En este Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la Red Comunitaria Zona Norte de la ciudad de Salta organizó la Novena Semana de Calidad de Vida de la Mujer, que llamaron Ahora que sí nos ven. Desde el martes vienen desarrollando actividades, hoy participarán de la marcha convocada en la ciudad y mañana se congregarán en el 5to. Encuentro Interbarrial de Mujeres.
La multiplicidad de actividades es posible gracias al trabajo sostenido y articulado que tienen desde hace 13 años, entre organismos públicos, instituciones y referentas barriales de la zona. En más de una década de actividades conjuntas, estas mujeres han tenido que afrontar los cambios paradigmáticos que se vienen gestando en relación a la violencia intrafamiliar y la violencia de género.
Silvana Ávila, quien estuvo desde los orígenes de la Red, dijo a Salta/12, que "hay un antes y un después del Ni Una Menos para todas las mujeres". Para 2015, ya tenían 7 años como espacio y hasta ese momento venían trabajando más con la violencia familiar. Recién se estaba introduciendo el concepto de violencia de género, por lo que, "tuvimos que empezar a teorizar esta problemática y fue todo un desarrollo y cambio de paradigma" porque "tuvimos que comprender nuevos conceptos e hilar más fino", aseguró.
Ese desarrollo minucioso que emprendieron las ayudó a comprender que "estábamos sumergidas en la violencia de género y en la cultura ancestral machista". Pero el cambio más significativo para Ávila, fue que a partir de ese primer Ni Una Menos, "todos estuvimos hablando del tema" y la violencia de género pasó a estar en boca de todxs porque "ya no pasa desapercibida esta situación".
Ese destape social hizo que haya un bisagra en la consciencia de la gente. Para la trabajadora del Polo Integral de las Mujeres, un claro ejemplo es cómo se replantea la idea de las familias y los nuevos conceptos de maternidades y paternidades. "Hoy se piensa en cómo estoy criando a mis hijos y en qué modelo quiero crear mi familia". Todo ello, implica una mirada hacia atrás donde todo aquello que se consideraba "normal", hoy no lo es.
La Red comenzó con el Programa de Violencia Familiar, de la Secretaría de Niñez y Familia de la provincia, que buscaba trabajar la violencia familiar. La idea siempre fue trabajar con las instituciones y los referentes territoriales para poder contener de una manera más urgente y efectiva a quienes estaban sufriendo violencia. Por eso, el programa empezó a desarrollarse, en ese entonces, con las operadoras territoriales que fueron convocando a las distintas instituciones formales y no formales, para armar una Mesa Interseccional.
"Siempre tuvimos una característica y era que nuestro trabajo era horizontal", dijo Ávila. Así fue que se integraron centros de salud, cooperativas de trabajo, asociaciones, fundaciones, comedores, merenderos, y organismos nacionales y provinciales. A partir de allí se encontraron con frustraciones y celebraciones, según las situaciones que les sucedían a las mujeres y las infancias.
Algunas veces parecía que "el esfuerzo no alcanzaba y todo lo que habíamos invertido, por ahí no valía la pena porque veíamos que no se resolvía de la forma que queríamos", se confesó la trabajadora. Sin embargo, cada acción fue un aprendizaje y hoy tienen en claro que el objetivo máximo es sensiblizar en la problemática de la violencia de género, sobre todo, en el trabajo de prevención.
Sentirse más sueltas
Algunos de los barrios que están en la Red son Castañares, Ciudad del Milagro, Parque Belgrano, Universitario, 15 de Febrero, Juan Manuel de Rosas y 17 de Octubre. De este último barrio es Leticia, responsable del merendero Solcito. Su espacio se sumó hace más de un año y lo hizo porque cree fuertemente en el trabajo comunitario.
Desde la Red se llevan al merendero distintos talleres vinculados al género. Y Leticia sabe que sirven de mucho apoyo a las mujeres que asisten, pues son sus vecinas. "Sabemos que muchas tienen problemas, que a veces no los cuentan, pero aquí sí lo hacen", dijo en referencia al merendero. Por eso, destacó la sensibilización porque "mucho se habla, pero lo cierto, es que poco lo entendemos".
En definitiva, el merendero "es también para eso, para juntarnos, poder brindar talleres y saber que tienen el apoyo de todas porque todas nos conocemos". Después de varios meses de trabajo la joven afirmó que nota cambios en las mujeres del barrio ya que se las ve "más sueltas", con "otros pensamientos" e incluso con un cambio en la autoestima.
Por eso, destacó las actividades de la Novena Semana de la Calidad de Vida de la Mujer, porque les permite otros debates. A modo de ejemplo, el martes se desarrolló un intercambio sobre soberanía económica, a cargo de la cooperativa feminista Ekeka.
Por eso, Leticia pidió que se pueda seguir con esta construcción y que "más mujeres se animen a participar" y, sobre todo, que estén en el 5to. Encuentro Interbarrial de Mujeres, que se llevará adelante el viernes en la plaza del barrio Ciudad del Milagro, desde las 18. Por otra parte, hoy participarán como Red Comunitaria Zona Norte en la marcha que se organiza por el 25N, desde las 18, en la plaza 9 de Julio.
Otra calidad de vida
Hace 9 años emprendieron el desafío de llevar adelante una Semana de la Calidad de Vida de la Mujer, en la que refuerzan el acercamiento de recursos y servicios para las mujeres, como el acceso a turnos médicos. Ávila dijo que aparte de dar a conocer las herramientas formales que se tiene, el objetivo también era "que la mujer pueda tener un espacio donde se sienta bien y pueda encontrar un abrazo fraterno".
La artista comunitaria y educadora audiovisual, Mercedes Nieva Moreno, manifestó que se intentan pensar acciones concretas que trabajen la idea de la calidad de vida de la mujer desde la mirada integral de la salud y los derechos. El lema elegido de este año es "Ahora que si nos ven", que busca visibilizar las acciones de violencia que aún se padecen, pero que tiene como contraposición mostrar el tejido de redes que viene creciendo en los últimos años.
Además, otro de los objetivos es dar a conocer el flagelo de los femicidios, mediante distintas intervenciones. Ayer, por ejemplo, se desarrolló una en el puente de Vaqueros, que une ese municipio con la Capital, para dar a conocer los nombres de las víctimas de femicidio en lo que va de 2021 y que suman 13. Precisamente, en la costanera de Vaqueros fue asesinada Lorena Vique, en la madrugada del 9 de julio.
Allí también se intentó visibilizar el accionar de la Justicia, que es una "pata fundamental para una vida libre de violencias", dijo Nieva Moreno, al asegurar que "por omisión o respuesta directa, muchos de los femicidios se podrían haber evitado si se actuaba como correspondía".
Ávila dijo que este año también se intentó reconstruir la memoria de las víctimas de femicidios desde "las cosas que les gustaban", con el fin, "de que no sean un número más". En la zona norte, precisamente en el barrio 17 de Octubre, en 2017 fue asesinada Daniela Guantay, un caso que sacudió a toda la barriada.
"Fue muy triste y, a la vez, te daba rabia la impunidad porque sentías mucha impotencia", intentó graficar la trabajadora del Polo. Pero a pesar del dolor, sabe que también existe un motor para seguir trabajando en la sensibilización de la violencia de género.