Chelsea Manning, la analista de inteligencia estadounidense condenada por filtrar más de 700 mil cables clasificados a Wikileaks, abandonó ayer la prisión militar de Fort Leavenworth, Kansas, tras cumplir siete de un total de 35 años en prisión, anunció un portavoz del Ejército. Barack Obama le conmutó la pena antes de irse de la Casa Blanca.
Manning, a quien el Ejército autorizó a cambiar de sexo mientras cumplía su condena, se hizo famosa cuando, como Bradley Edward Manning, filtró información clave en el 2010 a la red WikiLeaks sobre la conducta de los militares de su país en Asia Central y Medio Oriente. El Ejército no podía expulsar a Manning durante el cumplimiento de su sentencia, por lo que las autoridades de Defensa se vieron obligadas a proveer el tratamiento solicitado.
En el juicio por la filtración de información, Manning siempre alegó que reveló los abusos de militares estadounidenses en Irak y Afganistán por su interés público y para abrir un debate sobre las contiendas en esos países.
Su sentencia fue conmutada por el ex presidente Barack Obama, en enero del 2017, y se esperaba su liberación de un momento a otro.
Su abogada, Nancy Hollander, declaró a la BBC que la soldado de 29 años está “lista por fin para vivir como la mujer que es”. Manning declaró que desde la niñez se había sentido una mujer al día siguiente de ser condenada a prisión, en el 2013, y deseaba cambiar de sexo y llamarse Chelsea.
Si bien Manning fue encontrada culpable de 20 acusaciones en relación con las filtraciones (incluso la de espionaje), fue declarada inocente de la más grave de todas, la de ayudar al enemigo.
Según Manning, su intención fue lanzar un debate público sobre el papel de las Fuerzas Armadas y la política exterior de su país. Después, sin embargo, pidió disculpas por “herir a los Estados Unidos” en su errónea creencia de que podía cambiar el mundo para mejor.
Entre el arsenal de materiales que proporcionó a WikiLeaks (documentos conocidos como “War Logs”) incluyó un video de un helicóptero Apache de Estados Unidos que abría fuego contra un grupo de presuntos insurgentes en Bagdad. Entre los muertos estaban dos periodistas que trabajaban para la agencia de noticias Reuters. A su vez, filtró documentos relacionados con detenidos en la prisión miliar de Guantánamo, en Cuba, y cerca de 250 mil cables del Departamento de Estado.
“Chelsea es alguien que ha asumido un gran riesgo personal y un enorme costo personal para hacer algo que ella pensaba que era en el mejor interés del público”, dijo Chase Strangio, un abogado del personal de la Unión Americana de Libertades Civiles y un conocido transexual activista. Llamó a Manning “una defensora de sí misma y de otros en un momento en que la gente quería y necesitaba una voz para la transparencia del gobierno, para los derechos trans, para los principios de la democracia”.
Los representantes de Manning rechazaron las solicitudes de entrevistas, pero Manning emitió una declaración el miércoles por la mañana, diciendo que está emocionada por su futuro y publicó una foto en las redes sociales mostrándola mientras daba sus primeros pasos de libertad. “Después de otros ansiosos cuatro meses de espera, finalmente ha llegado el día”, dijo Manning en el comunicado. “¡Estoy deseando tanto! Todo lo que está delante de mí es mucho más importante que el pasado. Estoy calculando las cosas ahora mismo, lo cual es emocionante, incómodo, divertido y todo nuevo para mí”, aseguró.
Mientras estaba en prisión, escribió una columna en el periódico The Guardian, mantuvo un blog y lo publicó en Twitter con la ayuda de simpatizantes, quienes tomaban sus palabras dictadas por teléfono. Sus escritos abordaron temas como la ética del aislamiento y el tiroteo de Orlando, pero también detalló sus esfuerzos para obtener acceso al tratamiento de género recomendado por sus médicos.
En enero pasado, Manning declaró en un mensaje en la red social Twitter que deseaba mudarse a Maryland tras su liberación. El lunes, en otro mensaje a esa red, escribió que ahora estaba a la búsqueda de cobertura médica privada como millones de estadounidenses y agregó “=P”, un signo de disgusto.
La pena de Manning aún está bajo apelación, y permanecerá en servicio activo hasta que se cumplan todos los trámites correspondientes. Seguirá teniendo cobertura médica, como integrante de las Fuerzas Armadas, pero no cobrará sueldo, informó el Ejército.
Si se le denegase la apelación, Manning podría ser dada de baja deshonrosamente del Ejército, según informa la BBC citando medios estadounidenses.
Se revelaron pocos detalles sobre su liberación en Fort Leavenworth. Sin embargo, un sitio online de recaudación de fondos, creado por personas que la apoyan, comunicaron que se dirigirá a Maryland como era su deseo. Recaudaron más de 152 mil dólares para colaborar con su vivienda y otros bienes esenciales, y así ayudarla a reintegrarse a la sociedad después de siete años en prisión.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llama a Manning “un traidor”. Si bien la analista es considerada una heroína por algunos, para otros no lo es. Eso lo demuestra su larga sentencia inicial y el trato severo que recibía mientras estaba encarcelada. Pasó prolongados períodos de tiempo en confinamiento solitario y también la hicieron dormir desnuda, lo cual la hizo convertirse en una causa célebre para los defensores de la lucha contra la guerra y la transparencia del gobierno. Los críticos mientras tanto, dijeron que puso en riesgo vidas de estadounidenses y operaciones, para llamar la atención.