Después del estallido social en Chile que dio la vuelta al mundo en 2019, después de un grito de miles en las calles reclamando justicia social, de los muertos por la represión, de los mutilados oculares; después de que se pusiera en marcha un proceso constituyente para cambiar la Carta Magna de Pinochet, parece un contrasentido que en el país andino aceche una alarmante propuesta de extrema derecha y nostálgica de la dictadura.
“Si Pinochet viviera votaría por mí” dijo José Antonio Kast, quien reivindica el legado del dictador y promete que buscará que la nueva Constitución no sea aprobada en el Plebiscito de Salida, para que se mantenga el texto redactado en los años de plomo. Es que Kast fue diputado desde 2002 hasta 2018 por la Unión Demócrata Independiente (UDI), partido de derecha de raíz pinochetista. El candidato del Partido Republicano es miembro del movimiento católico conservador Schoenstatt y cuenta con el respaldo de grupos evangélicos.
Entre sus promesas figuran “un renovado estado de emergencia” con amplias atribuciones presidenciales para allanar hogares e interceptar comunicaciones, el cierre del Instituto Nacional de Derechos Humanos, la derogación de la ley de aborto -hoy existe en tres causales y tiene media sanción el proyecto de despenalización- , la eliminación del Ministerio de la Mujer, la privatización de la minera Codelco y la bajada drástica de los impuestos.
El estallido de 2019 permitió empezar a cuestionar y revertir las bases del tanta veces ponderado “modelo chileno”, abriendo paso a una mayor participación social como es la Convención Constituyente, en medio del desgaste de las dos grandes coaliciones de derecha y centro-izquierda que gobernaron los últimos 30 años pero que hoy no generan confianza.
El escenario se polarizó entre una izquierda nueva liderada por Gabriel Boric, heredera de la indignación en las calles, y el resurgimiento de Kast, quien en las presidenciales de 2017 había quedado en un alejado cuarto lugar. En el último debate televisado, Boric apuntó contra el programa del ultraderechista. "Cuando hablamos de discriminación, José Antonio, subsidio solo para familias casadas, página 172 de tu programa; a los jubilados se les quiere subir la pensión sólo a de los FFAA, pagina 51; coordinación para perseguir activistas de izquierda, página 27; prohibición del matrimonio igualitario, página 81; eliminación del Ministerio de la Mujer y obligación a una niña violada de ser madre, pagina 171".
¿Por qué después del clamor en las calles por una mayor justicia social e igualdad surge este político mezcla de Bolsonaro y Milei?
El analista Camilo Feres, director de estudios sociopolíticos de la consultora Azerta, ensaya una respuesta. “Una parte de la penetración del discurso de Kast se encuentra en su agenda propiamente conservadora sobre temas que están en la preocupación de grupos amplios de la población y frente a las cuales la oferta política tradicional carece de propuestas. Es el caso de los temas migratorios, muy fuertes en el norte de Chile, pero con alta presencia en los sectores populares; como aquellos que tienen que ver con los temas de religiosidad y tradiciones”.
Feres señala otro factor, el desplome del candidato de Sebastián Piñera. “Los errores de Sebastián Sichel hicieron que uno de sus atributos, la competitividad, se debilitara, generando una migración de sus votantes hacia una opción más nítidamente de derecha”.
Entre los errores propios de Sichel destacan su contradictoria postura sobre el retiro del 10 por ciento de los fondos de pensiones, así como la salida de uno de sus voceros por sospechas de financiamiento indebido de su campaña en 2009. A esto hay que sumarle la imagen en caída libre de Piñera, desde el estallido social, que en octubre tuvo un nuevo capítulo con los Pandora Papers. Piñera fue señalado en esa investigación internacional por supuestas irregularidades y conflictos de interés en la venta en Islas Vírgenes de un megaproyecto minero durante su primer mandato (2010-2014). El escándalo forzó a la Fiscalía chilena a abrir una investigación por presuntos delitos tributarios y cohecho -que aún sigue en curso- y el juicio político avanzó en Diputados como nunca antes contra un presidente, aunque luego una mayoría en el Senado evitó su destitución el martes pasado.
Con todo, Feres agrega otro aspecto a tener en cuenta en el ascenso del candidato del Partido Republicano. “Se vincula con la reacción silenciosa a la contracara del estallido y sus efectos sobre la seguridad y el orden público, donde Kast fue el más nítido representante de la crítica a la extensión del desorden en las calles y la sensación de inseguridad.”
Kast en más de una ocasión mostró su admiración por Trump y Bolsonaro y celebró la irrupción en el Congreso argentino del ultraderechista Milei. “Soy un demócrata”, dice quien propone construir una zanja en el norte para frenar la migración ilegal, al más puro estilo trumpista.