En estos días está en la agenda pública la posibilidad avanzar en un acuerdo para reestructurar la deuda adquirida en 2017 por el entonces Gobierno de Mauricio Macri con el Fondo Monetario Internacional. Una deuda contraída en tiempo récord y probablemente por un monto superior a la capacidad de pago del acreedor, en este caso nuestra República Argentina.

A priori pareciera que se trata sólo de una discusión económica, aunque hemos aprendido por algunas experiencias en nuestro país y en el mundo cuáles pueden ser las potenciales consecuencias de este tipo de acuerdo para la salud del pueblo. Repasemos algunos ejemplos que están registrados en la literatura científica y en libros de especializados.

En Grecia, las políticas de austeridad implementadas luego del acuerdo con el FMI

en el año 2010 aumentaron un 40% los suicidios, 2,6 veces los casos de depresión, hubo brotes de enfermedades como la malaria y aumentaron las admisiones a los hospitales.

Similares consecuencias negativas sobre la salud se observaron en gran parte de los países de Europa que siguieron esas recetas. Lasalud mental en Inglaterra y en España también se vio afectada a través del aumento de la depresión, los suicidios y el consumo abusivo de alcohol.

Una revisión sistemática que analizó la asociación entre las políticas de austeridad y la salud a través de los cambios en la inversión en salud en 27 países entre 1995 y 2011 observó que los deudores del FMI tenían casi 4 veces más chances de ajustar los presupuestos en salud en comparación con quienes no mantenían deudas con ese organismo multilateral de crédito

Similares resultados observamos en Argentina desde 2018 cuando el gobierno de Macri tomó la decisión de cerrar el Ministerio de Salud de la Nación y reducir la inversión en salud.

Esas decisiones políticas impactaron de manera negativa en la salud de la población, por ejemplo a través de la disminución en el acceso de los medicamentos para la tuberculosis, el VIH y el acceso a métodos anticonceptivos entre otros. Un dato adicional es que estos recortes adoptados que se producen frecuentemente en las políticas de salud y protección social, terminan repercutiendo de manera inequitativa en la salud de la población, afectando principalmente de los sectores más vulnerables.

Nuestro sistema de salud se fortaleció para afrontar la pandemia. No sólo recuperó el Ministerio de Salud y la gobernanza sobre el sistema, sino que incrementó como nunca desde la época de Ramón Carrillo el número de camas hospitalarias, de profesionales de la salud y de equipamiento médico. Luego de esta reconstrucción del sistema de salud no podemos retroceder y tenemos que aprovecharlo como cimiento del sistema integrado de salud que se necesita. El contexto económico y las decisiones políticas son parte de lo que en salud pública se conoce como la determinación social de la salud. Por ello es necesario garantizar que la inversión en salud siga creciendo, que el sistema de salud se siga fortaleciendo y que cada día avancemos en garantizar el derecho a la salud. Aun en el marco de las negociaciones con el FMI, porque hemos sido testigos que las políticas de austeridad matan.


*Jonatan Konfino es médico clínico, sanitarista, Doctor en Medicina y secretario de Salud de Quilmes.

*Nicolás Kreplak es médico clínico, sanitarista, Magister en Salud Pública y ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires.