Si bien Delta monopoliza el paisaje internacional de infecciones, una nueva variante del SARS-CoV-2, denominada Omicron (B.1.1529), enciende las alarmas de la comunidad científica. Reportada por primera vez el 11 de noviembre en Botsuana, ya fue identificada en Sudáfrica y en países de otros continentes como Hong Kong, Israel y Bélgica. La Organización Mundial de la Salud la calificó como variante de preocupación y afirmó que existen evidencias de “amenazas preliminares de un aumento de probabilidades de reinfección”. Rápidos de reflejos, la Unión Europea, Canadá y EE.UU. suspendieron los vuelos procedentes de siete naciones del sur de África: a las ya referidas Sudáfrica y Botsuana, se suman Lesotho, Zimbabue, Mozambique, Namibia y Eswatini. Argentina hizo su parte y postergó el inicio de los vuelos directos con la región. Por la posible llegada de nuevas restricciones, los mercados financieros y el petróleo también se vieron afectados.
En este marco, en la Sala de Conferencias de Casa Rosada, la ministra de Salud Carla Vizzotti señaló: “La pandemia no terminó. Siempre dijimos que hasta que todos los países no accedan a la vacunación podía emerger una nueva cepa que pusiera en riesgo el avance en el mundo”. Y subrayó: “En Argentina estamos en una situación epidemiológica favorable, con un número de casos estable, bajo, a pesar de tener una movilidad importante de la población. Eso es gracias al avance de la campaña de vacunación”, sostuvo en el día que se informaron 1.912 nuevas infecciones y 25 fallecimientos.
Asimismo, con el propósito de acelerar la vacunación, la ministra anunció la implementación de un pase sanitario, que será "una habilitación para las actividades de más riesgo, que son los eventos masivos y en espacios cerrados, para las personas que tengan su esquema completo de vacunación, al menos 14 días antes de ese momento, para los mayores de 13 años que tienen esa disponibilidad en la app cuidar".
¿Qué dicen los especialistas sobre la variante?
Científicos y científicas estudian a Omicron con minucia porque, a priori, incorpora un nivel alto de mutaciones (más de 30) en su proteína Spike (S). Al acumular transformaciones con respecto a la variante original reportada en Wuhan, se teme por su potencial capacidad para eludir las respuestas que ofrece el organismo y vulnere, al mismo tiempo, las defensas que emergen a partir de las vacunas. De esta forma, si los anticuerpos pierden efectividad para combatir la infección, los virus ingresan con mayor facilidad a las células y desencadenan la enfermedad.
“El virus posee un número impactante de mutaciones en Spike, muchas de ellas ya identificadas en las cuatro variantes previas (Delta, Gamma, Beta y Alpha) y otras tantas que no habían sido reportadas jamás. Es muy plausible que escape a nuestra respuesta inmune y que, al mismo tiempo, sea más infectivo y transmisible”, advierte Humberto Debat, virólogo e investigador del INTA en Córdoba. Luego continúa: “Según los análisis realizados en diez provincias de Sudáfrica, en las últimas dos semanas se produjo un altísimo reemplazo del virus circulante: de mil muestras, 990 fueron de esta variante. Este dato no es menor porque implica un impacto epidemiológico muy fuerte”.
En esta línea, Daniela Hozbor --bioquímica e investigadora principal del Conicet en el Instituto de Biotecnología y Biología Molecular de La Plata-- apunta: “Hay material genético secuenciado y está en examen. Por ahora es preocupante por la contagiosidad que podría ocasionar. A priori, se plegaría más rápido a los receptores de nuestras células y podría tener mayor facilidad para evadir nuestra respuesta inmunológica. En lo sucesivo tendremos datos sobre la sintomatología y lo que hay que hacer en relación a las vacunas”. Y agrega: “La cancelación de vuelos representa una medida adecuada; sabemos que los aviones son los medios de entrada de las nuevas variantes”.
¿Nuevas fórmulas?
Uno de los grandes interrogantes se relaciona con la velocidad con que los laboratorios productores de vacunas pueden reactualizar las sustancias activas que se inyectan en los brazos de las personas del mundo entero. Si, eventualmente, se llegara a comprobar que la nueva variante es capaz de eludir la respuesta inmune generada por las plataformas vacunales actuales, las farmacéuticas deberían evaluar un cambio de rumbo en la fórmula. No obstante, mientras tanto, la actitud más saludable es la cautela. Por el momento, no existe ningún indicio que permita asegurar que las vacunas que hoy se aplican resignarían su efectividad.
Voceros de BioNTech, la compañía alemana aliada de Pfizer en su vacuna contra la covid, anunciaron que en tan solo dos semanas estarán en condiciones de informar si su tecnología precisará un ajuste frente al nuevo panorama. "Pfizer y BioNTech se prepararon hace varios meses para ajustar su vacuna en menos de seis semanas y entregar las primeras dosis en cien días", aseguraron. La Agencia Europea de Medicamentos (EMA), por su parte, destacó que es “prematuro” resolver si se requerirán o no modificaciones en las plataformas vacunales utilizadas en la actualidad.
Vigilar y vacunar
Los especialistas consultados insisten en robustecer las acciones en tres frentes. En primer lugar, continuar con un monitoreo genómico activo; en Argentina, es realizado por el Instituto Malbrán (dependiente del Ministerio de Salud) y Proyecto País (del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación). En segunda instancia, el Ministerio de Salud no descarta ajustar los requisitos para los viajeros que ingresen desde el exterior. Se posterga el inicio de los vuelos directos desde África: aquellos que ingresen desde allí deberán hacerse la PCR y aislamiento de 14 días con PCR de alta.
En paralelo, la tercera máxima consiste en acelerar el ritmo de la campaña de inmunización. El país ha inmunizado al 80 por ciento con una dosis y al 64 por ciento con dos. Bajo esta premisa, el objetivo es avanzar en la protección de las poblaciones adolescentes y pediátricas (que, por el momento, se relevan como las más reticentes a la inyección); así como también en las dosis de refuerzo para el personal de salud y esenciales.
Hasta el momento, aquellas naciones cuyas poblaciones poseen mayores niveles de inoculación han resistido frente a los brotes ocasionados por nuevas variantes. El caso argentino y Delta es ilustrativo al respecto. En cambio, aquellos Estados cuyos niveles de protección no son tan considerables, han sufrido mayores sobresaltos. El actual diputado nacional Daniel Gollan compartió en sus redes sociales: “La aparición de la variante en Sudáfrica ratifica la necesidad de la vacunación universal. Mientras no se asuma esto, seguirán apareciendo variantes que afectarán a todos los países, incluso los que tengan altas tasas de vacunación”. En la misma línea, el ministro de salud bonaerense, Nicolás Kreplak, sostuvo: “La pandemia no va a terminar hasta que no se vacune toda la población mundial. La inequidad genera nuevas variantes que son más contagiosas y agresivas. El #COVID nos enseñó que la salida es solidaria y colectiva”.
Mientras persista la desigualdad en el acceso a las vacunas, el planeta seguirá enfrentando una pandemia con brotes periódicos, motorizados por la propagación de variantes que surgen en territorios cuyas poblaciones no han sido lo suficientemente inmunizadas. Si el problema es global, la solución --la inmunidad de rebaño-- también lo es.