Una fiscal solicitó que dos hombres sean condenados a prisión perpetua por el secuestro extorsivo seguido de muerte de Xiomara Naomi Méndez, la chica de 15 años que en noviembre de 2018 fue capturada a la salida de una escuela de Flores y luego hallada asfixiada en el auto en el que la tuvieron cautiva, pese a que su familia había pagado un rescate, informaron fuentes judiciales.
Los imputados Bruno Martín Cortez, de 38 años, y Luis Alberto Fernández, de 43, llegaron detenidos con prisión preventiva al debate oral que, desde marzo, se realiza de manera virtual. El proceso tramita ante el Tribunal Oral Federal 6 de la Capital Federal, integrado por Sabrina Namer, Rodrigo Giménez Uriburu y Guillermo Costabel.
La fiscal general Gabriela Baigún solicitó perpetua para ambos, por considerarlos coautores de un “secuestro extorsivo cuádruplemente agravado por haber obtenido el pago del rescate, por ser la víctima una menor de edad, por la existencia de un vínculo de respeto y por causar intencionalmente la muerte de la víctima”. Si son condenados, Cortez y Fernández recién podrán pedir la libertad condicional en 2053, tras pasar 35 años encarcelados.
Un secuestro extorsivo que terminó en homicidio
Según estableció la investigación que la entonces titular de la fiscalía 12, Alejandra Mángano, realizó con la colaboración de Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), la Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal y la Unidad Fiscal Especializada en Secuestros Extorsivos (Ufese) del Ministerio Público Fiscal de la Nación, la adolescente fue secuestrada el 20 de noviembre, alrededor de las 17.30, cuando salió del Liceo 5 “Pascual Guagliamore”, en Flores. Allí fue interceptada por un hombre que la llamó por su nombre y la subió a un Fiat Duna rojo.
Según determinó la investigación de , ese hombre era el remisero Fernández, un conocido de la familia de la chica, que junto a su cómplice amordazaron a la adolescente, le ataron los pies y las manos, le taparon los ojos y la obligaron a tirarse en el piso de la parte trasera del auto. Luego se comunicaron con sus padres, a quienes les exigieron como rescate el pago de 30.000 pesos y la entrega de cocaína.
El padre de la chica, quien es remisero y también vendía y compraba autos usados, finalmente pactó con los secuestradores el pago de los 30.000 pesos, los cuales dejó cerca de la medianoche en Boedo y Chiclana, en Boedo.
Los secuestradores huyeron del lugar sin liberar a su hija y fueron detenidos unas horas más tarde, ya en la madrugada del día siguiente, por policías antisecuestros, tras una persecución por el Acceso Oeste que culminó en un choque a la altura de Ituzaingó.
Dentro del auto, la policía encontró muerta en el piso de la parte trasera a la adolescente, que estaba amordazada, maniatada, con la cabeza tapada por una manta y cinta de embalar alrededor de la cara y el cuello, donde tenía enroscado un cinturón de seguridad. Según la autopsia, la víctima murió por “asfixia mecánica por compresión cervical” y se descartó abuso sexual.