"Cada día me siento más business woman. Algo que tuve que aprender a los cabezazos porque siempre fui bastante volada y volátil. Pero estoy contenta con la fórmula que estoy llevando. Es medio crazy igual; hay que mantener el centro", asegura Javiera Mena desde Santiago de Chile. A dos años de su último show en Buenos Aires, la cantante regresa este jueves 25/11 al mismo escenario que la última vez, la Ciudad Cultural Konex, para repasar sus clásicos. Pero sobre todo para presentar las canciones de su nuevo material: el EP Entusiasmo (2021), abreboca de su inminente álbum.
La icono del pop hecho al otro lado de la Cordillera, hoy establecida en Madrid, siempre apostó por la autogestión, o más bien por la actitud autogestiva. Y hoy, mientras disfruta de la madurez, prevé una carrera a largo plazo. "Hay que saber cómo se mueven las aristas, especialmente en la actualidad", dice. "No es como antes, cuando el mánager se encargaba de todo. Uno ahora administra sus redes sociales, que son el lugar donde uno se publicita. La gente valora cada vez más lo espontáneo y lo auténtico. Al menos en mi caso."
Acerca de su nuevo EP, Javiera admite que "es complicado" entender el lugar que ocupa en su discografía. "Lo armamos sobre la marcha", reconoce. "Soy muy del disco, de la vieja escuela. El disco ya está listo: tendrá 13 canciones, y Entusiasmo es apenas una parte. Lo tiramos como un EP para capturar la atención de la gente."
--Venís preparando este disco hace tiempo…
--Me desvivo con cada canción que hago. Nunca meto relleno. Creo que nadie lo hace, pero a veces en los discos se siente eso. Por eso me demoro tanto. Ahora voy a mostrar un par de singles más, y a finales de marzo del año próximo voy a mostrar el disco.
--¿Cuánto pesó el clima social y político de Chile en tu nuevo repertorio?
--Bastante. Es un momento muy importante e histórico. Mis compañeras y compañeros hemos estado ahí musicalizando y acompañando, desde el Estallido, todo lo que está pasando. Está súper power. Tengo amigos políticos que no tienen vida, porque siempre está pasando algo nuevo. Es heavy cómo está Chile. Aunque está buenísimo que todo se mueva y que la gente se manifieste.
En parte, justo de ahí proviene el título de este trabajo, lanzado este agosto con la mayoría de sus canciones concebidas durante la pandemia. Además, el EP cuenta con el aporte de Chico Blanco, una de las nuevas figuras del under actual de España.
--¿Cuánto te cuidás de que tu discurso y cancionero se politicen?
--Tengo mucho cuidado. Soy una persona de ideas que van cambiando, y no tengo una opinión cerrada. Soy muy enfática. Tanto mi familia como yo somos de tradición de izquierda. Tengo un primo que milita en política, Marcelo Mena, que fue ministro de Bachelet. Siento que tengo más bien un rol social por alimentar el espíritu. Por ahí voy, y ésa es mi política. Por eso, conscientemente, me mantengo al margen. En ese sentido, me diferencio de colegas como Ana Tijoux o Alex Anwandter. Hablo de política desde el lado más queer, que es político. Y ahí sí puedo opinar con propiedad porque me crié en ese ámbito. También lo sufrí. Por eso soy activista.
--En Europa se refieren al pop de tu país como "el milagro sueco"…
--Es increíble que aún lo sigan mirando así, tras todos estos años.
--¿Qué pensás de la vuelta de ABBA?
--Soy la fan número uno de ABBA en Chile. Aunque en un momento me alejé de ese tipo de canciones. Pero ellos son súper fans de Bach, al igual que yo. Volví a mis orígenes de hacer armonías, cambios de tonalidades y de subir medio tono a las canciones. Cosas que se perdieron en esta era. Me gustan esas cosas rococó. De hecho hice un análisis armónico de eso: mi tesis de universidad fue sobre ABBA. Sin embargo, me parece muy raro que vuelvan en forma de holograma.
--Este año, la Inteligencia Artificial se aferró al relato musical...
--En la música no lo noté tanto. Quizá sí en Splice, que es un sistema para bajarte samples. Todo es más rápido, y para hacer canciones no hay que dar tantas vueltas. Todos los productores, en este momento, están tomando de ahí. Lo veo más en la fotografía.
--Ahora que vivís en Europa, ¿te apetece incursionar en el mercado anglo o francés?
--Me interesa tocar en el "Primer Mundo", pero siento que ya con Argentina, Chile o México me copa todo. No tengo grandes ambiciones. Yo hago electro, canciones. Siento que mi propuesta es más latina.
--Decís que no sos experimental, pero tu single Culpa está inspirado en Schubert.
--Está inspirada en él, sí. Me encanta la música docta e instrumental. También me gusta Chopin. Estaba un día sacando armonías suyas, que es algo que suelo hacer no sólo con él sino también con otros músicos clásicos, y ahí agarré la inspiración. La columna vertebral. Esa armonía está inspirada en una obra suya, La muerte y la doncella, pero lo que está arriba no tiene nada que ver con él, sino con el french house y el electro. Creo que hoy en la música popular eso está un poco demodé.
--A pesar de hacer pop o electro pop, supiste madurar.
--A diferencia de otros artistas latinoamericanos afines a lo que hago, que tuvieron una exposición más televisiva, me mantuve más en el underground. Mi motivación tiene que ver con la música y la gente a la que admiro. En ese sentido, no soy tan estratégica como para que el producto crezca y explote. Siento que mi proyecto se cocinó a fuego lento. La gente que trabaja alrededor mío es muy familiar, somos amigos. Y esto tiene que ver con la manera como planteé mi carrera, y las canciones. Al final siempre termino más tranquila y valorando lo que realmente me interesa, que es que mi música evolucione y sea profunda. Y que llegue a los corazones míos y de los demás. Parece estúpido, pero es un gran motor.