Hoy se celebra en todo el planeta el día de la música: ese cosmos de notas y acordes que conmueve y es puente hacia emociones profundas. La fecha, antiquísima, se estableció en 1594, cuando el Papa Gregorio XIII designó a Cecilia como patrona de todos los músicos y los homenajes no tardaron en aparecer. Desde entonces, y de distintas maneras, cada 22 de noviembre, en coincidencia con el fallecimiento de la santa, se festeja el arte de los pentagramas.
Con todo, y más allá de creencias puntuales, este día suele estar cargado de actividades y canciones. Así, diferentes artistas de Salta, desandaron sus huellas en relación con esta disciplina que es catalogada como “el idioma universal”.
Viaje a la semilla
Algunos pensadores afirman que las personas reciben su vocación como una epifanía, que existe un momento específico en que el sendero se vuelve claro y evidente. En esa línea conversamos con diferentes “musiqueros”, que revisaron ese momento bisagra en que se enamoraron del universo donde se combinan los sonidos.
En primer término, el pianista Leo Goldstein comentó que su madre siempre lo estimuló para que eso sucediera, siempre cantando o rodeándolo de instrumentos: “En la primaria ya me gustaba mucho el teclado y hacer canciones. Dos momentos que recuerdo bien (de los 80) fueron uno en que mi viejo nos llevó a ver a Litto Nebia y otro inolvidable fue ver a Sting en River por el Amnesty en el 88 u 89. Fueron instantes que me marcaron”, manifestó.
Por su parte, el trompetista Juan Pablo Mayor quedó fascinado al ver a su hermano empuñar el mismo instrumento que Miles Davis: “Escucharlo tocar en una banda infantil y juvenil de la provincia de San Luis, definió el camino a seguir en mi vida musical”.
También de su niñez, Victoria Cataldi recuerda: “A los 4 años me encantaba bailar y cantar, cerraba los ojos y me olvidaba del mundo. Era el disfrute total de alguien que no conoce el pudor o la vergüenza. Creo que estoy tratando de volver a esas primeras experiencias y reconectar con esa niñita que disfrutaba sin que le importe nada”.
En la misma línea, Agustina Vidal se para en su primer lustro y asegura que entonces, cantaba siempre lo que había soñado: “era mi juego y mi refugio a la vez. Siempre improvisando, como contando historias con melodías”
En una franja etaria idéntica se enmarca la artista y profesora de canto Ivana Rojas: “era ir con el triciclo a la vuelta de casa y escuchar a una profe de piano dar clases, le insistí tanto a mí papá, que me llevó, cuando entré estaba fascinada por la cantidad de pianos que había y todo lo veía inmenso, pero me encantaba. La profe dijo que yo era muy chica para estudiar, pero eso no me importó y con un teclado chiquito comencé a sacar mis primeras canciones de oído. Después descubrí la guitarra y me animé a cantar”.
El caso del vientista Fran Molins incluyó un viaje a Santiago del Estero, un recital de La Renga y un diálogo con el saxofonista del grupo: “haberlo conocido me despertó las ganas de aprender saxo, de hecho, fue al instante en que le dije a un amigo que al regresar a casa buscaría profesor. Y así fue, llegué y me puse en campaña, hasta dar con Mariana Kortsarz”, describió.
Así suena el NOA ahora
Desde sus inicios hasta el presente, ellos cuentan el hoy: “La actualidad de la música de la región es muy interesante, hay desde un Mercado de Música a un Festival de jazz, pasando por las movidas independientes de muy buenas producciones audiovisuales. Y propuestas de folclore más moderno e inclusivo, con movida indie y con producciones para teatros (como Celebrando a Charly García o a The Beatles).Por fortuna volviendo a tocar frente al público que es lo más lindo de este trabajo”, confiesa Goldstein.
Asimismo, Mayor señala el crecimiento de agrupaciones emergentes con temas propios, pero opina: “creo que los músicos del NOA necesitan más espacios para tocar y que el caché sea justo a sus necesidades”.
Sobre ese punto, Ivana Rojas aporta una notable reflexión: “Se está ampliando y renovando constantemente, de repente la pandemia dio un momento de introspección a muchos que nos dedicamos a la música y nos permitió reinventarnos, escucharnos entre nosotros y crecer. Quizás en algunos aspectos todavía falta seguir aprendiendo, pero creo que el sol sale para todos y tenemos la oportunidad de mejorar y profesionalizar cada vez más nuestro arte”.
