La reactivación de la economía enfrenta dificultades puesto que todavía no ha logrado recuperar los niveles de 2015 y borrar la recesión del período de Macri. Además es disímil porque se han favorecido los sectores más concentrados de la distribución, los supermercados, al sector agrícola y la industria de la alimentación en desmedro de los sectores populares. 

Economistas ortodoxos postulan la necesidad de disminuir el gasto público y rechazan las políticas de expansión de la demanda global iniciadas por el gobierno de Alberto Fernández. Pretenden aplique el programa de la oposición, lo cual es ilusorio y forma parte del folclore mediático. Hacen hincapié en la necesidad de obtener un flujo de inversión extranjera que vendría al país si, según ellos, se realizaran políticas de ajuste. Se trata de una posición insensata ya que luego de la experiencia fracasada del ciclo de Macri pasarán sin duda muchos años antes que los capitales extranjeros olviden lo que padecieron en esos años. Es por esto que es importante avanzar en originales formas de acción en lo económico y financiero.

Antecedentes

Las diferencias de apreciación que generan las políticas de reactivación económica pospandémica hacen necesario reexaminar las experiencias del pasado para comprender los desafíos económicos que se deben enfrentar. En Europa y en Estados Unidos los resultados de las políticas monetarias actuales son magros, sin que sea una sorpresa: Keynes había alertado sobre la insuficiencia de las políticas monetarias para reactivar la economía y señalado la existencia de la trampa de la liquidezPaul Krugman comentando el fracaso de la política financiera japonesa a principios de este milenio la había calificado de "inmensa trampa de la liquidez".

En síntesis, las políticas monetarias no dieron los resultados esperados en la economía real pero permitieron disminuir los intereses de la deuda pública, obtener record en las cotizaciones de las bolsas de valores y que los ricos sean más ricos sin obtener una consistente reactivación de la economía.

Durante la Gran Depresión de los años treinta Keynes y Roosevelt mantuvieron una asidua correspondencia y un debate sobre la mejor manera de llevar adelante una política de reactivación económica. Como se sabe, el primero le daba prioridad al incremento del gasto público, mientras que el presidente estadounidense deseaba introducir cambios sociales, que denominó New Deal. Además incrementó el gasto público, aumentó la tasa de impuestos directos de los más ricos y reafirmó la presencia del Estado frente a las corporaciones. 

Si bien es difícil medir el impacto económico de cada una de las medidas tomadas en ese momento las cifras del gasto público son elocuentes: en 1934 Roosevelt lo aumentó  45 por ciento, pero como la deflación había sido de 25 por ciento se puede considerar que el incremento real fue de 56 por ciento, y lo mantuvo al mismo nivel en 1935, para incrementarlo 28 por ciento en 1936 y lo bajó 8 por ciento en 1937. Todo ese ciclo del gasto público produjo una caída del empleo, como Keynes había previsto. 

Existen otros ejemplos de reactivaciones exitosas. En el caso del programa del Front Populaire en Francia en 1936, las cifras del presupuesto son menos impresionantes porque integran la nacionalización de la Banque de France y otros establecimientos bancarios, de los ferrocarriles, de la electricidad, de la distribución del gas y el agua, así como creación las vacaciones pagas, o los incrementos de salarios adicionados a la disminución de la jornada laboral. Otro caso de reactivación donde las cifras son más impresionantes es el plan Attlee en Gran Bretaña, al que se agregó el Plan Marshall.

Esta reseña permite aclarar los términos del debate actual sobre lo que es un ajuste y la magnitud de la intervención estatal necesaria para revertir procesos de profunda recesión económica. Y los cambios estructurales sociales complementarios indispensables para que los gastos de reactivación de la economía no vayan a los bolsillos de los más ricos, sino que impulsen el crecimiento económico. 

