¿Es posible el encuentro amoroso? El filósofo Darío Sztajnszrajber y la periodista feminista Luciana Peker lanzan esa pregunta en el nuevo encuentro que tendrán este martes, a las 20.30, en el Teatro El Círculo. El entusiasmo se despliega por el tema, claro, pero sobre todo por ese espacio de conversación que abre nuevas preguntas. Una primera aproximación de Peker: "Creo que es posible, pero implica algún grado de trabajo, de esfuerzo y de voluntad. Que hoy no están haciendo masivamente los varones, y mucho menos los varones progresistas, populares, peronistas". Desde hace años, en libros como Putita Golosa y Sexteame, Peker disecciona los vínculos, encuentra patrones, formas de relacionarse que le ponen carne a la frase "lo personal es político". Sabe que no es un problema de cada mujer, que es expulsada del mercado del deseo apenas tiene unos kilos demás, o unos años demás -para esos parámetros- sino que se trata de fenómenos sociales.
"Mi posición es tender puentes, no creo que sea bueno que haya un feminismo que apueste a construir política e intimidad sin varones. En principio, porque el avance de la derecha en la Ciudad de Buenos Aires nos indica que es un error impulsar a jóvenes al neofascismo, tenemos que encontrar lugares en común con los hombres, en contra del avance tan fuerte y claro del neofascismo", plantea Peker.
Escuchar, leer, referenciar a mujeres son algunas actitudes que -para muchos varones- son impensables. "Tienen que bancar que las mujeres sean deseantes y entender que hay algo de dar al deseo femenino. Eso no les va a hacer perder, sino que los va a iluminar en su propio deseo. Porque en realidad, se están escondiendo de su propio deseo", considera la autora de libros como La revolución de las hijas.
El diálogo del martes es encarado desde una mirada filosófica con perspectiva de género, que intenta desanudar los dictámenes sociales que nos enredan en un formato del amor que cada vez nos hace más ruido. ¿El ser humano es el único animal capaz de amar? ¿Nuestras relaciones están atravesadas por las condiciones materiales de nuestras vidas? ¿Qué otras formas de amar son posibles? ¿Nuestras formas de concebir el amor son históricas?
Claro que es histórico, porque es en esta época cuando los varones no toleran escuchar lo que ellas piden. "Sí hay algunos varones que en su paternidad escuchan a sus hijas. Eso es lo que llamo la revolución de las hijas, pero sería deseable que pudieran trasladar esa apertura y esa escucha a relaciones de amistad, sexo y amor. Sencillamente, se trata de poder escuchar la demanda, algo que hoy no soportan. Si una mujer pide colaboración en las tareas de cuidado, no si pide lo que desea, no pueden escuchar. Y a la vez, quieren hablar, pero no como un intercambio, sino como monólogo", diagnostica Peker a partir de su indagación de años.
Nota que los varones están agobiados ante la "exigencia" de decir te amo, mientras son ellas las que tienen ganas de decirlo. "Los varones se sienten muy exigidos y demandados de afecto y las mujeres hoy -aunque esto no es binario- nos sentimos sancionadas frente a la demanda amorosa".
Y plantea que los cambios en menos de un siglo fueron vertiginosos: recién en 1926 las mujeres adquirieron derechos civiles, más allá de la tutela de padres o maridos. "Es imposible que el cambio de leyes no cambie las reglas amorosas. Por ejemplo, el clasismo de estar bien casada, la idea de que una mujer bien ubicada era una mujer que se casaba y ya estaba para toda la vida", considera Peker y señala que "en 1920, una mujer argentina tenía una expectativa de vida de 51 años, ahora vivimos hasta los 80. Solamente ese dato te muestra que el mundo ha cambiado tanto, que cómo podríamos tener el mismo esquema amoroso". Para ella, lo ocurrido es "una revolución". "No podemos pretender que no haya una revisión de las reglas. Podemos generar un diálogo para reconstruir, que no va a fluir porque rompimos completamente las estructuras. No sé cómo se pretende que esto sea fácil".
Sobre el encuentro en el escenario con Sztajnszrajber, lo considera "un gesto muy generoso de Darío, que hoy es el divulgador popular más importante de la Argentina. En este caso, con el amor, acepta la conversación con una mujer feminista que lo interpela y con Soledad Barrutti, abre el diálogo sobre la comida y el colapso ecológico. Abre agendas a temas que son difíciles de escuchar, y para mí eso tiene un gran valor". La valentía de hacer lugar a la palabra de otra. "Es un varón que no solamente va y habla, sino que escucha. Está dispuesto a intercambiar puntos de vista".