Comercios, restaurantes, mercados navideños, salas de concierto y peluquerías cerraron sus puertas este lunes en Austria con el inicio de un nuevo confinamiento por el aumento de casos de covid-19. El país europeo es el primero en volver a la cuarentena estricta, hasta el 13 de diciembre, en lo que el canciller Alexander Schallenberg ya calificó como la "cuarta ola", que tiene como causas la variante Delta y la baja tasa de vacunación entre los austríacos.
En este nuevo confimamiento --frente a un incremento de casos que no se detiene desde mediados de octubre, con récords de 15 mil casos diarios--, los 8,9 millones de austríacos pueden salir de sus casas para hacer compras, practicar deporte, recibir atención médica, ir a la oficina y llevar niños a la escuela. Por lo que se trata de un cierre de espacios públicos y comerciales, aunque las autoridades llamaron a la población a permanecer en casa y optar, en la medida de lo posible, por el teletrabajo.
En el primer día de confinamiento, según la agencia AFP, las calles de Viena, capital del país, estaban más bien animadas. Una imagen que contrastó con las protestas impulsadas durante el fin de semana por el partido de extrema derecha FPO, que movilizó a 40 mil personas al grito de "dictadura" en la previa del inicio del confinamiento.
"La situación es un poco confusa", afirmó una habitante de Viena, Kathrin Pauser, tras haber dejado en el colegio a sus hijas de 11 y 9 años, recientemente vacunadas. Desde la llegada de vacunas contra el coronavirus y las vacunaciones masivas, ningún país de la Unión Europea había impuesto un nuevo confinamiento.
El problema que registra Austria se relaciona con las posiciones de la derecha radical y los grupos antivacunas, que ubican al país entre los de más baja tasa de vacunación en el viejo continente. Solo un 65 % recibió, al menos, una dosis de las cuatro vacunas autorizadas en la Unión Europea --BioNTech, Moderna, AstraZeneca y Janssen--, cuando los niveles de inoculación se encuentran en el 80 % en España y 75 % en Francia.
Por eso, desde febrero, Austria será uno de los primeros países en poner la vacuna contra la covid-19 dentro del calendario obligatorio de vacunación.
La ola de los antivacunas
La cuarta ola de contagios llegó a Austria en medio de un recambio de gobierno. Semanas atrás, el excanciller conservador Sebastián Kurz había dado por terminada la pandemia, al menos para los vacunados, algo en lo que debió dar marcha atrás el nuevo canciller Schallenberg. Según el politólogo Thomas Hofer, consultada por AFP, tras el cambio de gobierno se "mantuvo demasiado tiempo la ficción" de que todo había terminado para los vacunados.
El confinamiento que se inicia este lunes amplían a toda la población las medidas restrictivas que se habían impuesto el lunes 15 solo para quienes no estaban vacunados. Desde hace una semana, las personas que rechazan ser inoculadas tienen totalmente prohibido ir de compras --excepto por alimentos--, acudir a restaurantes, bares, gimnasios y eventos culturales y deportivos. Con multas de 500 euros para quienes incumplan la medida.
"La situación es seria. La cuarta ola nos afecta plenamente. Eso se debe a la variante delta, pero también a la baja cuota de vacunación", dijo Schallenberg la semana pasada al anunciar las medidas exclusivas para no vacunados y precisó que la incidencia de contagios entre las personas no vacunadas en el país es de 1.700 casos por 100.000 habitantes, mientras que entre los vacunados es de 383 casos.