El célebre fotógrafo Mick Rock, reconocido por sus icónicas imágenes de David Bowie, Queen, Lou Reed e Iggy Pop, murió el jueves a los 72 años. “Con gran dolor compartimos que nuestro amado y rebelde psicodélico Mick Rock ha emprendido el viaje jungiano hacia el otro lado", se anunció en la cuenta de Twitter del artista. "Quienes tuvieron el placer de existir en su órbita, saben que Mick siempre fue mucho más que 'El hombre que retrató los '70'. Era un poeta fotográfico, una verdadera fuerza de la naturaleza que pasaba sus días haciendo exactamente lo que amaba. Siempre a su escandalosa manera”. Aún se desconocen las causas de su fallecimiento.
Rock alumbró retratos que engalanaron las portadas de álbumes imprescindibles. El torso desnudo de un desafiante Iggy Pop en la tapa de Raw Power, la imagen espectral de Lou Reed en la carátula de Transformer y los rostros parcialmente ensombrecidos de Queen para Queen II son parte de la iconografía rockera del siglo XX. El británico fue el fotógrafo oficial de David Bowie y ayudó al vocalista en la creación de su alter ego alienígena: Ziggy Stardust. Además, lo dirigió en los videos de “John, I’m Only Dancing”, “Jean Genie”, “Space Oddity” y “Life On Mars”. También incursionó en la pantalla grande como jefe de fotografía de las películas The Rocky Horror Picture Show, Hedwig and the Angry Inch y Shortbus.
Michael David Rock nació en 1948 en el distrito de Hammersmith, en Londres. Estudió lenguas medievales y modernas en la Universidad de Cambridge. Por aquellos tiempos, cámara en mano, comenzó a retratar a grupos de la escena musical inglesa. Una de sus primeras imágenes icónicas fue la de la tapa de The Madcap Laughs, de un Syd Barrett recién salido de Pink Floyd. Conoció a Bowie en los camerinos del Birmingham Town Hall, en la época de Ziggy Stardust. La imagen del cantante en escena, simulando la práctica de sexo oral con el guitarrista Mick Ronson, hizo que su reputación como fotógrafo empezara a crecer. Fue el propio Bowie quien lo contactó con Lou Reed e Iggy Pop, a quienes les estaba produciendo esos discos hoy legendarios. El resto del ambiente rockero, no tardó en entregarse a la maestría de su lente.
A mediados de los años ’90, y tras una vida de excesos que perjudicaron su continuidad laboral, Rock fue sometido a un bypass cardíaco cuádruple. En la década de los 2000, ya recuperado de sus adicciones, protagonizó un renacer artístico. A través de su cámara, retrató a artistas como The Black Keys, Daft Punk, Flaming Lips y Queens of the Stone Age, entre muchos otros. Publicó más de una docena de libros con sus obras más emblemáticas y realizó exhibiciones en ciudades como Tokyo, Londres, Berlin Nueva York, Amsterdam y Buenos Aires, adonde llegó para presentar sus imágenes de Bowie en 2017. Su increíble trayectoria quedó documentada en el film Shot! The Psycho-Spiritual Mantra of Rock, estrenado en abril de ese mismo año.
“Las estrellas parecían alinearse sin esfuerzo para Mick, cuando estaba detrás de la cámara. Alimentarse del carisma único de sus sujetos lo electrizaba y energizaba. Su intención, siempre intensa. Su enfoque, siempre total”, sostiene el comunicado que dio a conocer el deceso. El texto califica a Rock como “un hombre fascinado con la imagen, que absorbió seres visuales a través de su lente (…) creando, así, algunas de las imágenes más magníficas que la música rock haya visto jamás”. Esta última afirmación, a pesar de su grandilocuencia, no deja de ser precisa. “Me dedico a evocar el aura de las personas y fotografiarla”, afirmó el artista, hace unos años, durante una entrevista con la BBC. Vaya si lo hizo.