, limpiar, tirar lo que no sirve y conservar lo importante, esas cosas que se hacen cuando un habitante ya no puede regresar a su casa. Por la tarde, la protagonista sale a dar una vuelta por el bosque cercano, y allí conoce a una chica de su misma edad llamada Marion, como su madre, y cuyo parecido físico con Nelly es notable.
Petite Maman podría llamarse “Nelly a través del espejo”. La casa de la pequeña Marion es idéntica a la de la abuela de Nelly, aunque llena de muebles y objetos, y la chiquita cae velozmente en la cuenta de que, cada vez que atraviesa el bosque, ocurre algo fantástico. El título mismo explica el prodigio: Marion no es sólo una amiga sino una “pequeña mamá” llegada del pasado o de algún universo paralelo. Relato de crecimiento melancólico con forma de cuento de hadas para adultos, la maravilla en forma de miniatura de Sciamma describe el final de una definición posible de inocencia a partir del concepto de duelo, apoyada en la precisa dirección de las hermanas actrices Joséphine y Gabrielle Sanz. Espíritu sagrado, primer largometraje de Chema García Ibarra, también comienza con un primer plano de una niña, aunque sus preocupaciones pasan por otro lado: su hermanita desapareció hace varias semanas y no hay pista alguna sobre su paradero. “Lo bueno de tener un niño subnormal es que no tienes que preocuparte de que te lo roben. Lo malo es que es subnormal”, afirma la estudiante delante del pizarrón, sin consciencia del alcance de sus palabras, influenciada tal vez por un dolor que no puede expresar. ¿O acaso ocurre todo lo contrario y ahora, como centro de atención exclusivo, se vive una mejor vida?
El tío de la nena trabaja en el bar familiar y, en sus tiempos libres, participa como vicepresidente de una asociación dedicada al estudio de los ovnis y sus tripulantes. Las reuniones tienen lugar en la oficina de una inmobiliaria fuera del horario comercial. Excéntrica, por momentos esquiva y bañada en varias capas de eso que suele llamarse “humor con sordina”, las filiaciones del film pueden rastrearse por el lado de un Aki Kaurismäki o incluso un Martín Rejtman, pero la idiosincrasia del estilo de García Ibarra es única. Rodada en 16 y 35mm en Elche, provincia de Alicante, de donde el realizador es oriundo, Espíritu sagrado incluye visitas al cementerio con fines secretos, almohadas con estampados egipcios, una médium con Alzheimer, un ritual luminoso para comunicarse con los extraterrestres y cierto contacto con realidades muy dolorosas y reales que comienzan a hacerse transparentes cerca del final de la proyección. Un film conscientemente extraño que muchas veces está al filo de desbarrancar sin terminar de hacerlo. Un objeto fácil de describir, pero en última instancia inclasificable.
La dupla integrada por el italiano Matteo Zoppis y el ítalo-estadounidense (residente en Argentina desde hace varios años) Alessio Rigo de Righi viene reelaborando la tradición de los relatos orales desde el mediometraje Belva nera (2013) y el largo Il solengo (2015), elemento que vuelve a ocupar un lugar central en Re Granchio (“Rey Cangrejo”), aunque ahora la impronta de la ficción les gana la partida a las capas documentales, siempre presentes en su cine. “Entre vasos de vino, un grupo de viejos cazadores recuerda la historia de Luciano: loco, justiciero, bastardo y, sobre todo, una leyenda”, describe la sinopsis del catálogo, sin aclarar que la escena ocurre en el presente. Partiendo de ese relato compuesto por varias voces, la película viaja hacia finales del siglo XIX para encontrarse con el tal Luciano, hijo del médico del pueblo, un hombre enfrentado ideológicamente a las prácticas del príncipe que marca los días y las noches de los habitantes. El caprichoso cierre de un paso para los animales provoca un conflicto que termina con un hecho de sangre y el exilio del protagonista.
Con un tono que remeda por momentos al último Pasolini, el de la “Trilogía de la vida”, aunque marcado por la prosa y no tanto por los versos, Re Granchio sorprende con un corte abrupto a mitad de la proyección. Luego de un título que afirma que lo que está a punto de verse y oírse ocurre en “el culo del mundo”, el relato se traslada a Tierra del Fuego, donde Luciano ha reinventado su vida, corriendo detrás de un tesoro enterrado por el capitán de un navío español. Con algo de western y otro poco del Herzog más aventurero, entre aguas venenosas, hombres rudos y armados y un cangrejo que parece una brújula viviente, en la segunda parte se habla en estricto español. De gran belleza visual y un aliento poético lleno de imaginación, el largometraje de Rigo de Righi y Zoppis cierra el trío de títulos de apertura de la Competencia Internacional marplatense de la mejor manera posible: con talento, originalidad y potencia cinematográfica.
- Petite Maman se exhibe hoy a las 12 y 18 horas en Teatro Auditorium y mañana a las 11.15 horas en Cinema Los Gallegos 1.
- Re Granchio se exhibe hoy a las 15 y 21 horas en Teatro Auditorium y mañana a las 14.15 horas en Cinema Los Gallegos 1.
- Espíritu sagrado se exhibe mañana a las 12 y 18 horas en Teatro Auditorium y el domingo 21 a las 11.15 horas en Cinema Los Gallegos 1.
- Todas las películas estarán disponibles online en el sitio web https://www.mardelplatafilmfest.com a partir de las 21 horas del primer día de su exhibición presencial y durante 72 horas.