Es ciertamente difícil hacer una selección de discos o canciones de León, y duele dejar fuera del recuento a cualquiera. Pero a modo de juego, aquí se ofrece un rápido repaso de algunos álbumes imprescindibles para entender al cantautor.

  • León Gieco (1973). Producto de su fértil encuentro con Santaolalla, el debut del joven León adquiere estatura de clásico. ¿Cómo definir, si no, a un álbum que comienza con "En el país de la libertad" y cierra su lado A con "Hombres de hierro"? Retrato, además, de aquella infancia en el campo de Rosquín, con la doble oda rural de "Todos los caballos blancos" y "Seamos todos caballos".
  • 4° LP (1978). A León no le convencía esa canción que suponía demasiado simple, a pesar del hermoso bandoneón de Dino Saluzzi. Como mucho la consideraba para meter al final de todo, después de grandes títulos como "Cachito, el campeón de Corrientes" o "Ya soy un croto". Pero llegó Charly García al estudio, escuchó la cancioncita y le dijo "¿Estás loco? ¡Eso va al principio del disco!". Y así "Solo le pido a Dios" vino a reclamar su lugar en la historia.
  • De Ushuaia a La Quiaca (1985/1986). ¿Acaso hay que decir por qué? Lo de León y Santaolalla fue mucho más que una aventura hippie de recorrer el país: se trata de un documento invaluable de músicas muchas veces silenciadas por la difusión.
  • Mensajes del alma (1992). Sin dudas, uno de los discos más hermosos de Gieco. "Todos los días un poco", primera colaboración con Luis Gurevich, es de una belleza sobrecogedora. "Cinco siglos igual" es un enorme ejercicio artístico alrededor de la masacre española en América. Un disco que empieza con la modernosa de "Los Salieris de Charly" y su "compramos el Página, leemos a Galeano".
  • Bandidos rurales (2001). En el año de la debacle argentina, León editó un disco soberbio, desde el sonido, la potencia y el discurso. De las definiciones autobiográficas de "Idolo de los quemados" a los tributos orientales de "Uruguay, Uruguay" y "La guitarra", de la arenga anticapitalista de "De igual a igual" al sentimiento de "Madres del amor" y "Canción para luchar", Gieco entrega un tema que siempre, pero siempre, eriza la piel: "La memoria", himno de los pueblos.
  • El desembarco (2011) Con músicos de lujo y el explícito acompañamiento a las Madres de Plaza de Mayo en la recuperación de la Esma como espacio de memoria, León entrega un álbum contundente y peleador, con directos a la mandíbula como "Fachos" y "El argentinito", pero también con pinceladas sutiles como "Ella", un demorado encuentro con Spinetta para "8 de octubre" y nada menos que la reunión de PorSuiGieco en "Bicentenario".