“Hoy creo que estamos en un nivel muy lindo y con una variedad espectacular, muchos artistas expresando música genuina y de buena calidad. De todo tipo. Se han generado espacios también para que los músicos tengan dónde y cómo expresarse, y eso es algo muy importante. Igual, como es sabido, venimos de un tiempo dónde es difícil hacer un balance debido a la pandemia que ha afectado todo el sector cultural, pero también destaco que muchos artistas se han impulsado a la autogestión, y que gracias a las tecnologías han decidido largar material a las redes y han tenido una visibilización tremenda”, acentúa Molins.
Desde otro ángulo, Cataldi considera que en la escena salteña hay muchas propuestas de gente joven, “desprejuiciada, que hace y toca sus temas, que no intenta encasillarse y que tiene una conexión muy honesta con la música. La posta la tienen los jóvenes", dice.
En tanto, Agustina Vidal resalta que “postpandemia se están abriendo espacios nuevos y se están generando propuestas interesantes. Eso es algo que mejoró en Salta, pero aún sigue siendo necesaria la autogestión de lxs artistas para poder subsistir”.
Lo que vendrá
La música puede mirarse desde el origen, desde el presente y también desde los compases futuros. Así, Leo Goldstein adelanta que se encuentra trabajando en “Silencio puro/Homenaje al Chacho Echenique", junto a la India Menéndez y equipo, un proyecto que fue ganador del Fondo Ciudadano de Cultura de Salta 2021. También hace planes con Taimof Roots: “venimos a pleno preparando un lindo cierre de año al aire libre. Y pronto publicaré Tripmica, hecho en pandemia y que en breve estará para escuchar”.
De la misma manera, Juan Pablo Mayor llevará su swing al Festival de Jazz de Salta, el 10 de diciembre actuará con Poncho Mulato en Bruto Bar y el 11 cerrará el año en Vaqueros con una propuesta que conjuga reggae y ska.
De modo similar, y volcada de lleno a la composición de temas propios, Cataldi amplía: “En principio, las canciones tienen letras de mi madre, Celia Fleming. De a poco animándome a poner yo mis palabras. Lo voy grabando de a poco. Mañana estreno una de esas canciones, producida por el Colo Vasconcellos”, detalla, al tiempo que revela: “Es un desafío muy grande. Cantar temas propios te expone, pero también te libera, porque estas vos ahí con todo lo que tengas para decir y cantar”.
Paralelamente, Agustina Vidal señala que está trabajando en colaboración con Facundo Herrera y Martín Longoni en un próximo single, una canción que compuso hace unos meses y que se suma a una lista de temas que pretende registrar en un nuevo EP o disco. “Por ahora vamos paso a paso, hasta que podamos contar con los fondos necesarios para concretarlo”.
Con un punto de vista diverso, Ivana Rojas declara que no les pone fecha exacta a sus proyectos: “voy esperando el momento adecuado para acomodarlos a las circunstancias, pero mí objetivo con respecto a los talleres artísticos que dirijo es lograr que se conozcan los nuevos talentos que día a día van surgiendo, ayudarlos a lograr sus metas y acompañar en el proceso de confianza con el que tiene que hacerse un buen artista , seguro de sí mismo. Y en lo personal poder darme tiempo y grabar mi disco que tendrá fusión entre el rock pop y el folklore Latinoamericano”.
Finalmente, Fran Molins, radicado en Barcelona, planea continuar con un ciclo de blues junto a Juan de la Cruz Ramos en un bar de esa ciudad, todos los jueves. “También la idea es seguir difundiendo y largando las canciones de mi tercer disco que se llama Sudando Sangre. Además, quisiera girar por Salta, Jujuy, Córdoba, Rosario y Buenos Aires el año que viene y poder tocar estas canciones por varias provincias de nuestro país”.
Así, seis músicos contemporáneos de Salta celebran al arte que los convoca, en la provincia y más allá, combinan la autenticidad con esa pulsión innegociable que los impulsa a sembrar canciones y melodías por todas partes, como un juego de infancia, con la felicidad y la convicción de transitar el camino correcto.