“La economía la dirige el Estado en beneficio de las mayorías o la dirigen las corporaciones en beneficio de unos pocos”, dijo Juan Domingo Perón con enorme sabiduría. Es así que hoy en Argentina sufrimos un modelo paradójico, donde cada vez los ricos son más ricos y los pobres cada vez más pobres, por la brutal transferencia de riqueza que hubo de los sectores más bajos a los más altos durante los más de 500 días de gobierno de Cambiemos.
No es casual: tenemos un presidente que es representante de las corporaciones y que con sus políticas económicas, lejos de alcanzar la tan mentada pobreza cero, construye un país para las minorías. Estamos ante un gobierno que se llena la boca con “pobreza cero”, pero que gestiona a favor de los sectores concentrados en contra de los intereses del pueblo.
Se venden más autos, camionetas y motos de alta gama por la baja de impuestos internos y la apertura de importaciones, todo a costa del empleo nacional: sólo en abril, la actividad de la industria automotriz cayó 15% y diez puntos en lo que va del año. En un modelo que se propone llevar a la Argentina a ser el “supermercado del mundo”, llenar el chango de alimentos en Buenos Aires es hasta 63% más caro que en Londres. A todo esto, los productores locales reciben migajas de los grupos que fijan los precios en las góndolas.
La inflación, esa que según el presidente sería lo más sencillo de solucionar bajo su gestión, no da tregua a los sectores más vulnerables y hoy una familia tipo necesita unos $1000 por día para vivir. Sin embargo, el Gobierno le pone techo a las paritarias y el poder adquisitivo de los trabajadores pierde frente el alza constante del precio de los alimentos, medicamentos, y la ropa y calzado. El bolsillo se recorta aún más por la política de tarifazos, una estrategia que se supone atrae a las tan mentadas inversiones que se anuncian día tras día pero que ya llevamos varios semestres esperando.
Tenemos un presidente insensible que desconoce cuánto es la jubilación mínima de nuestros adultos mayores, recorta derechos a los trabajadores, desarticula programas educativos de inclusión, desarma políticas sociales y sólo sabe hablar de una pesada herencia que no hace otra cosa que confirmar tanto él como la mayoría de sus funcionarios son pésimos herederos.
* Intendente de Escobar.