Juntos Por el Cambio está delineando los liderazgos de cara al 2023 y, en la estampida desatada de posicionamientos, las tensiones no paran de aflorar. En los últimos días, la novela del Pro se trasladó a la Cámara de Diputados, en donde el ala dura comandada por Patricia Bullrich encabezó una ofensiva para sumar poder y modificar el perfil del bloque a partir del 10 de diciembre. La ex ministra está convencida de que el resultado electoral demostró que los votantes de JxC están reclamando una postura más combativa contra el gobierno nacional y que, por lo tanto, el bloque en Diputados debe reflejarlo. Frente a eso, y en un contexto de renovación de autoridades legislativas, el ala larretista interpretó la pulseada como un ataque directo a la continuidad de Cristian Ritondo en la presidencia del bloque y salió a juntar firmas al interior del espacio para destrabar la ofensiva. El resultado terminó siendo a favor del ala moderada y Bullrich tuvo que dar marcha atrás, pero no sin antes dar un claro anticipo de la brutal interna que se viene dentro de dos años.
Todo comenzó con un grupo de WhatsApp. Unos días después de las elecciones, Patricia Bullrich, a través de su mano derecha Gerardo Milman, creó un grupo con algunos diputados nacionales del Pro y convocó a una reunión para mañana a las 18. Ni Cristian Ritondo ni varios diputades del ala "moderada" estaban invitados. La noticia cayó pésima en el sector, que interpretó la convocatoria como una movida de Bullrich para disputar la presidencia del bloque en Diputados. "Frente a cada acción hay una reacción", sintetizó un legislador del ala larretista, que con este argumento justificó por qué, al poco de enterarse de la reunión, en el entorno de Ritondo se pusieron a juntar firmas que ratificasen la continuidad del exministro de Seguridad bonaerense en el cargo. El encargado de esta tarea fue diputado Álvaro González, quien llegó a conseguir un total de 34 adhesiones de los 50 diputades que tiene el Pro. Entre las firmas estaba, incluso, uno de los dirigentes más cercanos a Mauricio Macri, Hernán Lombardi.
"Nosotros no estamos discutiendo el rol de Ritondo sino el perfil de un bloque que debe ser representativo de la angustia social y de lo que la sociedad espera que seamos capaces de representar. Yo construí el partido bajo la representación social y así entramos a las elecciones y no me voy a mover un ápice de ahí. No voy a discutir cargos, no voy a discutir posiciones internas. Voy a discutir de representación con la sociedad", terminó aclarando, unas horas después, Patricia Bullrich en Infobae. En esta misma línea, un funcionario del Pro aseguró a este diario que el objetivo nunca había sido reemplazar a Ritondo, sino "cambiar la lógica de representación del bloque". "Nosotros no tenemos nada en contra de Ritondo, pero sí creemos la lógica light dialoguista no va más", aseguró. En el Pro, sin embargo, circulaban varias versiones de que Bullrich se había creído que contaba con un total de 23 adhesiones para remover a Ritondo pero que, cuando sometió una elección interna, se desayunó que contaba con menos de 10.
Desde que se conocieron los resultados de las elecciones, Patricia Bullrich encabeza una ofensiva para conseguir más poder en el Congreso con la mirada puesta en el 2023. La ex ministra macrista, que llevó a cabo una extensa gira nacional durante las dos etapas de la campaña, se atribuye el mérito de haber conseguido los cinco senadores que permitieron "quitarle el quórum a Cristina". Está convencida de que, pese haber perdido originalmente la interna con Larreta en la Ciudad, las elecciones le dieron la razón y hay todo un sector de la sociedad que está buscando un discurso más combativo y agresivo contra el gobierno nacional. Los coqueteos con figuras de ultraderecha como Javier Milei se inscriben en esta línea. "Ellos tuvieron que 'halconizar' su discurso en la campaña para parecerse a nosotros, bueno que ahora 'halconicen' el Congreso", ironizó un colaborador cercano.
En el larretismo, mientras tanto, rechazan este diagnostico. "Que no vengan a decir que Patricia representa el federalismo porque anduvo por el interior, Horacio también estuvo. No me parece razonable que un sector se apropie de un triunfo que fue colectivo", se quejó un legislador del riñón de Rodríguez Larreta. El jefe de Gobierno porteño, por su parte, sigue marchando con la mirada fija en el sillón presidencial de la calle Balcarce. El plan de hacer cruzar la General Paz a María Eugenia Vidal y Diego Santilli le terminó reportando capital político ( a pesar de la caída entre las PASO y las generales) y ayer dio un paso más en esa dirección sellando un acuerdo con el intendente de Vicente López, Jorge Macri, para que este asuma la conducción del Ministerio de Gobierno y Asuntos Jurisdiccionales de la Ciudad de Buenos Aires.
Finalmente, luego de varias horas de chispazos internos y pases de factura, Álvaro González y Gerardo Milman se reunieron por la tarde e hicieron las paces. "Como Presidenta del PRO, sostengo la continuidad institucional de nuestro bloque con Cristian Ritondo como Presidente. Y lucharé para que nuestros votantes se sientan representados en cada decisión. Un Bloque contra el populismo y por un país donde el esfuerzo sea la vara", tuiteó a las 7 de la tarde Bullrich para ponerle un punto final al debate. La disputa de poder al interior del Congreso, sin embargo, continuará. Todavía falta definir la composición de las comisiones y de la mesa del bloque. "Hay paz, pero hasta la próxima", ironizó un legislador.