“Tute Baigún fue parte de una generación dorada de juristas y penalistas como la Argentina no volvió a repetir. Nos criamos leyéndolos, estudiándolos, bajo su cobijo”. La definición pertenece al presidente Alberto Fernández y tuvo lugar durante un acto en la Unidad de Información Financiera (UIF), que inauguró la sala David Baigún en homenaje a quien se definió como “un maestro comprometido con la defensa inclaudicable de los derechos económicos-sociales”, que falleció en 2015.
Carlos Cruz, presidente de la UIF y autor de la iniciativa, contó que “en un gesto de humildad que quiero destacar, el Presidente me escribió y me dijo: ‘¿los puedo acompañar en el homenaje?”. “Con Alberto trabajamos muchas veces, con el Tute, con (Julio) Maier, en cátedras de la facultad, y esta no es una reunión político institucional”, aclaró. Recordó una anécdota del entonces jefe de Gabinete diciéndole a Néstor Kirchner que no podía participar de alguna actividad porque tenía que prepararse para un concurso de derecho penal y que ese sería “el tono de esta reunión, de reconocimiento a un viejo y querido amigo y compañero de militancias”. “Este no es un homenaje del pasado, es un homenaje mirando al futuro. Es la presencia de Tute, no su ausencia”, destacó.
El objetivo de colocar el nombre de Baigún es que lxs trabajadorxs de la UIF comprendan “la misión primera y última de este organismo”, que es “prevenir y combatir el lavado de dinero pero sobre todo erradicar los delitos económicos complejos que permanentemente conspiran contra el desarrollo de nuestros pueblos”, destacó Claudia Roca, directora de Asuntos Jurídicos de la UIF. “También impedir que nuevamente la inteligencia financiera sea utilizada para perseguir a los movimientos sociales y populares”, añadió.
“La de Tute era una cátedra abierta y era tremendamente generoso, todo lo que sabía lo transmitía”, recordó Marcelo Mónaco, profesor de la UBA y de la Universidad de Lomas de Zamora. Contó que de Baigún aprendió a “luchar cada día para correr un límite más en la defensa de los derechos humanos” y lo recordó especialmente como docente en 2006 cuando se presentó el anteproyecto de Código Penal y “Tute recorría las aulas explicando a los alumnos en qué consistía la reforma del Código, en particular el capítulo referido al aborto no punible”. “En una época en la cual nuestros poderes constitucionales, en particular el que encabeza la Corte Suprema, se han independizado de la propia Constitución”, destacó “el ejemplo de Tute cuando nos convocó a trabajar en la querella de lo que se denominó ‘robo de bebés’, que era una quijotada mayúscula”.
La profesora Matilde Bruera, actual diputada del Frente de Todos, contó que lo conoció de joven, en una reunión nacional de abogados organizada por el Partido Comunista a fines de la dictadura, y que de entrada “me maravilló”. Repasó la relación académica en distintas etapas, destacó que “lo que me impresionaba mucho de Tute era su profunda formación marxista y filosófica, y que además no era dogmático”. “Lo que hacía era transmitir el contexto político que determinaba la dogmática y en eso tenía mucho que ver su formación integral, filosófica, de cultura general”, añadió.
El Presidente llegó a la sala mientras Bruera redondeaba sus palabras. El siguiente orador fue el abogado Eduardo Barcesat, quien contó que lo conoció en 1965, cuando ingresó a la docencia universitaria y “era una fiesta intelectual participar de aquellos debates”. “Tute entendía muy bien adónde iba y a qué se dedicaba. El centro de su actividad era la vida académica y la solidaridad jurídica”, dijo. Luego recordó el estado de sitio de Onganía después del Cordobazo en 1966, el allanamiento a la CGT de los Argentinos, los abogados movilizándose ante las detenciones y “Baigún entre los primeros en llegar”.
“Estoy acá por el Tute Baigún, antes que nada”, arrancó el Presidente. “Tute no fue cualquiera para alguien como yo, fue alguien importante. Para empezar, fue parte de esa generación dorada del derecho penal que Luis Jiménez de Asúa cultivó y que tuvo nombres inmensos: mi siempre recordado Esteban Righi, Raúl Zaffaroni, Enrique Bacigalupo, el Tute Baigún y no muchos más. Ese español que vino escapando de la dictadura franquista cultivó una generación de juristas y de penalistas como la Argentina no volvió a repetir”, destacó.
Fernández añadió que Baigún “tuvo conmigo una
generosidad que voy a recordar siempre”. Contó que a sus 19 años, en plena
dictadura, cuando trabajaba como escribiente en un juzgado de instrucción, Baigún,
que era reconocido en el ámbito del derecho penal, “vino un día a mi despachito” para encomendarle una sección sobre revistas académicas. “La verdad
que fue un gran irresponsable porque le dejó esa tarea a un pibe de 19
años, pero estoy seguro que no lo decepcioné porque lo hice con mucha seriedad,
amor, convicción” y “además me permitió conocer a muchos autores y a muchos argentinos en el exilio que mandaban sus
artículos”, recordó. Destacó “aquella osadía”, contó que “nos vimos todas las
semanas” hasta el retorno de la democracia y celebró que, si bien Baigún no
estaba en esa etapa en la universidad, “su calidad docente era maravillosa y
yo la aprovechaba discutiendo sus artículos, eso quedó para mí como un valor
único”.