En el pueblo de Colonia Santa Rosa, ubicado en el departamento de Orán, al norte de Salta, ocho mujeres emprendieron el desafío de defender el medio ambiente y desde marzo de este año, están llevando adelante una revolución ambiental en el pueblo. Instalaron la separación de residuos en la ciudad, emprendieron la venta de cartones y plásticos a Jujuy, y sumaron un trabajo de educación ambiental y conscientización entre los vecinos.
Hoy, las Eco-Z, como se llaman, están a la espera de que se formalice su cooperativa de trabajo, para que todo el trabajo voluntario que vienen haciendo hace meses, se consolide como sus principal fuente de ingresos. Además, de que ya tienen en mente su próximos sueño: tener su propia planta para reciclar telgopor o plástico.
Eliana Contino, técnica en Higiene y Seguridad, charló con Salta/12, y relató que el motivo que las llevó a juntarse, se debió a que en el pueblo se estaban formando micro basurales en todos los barrios". Ese incremento evidente, hizo que se plantearan el origen de la problemática. Más precisamente saber si era una mala gestión por parte del gobierno municipal en la recolección de los residuos; o, si las prácticas de los vecinos, también sumaban a ese mal diagnóstico.
"Nos encontramos un poco de todo porque habia una gestión deficiente, pero también un problema cultural porque la gente no era consciente del daño ambiental que se estaba generando", explicó. A partir de ahí, las jóvenes y adultas, comenzaron a juntarse hasta que finalmente quedaron las 8 que constituyen el grupo. Además de la técnica, están su hermana, Gimena Contino, junto a Melisa Zazzarini, Geovana Del Greco, Yanina Torres, Sofía Osuna, Cinthia Flores y Cecilia Figueroa.
El 22 de marzo, Día Mundial del Agua, las mujeres llevaron adelante la actividad Descontaminando el agua, en la que recorrieron los distintos canales del pueblo con varios voluntarios y voluntarias. "Levantamos plásticos, aluminio. Recolectamos un montón porque los canales estaban super tapados", lamentó.
Fue entonces que como primera actividad, impulsaron la separación de residuos en Colonia Santa Rosa. No era desconocido para algunas personas, pero era la primera vez que se hacía en el pueblo. La respuesta fue sumamente positiva. "Se está conscientizando más rápido de lo que pensamos porque las personas se prenden y nos preguntan cómo tienen que hacer la separación", narró la joven de 28 años.
Al principio se manejaban en un auto para llevar adelante la recolección, pero al ver un aumento en la participación, el municipio, que dirige Jorge Mario Guerra, les prestó un tractor y un acoplado para recolectar. También se les prestó un galpón donde las mujeres separan los materiales.
Las primeras recolecciones, les permitieron hacer bultos de plásticos y cartón para vender a la vecina Jujuy, y con lo pagado, compraron una parte del equipo de seguridad para trabajar entre los materiales, como guantes y botas. Contino, afirmó que Salta no cuenta con muchos lugares que trabajen el reciclado, por lo que optan, por llevarlos a la provincia jujeña.
Esa ausencia, sobre todo en el norte salteño, les quedó latente y se dispusieron a armar una cooperativa de trabajo. Desde junio iniciaron los trámites y la última novedad al respecto, la tuvieron en octubre, aunque aún sin la buena noticia, de que ya eran una cooperativa. En todo el proceso, la joven contó que los están asesorando desde el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES).
"Esperamos que la cooperativa sea muy pronto porque ahora estamos haciendo un trabajo a voluntad y somos 8 mujeres que tienen sus trabajos, sus estudios, sus hijos; y lo que hacemos en el pueblo es con nuestro tiempo libre. Tratamos de dedicarle tiempo a esto, pero la idea es que sea una fuente de trabajo para cada una porque es difícil sostener un trabajo así, y que crece día a día", manifestó.
Colonia Santa Rosa, tiene alrededor de 20 mil habitantes, y el trabajo más recurrente, entre jóvenes y adultos, es el conocido "golondrina", por el que muchas familias viajan a distintos lugares para las épocas de las cosechas.
Las mujeres reciclan principalmente cartón y plásticos de las botellas. Después cuentan con pequeñas cantidades de vidrios, papel y plástico soplado, que es el envase de los productos de limpieza. Cada recolección se hacen todos los sábados. Allí la mitad se sube al tractor y va casa por casa; mientras que las demás, se encargan de clasificar el material. Además, mantienen encuentros dos veces por semana.
Contino sostuvo que impulsar este tipo de iniciativas son urgentes y necesarias, sobre todo "en el norte donde la situación es bastante crítica". Relató que el municipio tiene un basural no habilitado que sigue creciendo y se encuentra a menos de un kilómetro de la casa más cercana. "La contaminación que tenemos es altísima porque también la conscientización es poca", reflexionó.
Quizás eso también las motivó para tener bien en claro su nombre: Eco-Z. Primero, "Eco", hace referencia a la ecología. Y "Z", guarda dos significados. Por un lado, significa "zero" en inglés, porque se apunta a una cero contaminación. Y por el otro, porque es la última letra del abecedario, y las mujeres consideraron que "se trata de la última oportunidad de cambiar el plantea y cambiar los hábitos" de las personas.
Bajo ese escenario, es que además de impulsar la separación de los residuos, también implementaron los eco-canjes, que consisten en entregar artesanías hechas con productos reciclados, plantines o dulces caseros a cambio de residuos que traen los vecinos.
La joven dijo que con estas iniciativas, "la gente comenzó a interiorizarse y reconocer que tenemos un problema". También advirtieron, "que no es 100% una cuestión del gobierno, sino que tiene que ver con la cultura de tirar la basura en cualquier lado", señaló.