Con cebar la bomba no alcanza

El incremento del gasto público como método y el proceso para salir de la recesión económica propuesto por Keynes fue aplicado en varios países. Como hemos visto fue acompañado de cambios sociales muy importantes. Se comprende que ambas componentes están ligadas además de ser complementarias. 

En el caso estadounidense pero también en el caso francés en 1936 e inglés en 1945 no sólo se pusieron las bases de la seguridad social, sino que se incrementaron los impuestos a los más ricos, se desligó el dólar del oro, se prohibió la tenencia de oro a los particulares (en Estados Unidos), se avanzó en la creación de entes públicos. Keynes compartía esta opinión puesto que el déficit de la demanda efectiva aparece cuando el sector capitalista decide atesorar los beneficios en lugar de invertirlos y lo hace de tal suerte que la oferta global deja de ser igual a la demanda global. 

En este sentido, la política monetaria actual en los países avanzados que ha creado condiciones excepcionalmente favorables para la reactivación económica es un relativo fracaso porque no está acompañada por reformas sociales y estructurales significativas. El volumen necesario para impulsar una verdadera reactivación económica implica no sólo una expansión significativa del gasto público  que debe estar acompañada de cambios estructurales, sin lo cual los sectores del poder económico boicotean el programa.

El caso argentino

Para el caso argentino, como en el caso europeo en la posguerra, se debe hablar de reconstrucción, ya que entre 1976 y 2003 ha habido un inmenso proceso de destrucción del acerbo de capital productivo que sólo pudo ser parcialmente reconstituido entre 2003 y 2015.

Las enseñanzas de los programas de recuperación económica en los años 1930 y 1940 que hemos evocado son importantes no sólo en los aspectos mencionados. Ni los de Estados Unidos ni los países europeos destruidos por la contienda tenían recursos preexistentes para financiar la reactivación y la reconstrucción, lo cual demuestra que es posible financiar el programa con emisión monetaria, cosa que los análisis de los economistas ortodoxos han pasado bajo silencio. 

Es por esto que las posiciones de los economistas ortodoxos a propósito de la expansión monetaria son teóricamente e históricamente erróneas. La expansión monetaria en el mundo desde el comienzo de la crisis financiera del 2008 ha demostrado nuevamente la inflación no es monetaria. Las experiencias expuestas más arriba enseñan que si bien es indispensable un incremento significativo del gasto público es también, a la vez, necesario regenerar Estado.

El rol del Estado es esencial en los distintos ámbitos de la acción económica. Se comprende fácilmente que el Ministerio de Trabajo no puede carecer de un cuerpo de inspectores adecuado, ya que de lo contrario se facilita el trabajo no declarado para evadir el pago de aportes. La falta de inspectores de los precios permiten y facilitan la explotación y el engaño de los consumidores. Las dificultades para controlar la evasión fiscal genera notables dificultades financieras que traban el crecimiento económico. La existencia del contrabando de soja muestra la insuficiencia de personal de las fuerzas que tienen que combatirla.

En este sentido se puede afirmar que no hay reactivación económica light ya que para que el gasto público sea eficaz se necesita no sólo que las sumas sean muy importantes, sino que dicho gasto se realice con condiciones estructurales e institucionales que faciliten su efectividad. 

La progresiva regulación del sistema cambiario aplicada por el ministro Martín Guzmán, que ha limitado las diversas formas de fuga de capitales, muestran que el país es capaz de generar una masa de divisas adecuada para facilitar las importaciones necesarias para garantizar el crecimiento económico.

La reactivación económica será un largo proceso de cambio que sólo se consolidará si se derrota a la ideología del neoliberalismo, pero además se realizan las transformaciones sociales necesarias -sin concesiones- frente a las presiones de los grupos sociales que buscan mantener en la pobreza a gran parte de los trabajadores.

* Doctor en Ciencias Económicas de l’Université de Paris. Autor de La economía oligárquica de Macri, Ediciones CICCUS Buenos Aires 2019.

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