En Juntos por el Cambio hay una certeza compartida por todos los espacios que lo integran: hay chances de volver a ser gobierno en 2023. Pero esa idea, basada en los resultados de las elecciones de medio término, lejos de generar un frente único, lo que provocó es una estampida de posicionamientos de los distintos sectores y dirigentes que buscan encabezar el proceso hacia la presidencia. Asi Horacio Rodríguez Larreta seguirá los pasos calculados para ubicarse en ese puesto, pero Mauricio Macri no termina de abandonar la posibilidad de ir por un "segundo tiempo", mientras Patricia Bullrich construye su perfil a puro manodurismo y los radicales avisan que ellos también pueden encabezar.
Independientemente de cómo los dejó parados el resultado del domingo a cada uno de los y las dirigentes, ya comenzaron las maniobras para posicionarse hacia 2023. Hasta la candidatura menos improbable hará, al menos, algún intento de instalación de acá a dos años. La semana siguiente a la elección victoriosa para Juntos por el Cambio mostró que no dejarán estar a la orden los pases de factura en público, las zancadillas, los conteos de costillas del adversario interno. Cada uno sigue su juego.
Larreta sigue con su plan. Se sabe que el jefe de Gobierno sueña con ser presidente desde que era muy joven. De hecho, muchas veces se presentaba como "futuro presidente" y provocaba las risas no voluntarias de sus interlocutores. Ahora ya nadie se ríe. Larreta consiguió a fuerza de rosca vencer a Gabriela Michetti (la favorita en ese momento) y va por su segundo mandato como jefe de Gobierno. Este año debió recurrir a su muñeca política para lograr que se bajara en provincia Jorge Macri -que tal vez se sume pronto al Gabinete porteño- y a Bullrich en la Ciudad. El plan de hacer cruzar la general paz a María Eugenia Vidal y a Diego Santilli le reportó capital político en las PASO. Pero, en las generales, sus adversarios internos le facturaron el resultado menos abultado en ambos distritos. La forma en que terminó la votación no provocó un vuelco en el equilibrio inestable del partido: una victoria contundente de Vidal y Santilli hubiera dejado a Larreta en un lugar indiscutido. Una caída mayor le habría dado más aire al dúo Macri-Bullrich. Así las cosas, todos siguen donde estaban. Larreta escenificó su lugar como candidato a presidente el domingo y ahora esperará: recién el año que viene comenzarán los aprestos para generar su candidatura a presidente.
Macri no descarta volver. El expresidente se niega a jubilarse, pese a todos los intentos en ese sentido. Aunque las condiciones objetivas no lo acompañan (sus candidatos perdieron en las PASO, no tuvo injerencia en las listas, tiene una imagen negativa que no baja con nada), no se resigna y dejá trascender que podría volver a presentarse a la presidencia en 2023 para terminar lo que empezó. Hay muchos en Juntos por el Cambio que piensan que eso sería un grave problema para la coalición. Pero Macri no sólo no los escucha, sino que -cada tanto- les reclama una mayor reivindicación de su gobierno. Tanto en las PASO como en las generales, quedó afuera de los dirigentes que dieron discursos, por lo que se autoorganizó entrevistas en un canal del que dice no ser dueño. Antes de irse de viaje, condicionó al espacio a no dialogar con el Gobierno. E intentó instalar que había una "transición" después de esta elección, lo que lo llevó a confrontar con Larreta, que dijo lo contrario.
Bullrich refuerza su perfil ultra. La presidenta del PRO se animó hasta a decir en público que la elección de Vidal no cumplió con las expectativas. Fue una pequeña venganza por el hecho de que la bajaron de la lista. La jugada de Bullrich fue intentar instalar que Larreta tuvo elecciones más pobres en el AMBA mientras ella recorrió las provincias que elegía senadores y esa estrategia dio frutos: festejaron quitarle el quórum en el Senado al oficialismo. No importa que Larreta también recorrió esas provincias (cuando se dio cuenta de la jugada), Bullrich se buscará posicionar allí igual. El lugar de dirigente en los extremos del antiperonismo, con un discurso de mano dura le queda cómodo: y encuentra que le rinde réditos políticos. Esa es su apuesta. Su destino no necesariamente esté pegado a Macri: ya coqueteó con hacer un acuerdo con el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales. En materia de seguridad y derechos humanos, es probable que tengan más de una coincidencia.
Vidal por ahora se recupera del resultado y evalúa que hacer. Vidal intentó por todos los medios no acentuar las expectativas de que iba a pasar el 50 por ciento, pero igual recibió el golpe de quedar un punto porcentual por debajo de lo que había obtenido el espacio en las PASO. Durante la campaña, endureció su discurso y se mostó con Ricardo López Murphy, pero no le alcanzó para frenar la resistible ascención de Javier Milei. La duda ahora es: ¿le alcanza con esto para alimentar su sueño presidencia, que ella misma se ocupó de instalar? Por lo pronto, le permite recuperar su carrera política tras la derrota de 2019. Si será para suceder a Larreta o para ir por la presidencia (o conformar una fórmula con el actual jefe de Gobierno) está por verse. Si va por la Ciudad, habrá que ver como eso afecta los acuerdos tácitos que parece haber con el senador Martín Lousteau, candidato puesto para ir por la jefatura de Gobierno.
Manes se prepara. Los radicales hicieron, en medio de la campaña, un acto en Ferro para reforzar el rol de la UCR dentro del espacio. Allí Facundo Manes fue virtualmente ungido como candidato a presidente por el espacio, si bien hay -al menos- otros dos radicales que manifestaron su interés en presentarse en 2023: Morales y Alfredo Cornejo. Tras las PASO y de nuevo en las generales, Manes remarcó que sin sus votos no se ganaba y dio por muerto el esquema de la alianza que rigió entre 2015 y 2019: verbigracia, la supremacía del PRO sobre los otros socios. Incluso, en los días siguientes a la elección, los radicales se volvieron cartógrafos y señalaron, una por una, las provincias en las que ellos encabezaron. La idea es hacer valer ese despliegue territorial y cambiar la relación de fuerzas dentro de Junto por el Cambio. También quieren unas PASO en 2023 para definir el candidato a presidente. El éxito de esa estrategia se verá al final de la carrera, si es un radical el que encabeza la fórmula presidencial que salga de las primarias. En caso contrario, siempre queda el premio consuelo de la vicepresidencia.