Para Fernanda Gil Lozano, los derechos humanos “tienen que ser un legado generacional” que “amplíe el círculo de sobrevivientes y familiares de víctimas” de los horrores de la última dictadura cívico militar eclesiástica. Y a esa ampliación quiere “aportar” desde la dirección que ejerce del Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (CIPDH) que funciona en el país y que ofrecerá la quinta edición del Curso internacional sobre la materia dedicado, en esta ocasión, a la “Memoria, verdad, justicia y democracia” con el objetivo de pensar sobre sus “herencias y proyecciones”. Gil Lozano destacó la apertura que le imprimió a la propuesta formativa este año, que durante una semana ofrecerá una veintena de conferencias magistrales y charlas debate con “los profesionales que más saben” en el tema como protagonistas. “¿Por qué si el Estado está invirtiendo recursos en reunir a los profesionales que más saben de derechos humanos no lo vamos a poner a disposición de quienes puedan aprovecharlo realmente en lugar de ofrecerlos a 15 privilegiados?”, se preguntó la funcionaria. La versión 2021 de este curso comienza este martes, con una exposición del magistrado y expresidente del Consejo de Administración del CIPDH Baltasar Garzón, y culminará el 1 de diciembre.
El Curso Internacional de Derechos Humanos es un espacio de formación, pero sobre todo un encuentro. Se lleva a cabo desde 2017 como la actividad anual más importante del CIPDH, uno de los poquísimos centros de promoción de la Unesco en el mundo que fue fundado en Argentina en 2009 con “la misión básica de mostrar y compartir con el mundo las políticas públicas que en la materia, en nuestro país, han sido exitosas”, repasó Gil Lozano en diálogo con este diario. Al frente del espacio desde marzo de este año, la funcionaria, que viene de seis años de legislar en el Parlasur (y que transitó políticamente por la Coalición Cívica y el Frente Renovador) remarcó que su intención es “también traer políticas públicas exitosas del mundo para nuestro territorio”.
La base de la democracia
La quinta edición del encuentro de formación tiene, según explicó Gil Lozano, varias diferencias con las fórmulas anteriores, que se dieron durante el gobierno de Cambiemos, con Mauricio Macri como presidente y el negacionismo flotando como intención en relación a los crímenes del terrorismo de Estado.
“Hasta ahora siempre giró en torno de la justicia transicional y mucho negacionismo filtrándose”, evaluó Gil Lozano, que decidió que el eje de esta edición fuera claro y “acomodara posiciones de nuevo”: “Memoria, verdad, justicia y democracia. Herramientas y proyecciones” es el gran título del encuentro. Dice la funcionaria: “Argentina llevó adelante acciones que fueron defensa total de la democracia. Nuestra garantía de democracia fue el Juicio a las juntas ya que demostró que se podía castigar a los responsables de tanta muerte y dolor, que si alguien llevaba a cabo un golpe de Estado no seguiría caminando libre para siempre. Las leyes de impunidad fueron una vergüenza y eso se logró revertir porque primero hubo juicio y castigo. Aquello y el proceso de juzgamiento que vivimos desde hace 15 años es lo que tenemos para mostrarle al mundo porque en otros países de Latinoamérica, como Chile o Uruguay, donde hubo experiencias más light de repaso de los crímenes de las dictaduras, pagaron y pagan los costos”.
Además de repasar las situaciones diversas que se viven en América Latina, la perspectiva del curso es también hacer una comparación con África, “los dos lugares donde hubo juicio y castigo a los culpables de estados terroristas y juicios o mesas de la verdad con resultados muy distintos en los dos continentes”, mencionó Gil Lozano.
Tras las mesas de apertura oficial, en las que participarán el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Martín Soria, y la directora de la Oficina Regional de Ciencia para América Latina y el Caribe de la Unesco, Lidia Brito, además de Gil Lozano, se sucederán una veintena de comisiones de debate, conferencias magistrales sincrónicas y asincrónicas vinculadas a la temática: habrá espacios dedicados analizar los aportes de “testimonios y los archivos, los reclamos de Memoria, Verdad y Justicia por parte de las víctimas y el recorrido de ese diálogo con las políticas públicas en el marco nacional e internacional”, plantean desde la organización. Además se “analizarán lugares de memoria, Comisiones e Informes de Verdad, leyes de reparación, formas de restitución de cuerpos e identidades y los juicios a los perpetradores”. Referentes de organismos de derechos humanos, como Abuelas de Plaza de Mayo y la Comisión Provincial por la Memoria; el equipo Argentino de Antropología Forense, sobrevivientes de centros clandestinos, sitios y archivos de memoria serán parte del menú de exponentes. Cerrará el curso el ministro de Defensa, Jorge Taiana, y el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti.
La apertura como antídoto contra el negacionismo
La oferta de disertantes en el encuentro es “variada entre los principales referentes” del área, remarcó Gil Lozano. “Me interesaba que estuvieran las personas que estuvieron de primera mano trabajando en este tema: jueces, funcionaries, referentes de la sociedad civil”. Una vez reunida, “el criterio para definir la participación ya no podía ser restrictivo”, consideró. Hasta hoy, el curso se ofrecía a 15 personas, seleccionadas entre una base de inscriptos en relación a su currícula académica y de trabajo --en general los participantes eran altos funcionarios de embajadas de diversas partes del mundo--; se dictaba solo en inglés, en un encuentro de algunos días en Villa Ocampo, ciudad de Buenos Aires. “Era muy exclusivo, pero me pregunto qué queremos: democratizar el conocimiento o no. Yo no quise admitir en mi gestión que el principal curso del programa fuera así de limitado entonces decidimos ampliarlo y aprovechar la posibilidad de que nos otorgó la virtualidad a la que la pandemia nos obligó a multiplicar la participación”, explicó la directora del CIPDH.
Esperan la participación de más de mil inscriptos de Argentina, diversos países de latinoamérica e incluso de otros continentes que sólo debieron acreditar “dedicación laboral o académica vinculada a los derechos humanos y formación de grado. A diferencia de las ediciones anteriores, se ofrecerá en español y será traducodo al inglés, al francés y al portugués.
Para Gil Lozano, esta apertura no significa solo una democratización del recursos públicos, sino también de contenidos: Explicó: “De este curso, los conocimientos que se compartan van a decantar hacia otros espacios. Esperamos que entre ellos estén los programas de formación en colegios y universidades. El estudio de las dictaduras, de sus efectos inmediatos, de sus consecuencias a lo largo del tiempo, de sus razones y las transiciones democráticas debe tener un lugar privilegiado allí porque las nuevas generaciones no vivieron ese horror y a medida que te alejás en el tiempo es muy posible que haya sectores que aprovechen para introducir relativismos. Esto es necesario trabajarlo siempre. No es un concepto sanguíneo éste, no es solo pertinente a los hijos, las madres, las abuelas. Tiene que ser un legado generacional”, concluyó.