Desde Bariloche
“Democratizar la experiencia de la actuación”. Ese es el espíritu que para María Onetto envuelve al Festival Internacional Nevadas Escénicas que se realiza con sede en San Carlos de Bariloche, pero que también reúne actividades en diferentes puntos de la provincia. Con la presentación de La persona deprimida el sábado por la noche en el Teatro La Baita, el unipersonal que Onetto protagoniza y dirige Daniel Veronese, se dio por inaugurada la arista teatral del festival que comenzó el 18 de noviembre y se desarrollará hasta el 28 del mismo mes con entrada libre y a la gorra.
En un fin de semana largo y turístico, la ciudad de todos los colores recibió visitantes que colmaron sus calles y estimularon el trabajo local. Egresados, familias, mochileros, entre muchos otros, coparon el centro y los principales puntos turísticos.
“Si algo tiene el Nevadas es el espíritu de trabajo en grupo, potenciar y desarrollar la labor de los artistas y ponerlo en valor”, resumió Virginia Fdel, la directora artística y ejecutiva del festival, en el acto de apertura, minutos antes de la primera función. Tras unas breves palabras junto a Laura Vinaya, como represente del Instituto Nacional del Teatro de Río Negro y a Héctor Segura, por la Secretaría de Cultura, se dio por inaugurado de manera oficial el Nevadas Escénicas. “Desde el Estado, el teatro es una semilla que siempre es necesario sembrar y multiplicar porque entendemos que hace bien, muchas veces salva y posibilita el encuentro entre el público y el pueblo, que tiene derecho a ver teatro”, expresó Vinaya. Por su parte, Segura destacó que como ahora “la Secretaría de Cultura tiene un rango ministerial, es posible acompañar de otra manera los festivales y al quehacer teatral”.
Una vez bajado el telón, y después de una intensa puesta en la que Onetto bucea en una mente deprimida, dialogó con el público presente en la sala. Un intercambio que considera fundamental, dado su interés por “ejercer el teatro como una actividad de pensamiento que entre en contacto con un espectador activo”. En línea con esa búsqueda, al día siguiente de la función, la actriz brindó un taller intensivo presencial de entrenamiento y formación en el que en el que abrió un espacio de reflexión y cuestionamientos.
Para Onetto, estas charlas son esenciales porque “permiten intercambiar, ver en qué situación estamos con respecto al teatro, qué necesitamos de cada uno. Son pequeñas siembras que en esos intercambios se producen”. A su vez, entiende que es importante el rol que cumple el Estado sobre cómo alienta la capacidad simbólica de una comunidad. Según reflexionó en diálogo con Página/12, “alentar a una sociedad a construir su capacidad simbólica hace que los discursos violentos y de odio, que circulan en los medios y las redes, no se presenten de esa manera. El arte no produce solamente una emoción estética, también produce otras cosas que hay que alentarlas cada vez más”.
Un poco más alejado del Centro Cívico, en la Escuela de Arte La Llave, tuvo lugar la obra Unnolugar, del grupo Brújula Teatro a Cuerda, con dirección de Aravinda Juárez. La única obra local que participa del festival lo hace en un espacio que para muchos barilochenses tiene un significado importante porque “valoriza el arte en sus múltiples expresiones”. El lugar nació en 1984, con el comienzo de la democracia y el fin de la última dictadura militar. Hoy, bajo la modalidad pública y gratuita, los pasillos de La Llave facilitan la formación artística de niños, jóvenes y adultos: abren sus puertas a personas de todas las edades para que cada uno de ellos tenga su propia llave. Un puente al arte comunitario y al encuentro.
Otra de las puertas que se abren con Nevadas Escénicas es la de la Usina Cultural del Cívico (Biblioteca Sarmiento), una institución emblemática en Bariloche. La primera del festival que tuvo lugar ahí fue el espectáculo de clown Seis, interpretado por Marina Barbera, con dirección de Cristina Martí. Y mientras la programación de teatro se desarrolla según lo esperado, Nevadas Escénicas también abre la posibilidad de ver otro tipo de arte. La novedad de la edición de este año es que se incluyen disciplinas como la danza, circo, performance, teatro de objetos y música, además de la presentación de obras nacionales e internacionales, seminarios, talleres y clases.
El primero de los encuentros musicales tuvo lugar el sábado de la mano de Cam Beszkin, cantante, compositora y multiinstrumentista. Por las noches, la programación musical que propone el festival tiene como escenario a Modo Bar, la Usina Cultural del Cívico y Camping musical. Quienes están en el sur pueden contemplar desde cualquiera de esos puntos la inmensidad de la naturaleza, paisaje habitual de los locales: el gran Nahuel Huapi, cerros y un cielo eterno, que de día se extiende en un horizonte azul infinito, y de noche ilumina con sus destellos.
En paralelo, mientras el aire patagónico envuelve a quienes participan del festival de manera presencial, la virtualidad también tiene su lugar: pueden verse espectáculos, conversatorios, espacios de intercambio y de formación que dan el carácter mixto al formato del evento.
* Para conocer la programación y acceder a las entradas hay que ingresar al sitio oficial.