Pasan los días y el compromiso de no ventilar internas en Juntos por el Cambio queda cada vez más en el pasado. La presidenta del PRO, Patricia Bullrich, salió a cuestionar abiertamente los resultados de los candidatos de Horacio Rodríguez Larreta en el AMBA. En el entorno de María Eugenia Vidal responsabilizan al jefe de campaña, Fernando Straface, por haber sobrevendido las expectativas. En tanto, el jefe de Gobierno no quiere darle aire a Bullrich y no le responderá. Los radicales, por su parte, le pelean al PRO la autoría de la victoria y desplegaron todo tipo de mapas para mostrar que fue el radicalismo el que lideró el triunfo en la mayoría de los distritos.
Si bien la victoria, en buena medida, debería unir al espacio opositor, en la práctica el final de las elecciones decretó la caducidad del acuerdo que tenían hasta el 14 de noviembre de no incentivar las internas. Pero las tensiones, los intereses cruzados, todo estaba latente, y volvió a aparecer apenas pasaron unos días del resultado electoral.
Las chicanas de Bullrich
Como contó este diario, la estrategia de Bullrich es contrastar las provincias que elegían senador y que ella recorrió -donde se obtuvo la victoria para dejar sin quórum al oficialismo en el Senado- con los resultados del AMBA, que comparados con las PASO fueron menos festejables: esto es, Diego Santilli quedó arriba pero por menos de un punto y Vidal no solo no superó el 50 por ciento sino que decreció con respecto a las PASO.
Lo que Bullrich y su círculo íntimo decían en voz baja, pasó a ser dicho frente a los micrófonos por la presidenta del PRO: “La expectativa que teníamos en la Ciudad era superar el 50 por ciento. No es una maldad de mi parte, es lo que objetivamente pasó. En el resto del país el festejo fue total y absoluto”, remarcó.
Fue una mojada de oreja a Larreta, que se suma a cosas que no se dijeron ante las cámaras: que el domingo había clima de velorio en el larretismo, que tuvo que venir el ala dura (Mauricio Macri y Bullrich) a reclamar que se levantaran los ánimos y se cambiara la cara. Y hasta hubo peleas de cartel por las conferencias de prensa.
Vidal no tuvo ninguna reacción hasta ahora, ni en público, ni en privado. En su entorno, reconocen que Bullrich está en lo cierto, pero remarcan que el equipo de Vidal nunca buscó vender la idea de que iba a superar el 50 por ciento de los votos. Y que eso fue todo "mérito" de Straface, el jefe de campaña y secretario general del Gobierno porteño.
No es la primera vez que Bullrich le dispara fuego amigo a la exgobernadora: en plena campaña, la presidenta del PRO dijo que si ella hubiera sido la candidata, hubieran sacado más votos que Vidal. En el entorno de la diputada electa recordaron que después de esa declaración Bullrich la llamó para pedirle disculpas. Lo cierto es que la presidenta del PRO no fue candidata por decisión de Larreta, que la convenció de que no fuera a una interna con Vidal.
Guerra de canciones
Desde entonces, la rivalidad no deja de aflorar: en el entorno de Bullrich culpan a Larreta por los cantitos que recibió la presidenta del PRO en el cierre de campaña de Vidal: "Con Milei no se habla", le corearon sobre su discurso, al punto de que amagó con contestar. Dirigentes cercanos a Bullrich orquestaron la respuesta: mientras Larreta hablaba el domingo, lo interrumpieron para cantarle "Con Massa no se habla" y "Patricia presidente". Una estudiantina, dicen algunos en el PRO.
En el Gobierno porteño, hay una certeza: nadie va a salir a responderle a Bullrich. Larreta sabe que la presidenta del PRO busca posicionarse para disputarle la candidatura a presidente y entrar en una disputa pública no sería otra cosa que darle aire a su adversaria. Así que no lo hará. Por idénticos motivos, Larreta consiguió que Bullrich no fuera candidata en la Ciudad, para no poder autoatribuirse el buen resultado de la elección (que ahora Bullrich califica de no tan bueno). De hecho, no solo no le responderá al fuego amigo: después de su discurso presidenciable del domingo Larreta está bajando el perfil por un tiempo con cuestiones electorales y se está centrando nuevamente en la gestión.
El reclamo radical
No es el único frente que hay en la alianza opositora. Los radicales siguen dando muestras de buscar cambiar las relaciones de poder dentro de la coalición. Como informó este diario, remarca que fueron clave en Jujuy, Corrientes, Mendoza, Misiones, Santa Cruz, La Pampa y Córdoba. Incluso armaron mapas para ejemplificarlo, algunos de ellos en respuesta a los mapas que mostraban todo amarillo. El más explícito surgió de una corrientes subterránea que nadie se atribuye:
En septiembre, incluso, algunos militantes radicales habían usado el mismo mapa para hacer todavía más explicito el reclamo al PRO: "Algunos publican un mapa amarillo y no se ponen COLORADO".
Y remarcaban que la "UCR es el gran ganador de las PASO". En tanto, ayer, el Comité Nacional de la UCR fue más recatado y sutíl, y publicó un mapa con el logo de Juntos por el Cambio sobre las provincias en las que vencieron, aunque el mensaje es que se trata de "una coalición multicolor, donde se trabaja equitativamente".
Es decir, lo contrario de un mapa todo amarillo. Con Facundo Manes y Maximiliano Abad en la provincia de Buenos Aires reclamando más protagonismo de la UCR en la alianza y otros dirigentes en consonancia es probable que esta puja continúe.